- Lo sé, David.
- Nadie podrá romper nuestro amor.
- Lo sé, chatín.
- Casémonos, Lola.
- Y yo, cariño.
- ¿Qué?
- Me...muero, Zavid, me...
- ¡Lola! ¡Estás sangrando!
- ................................uhh....
David sale corriendo con las manos ensangrentadas. El corazón late con terror, la respiración cabalga más deprisa que sus zancadas. “No puede ser”, piensa, “han vuelto a encontrarme”.
Germán llega hasta el cadáver de Lola. “¡Qué mierda, esta vez lo tenía.” Suena el móvil. Germán contesta con desgana:
- ¿Si?
- ¿Cómo fue, Germán?
- Mal, ha escapado. Ya lo sé. No, ...no! No se preocupe. ¡Claro que puedo! Si, siiiiiiiiiii. Lo sé, lo sé, adiós, adiós.
- Te agradecería que fueras más explícito, tío Miguel.
- Ya te he dicho que es información confidencial, Rosita. Me estoy jugando el puesto.
- ¿Y? Si quieres que te ayude deberás decírmelo todo. Es un buen caso. Quién sabe, igual supondría ese ascenso...
- Anda que ya te vale. Ven aquí, mocosa, dame un beso.
- ¿Entonces me traerás el expediente?
- Ya veremos, cariño. Como me dé.
- Tíooooo...
- Qué, Rosita.
- No le digas a mamá lo de las fotos.
- Claro que no, como se entere nos corta el cuello.
- Oye, ¿me traerás una donde se le vea el culo?
- Pero Rositaaaaa, que tienes nueve años...
- Es que está muy buenoooo
Miguel Francho abandona la casa de su hermana y acude a Jefatura a revisar el caso. Las horas pasan lentas e inexorables hasta que Mosquera le despierta de un capón.
- ¡Qué pasa, Francho! ¿Investigando una cabezadita, eh?
- ¿Eh, qué pasa, qué hora es?
- Son las once y cuarto, Francho, y te has quedao frito, chaval.
- No fastidies.
- Anda, matao, te invito a un café.
La cafetería de Jefatura está casi vacía. Mosquera y Francho hablan con desgana entre sorbos de levantamuertos.
- Es que no lo entiendo, Miguel, joder, no me entra.
- ¿Y? En todo caso es mi problema.
- Pero Francho, macho,¿tú crees que es normal contarle a tu sobrina de diez años el caso Mejaras? ¿Sabes que pasaría si se entera Latorre?
- Que no se va a enterar, Josep.
- Vale, vale, pero no me creo que esa niña te ayude de verdad a resolver casos por muy prodigio que sea.
- Pues me ayuda, ¿vale? Además no tiene diez años, sino nueve.
- Que sí, que sí, tío, para mí que te ha dao una hipotermia cerebral.
Al día siguiente Miguel Francho se reune con su sobrina Rosita. Miguel saca un sobre lleno de fotografías.
- ¡Tío, te has acordado!
- Claro que sí, quesito.
- Alaaaa, aquí se le ve todo.
- Oye, Rosita, ¿no te parece un poco fuerte que me pidas fotos de Ricky Martin desnudo? Te podría traer un pokémon, una gameboy, hasta una nintendo!
- Jo, tiíto, que eso es un rollooo. A mí me gusta Ricky.
- Sí, Rosita, pero es que eres un poco pequeña, no sé si te has dado cuenta
Miguel comienza a hacerle cosquillas a Rosita, que se retuerce de risa.
- Además, tío Miguel, yo no tengo internet.
- Anda, traviesa, vamos a revisar el caso.
La niña y el policía contrastan información, pistas, fechas, declaraciones, datos y suposiciones durante más de dos horas. Él explica con claridad loable y ella asimila y deduce con fluída lógica.
- Tío, resume que mañana tengo un examen de Cono, y como no saque otro muy satisfactorio mamá me castigará sin ver Compañeros.
- Bien, Rosita, lo que tenemos es un sospechoso de robo y sucesivos asesinatos que huye por todo el país.
- David Mejaras.
- Eso es, bollito.
- Robó tecnología punta de un laboratorio de investigación de telecomunicaciones de una empresa punta en telefonía e internet.
- Sí, Rosita, cariño.
- Dejó a su novia de toda la vida y mantuvo nuevas relaciones con chicas de perfil medio, hasta que las iba matando sucesivamente y establecía nuevos romances...
- Muy bien, cuqui.
- Su última novia y víctima fue Dolores Fuertes. Su cadáver apareció en el parque de El Retiro en Madrid. Un tiro en la espalda que se alojó en el corazón de Lola. Con silenciador. ¿Tenemos informe de balística?
- Sí, cielo. Una semiautomática de mira telescópica digital y cargador electrónico. Una joyita. En negro no la encuentras por menos de medio kilo.
- ¿Cuántas puede haber en circulación en España?
- No más de un centenar. Es un arma cara y de difícil suministro. Ya hemos tanteado por ahí.
- Coincide con el resto de proyectiles de las otras chicas?
- Todas fueron asesinadas con balas de semiautomática electrónica.
- O sea que coinciden todas.
- Sí, cariño, ¡deja la foto de Ricky, cochina!
- Tranquilo, tío, que te estoy escuchando. Es que Ricky me ayuda a pensar...
- Sí, ya, como a mí Claudia Schiffer. Anda que no tienes delito...
- Luego está el tal Germán Pigart...
- Mal personaje. Mercenario. Actúa como detective privado. Alguien le contrató para encontrar a Mejaras. Ha estado cerca, pero siempre llega tarde.
- ¿Quién le contrató?
- Probablemente la empresa de telefonía Cobercable Ltd.
- Y mientras Cobercable pierde millones, aparece Mobile Calls Ltd. revolucionando el sector y haciéndose más ricos que una horchatería en Los Monegros, ahora que han trasvasado el 60 % del agua del Ebro...
- Por favor, Rosita, no empieces con eso otra vez...
- Vale tío, pero insisto en que no pienso ir nunca a Terra Mítica.
- Pues vale, bollicadito, te llevaré a Port Aventura.
- Que no, tío Miguel, que yo quiero ir a Zaragoza, a pedirle a la Virgen que venga Ricky Martin a España. Y sin Cristina Aguilera, por supuesto.
- Cuqui, nos estamos yendo del tema...
- Tíooooooooo
- Qué, Rosita.
- Me cojes en brazooooooos....
- Claro que sí, mi niña, ven aquí.
- Tíooooooooooooo...
- Qué, diablesa
- Te quiero mucho.
- Lo sé, cariño.
Guadalajara: Una cafetería cualquiera del Centro. El nuevo teléfono móvil de David Mejaras suena por vez primera.
- ¿Patricia?
- ¿David, eres tú?
- Patricia, mi amor, mi sueño, te echo tanto de menos...
- David, ¿qué has hecho? Por favor, dímelo, necesito saberlo.
- No puedo, Pati, no puedo decírtelo.
Las lágrimas emborronan el fluído verbo del fugitivo, y su llanto refleja la desesperación del que sabe que su vida se ha roto de modo irreversible.
- ¿David?
- Uhff, Pati, te quiero, nunca quise que pasara esto. He tenido que hacer cosas terribles para salir del paso.
- ¡Por Dios, David, la policía me sigue, he recibido amenazas, dicen que has matado a cinco mujeres! Sólo dime que no es cierto.
- Sí que lo es. Yo no apreté el gatillo, pero me acerqué a ellas, y todo el que está conmigo muere. Por eso me he ido de ti, de tus ojos y de tus labios. Yo, yo.... si te pasara algo, Patricia, mataría a todos esos hijosdeputa....
- ¿Por qué no te entregas, mi chico? La policía no será demasiado dura si te entregas tú...
- ¿Es que no lo entiendes, mujer? Me buscan por algo que no he hecho, y ellos sólo quieren un culpable, no les importa si destrozan o no nuestra vida...
- Tú ya has destrozado la mía, David...
- Tienes razón, Patricia, lo he jodido todo, todo,...
Los lamentos ahogados de David Mejaras se pierden en la distancia. Sobre la mesa quedan un cigarrillo a medio consumir, un euro, los posos de un café solo y un móvil con una voz desesperada al otro lado: “¿David? ¿David?....”
“A ver si viene Vanessa con su termo, el café de la máquina es asqueroso”, piensa el detective Francho desde el desorden de su mesa.
- Miguel, tienes una visita.
- Gracias, Callejeras, hazlo pasar.
- ¿Detective Francho? ¿Está usted en el caso Mejaras?
Miguel Francho salta de la mesa y se abalanza sobre el visitante con árida determinación y gritando de modo histérico.
- ¡Es él, es él! ¡Es Mejaras!
Tras dos largas horas de comprobaciones y análisis, Miguel se disculpa ante su invitado.
- Lo siento, señor Raimundo Bracochet, le aseguro que es usted la viva imagen de David Mejaras.
- Lo sé, lo sé, detective, por eso he venido a verle. Y no se disculpe, no es la primera vez que me detienen por error.
- Tiene alguna relación con el fugitivo, señor Bracochet?
- Pues sí y no, agente.
- Explíquese, por favor. No se preocupe por ella, es mi sobrina Rosita.
- Un sitio un poco extraño para una niña.
- Bueno, sí. Si le molesta la mando a por un kinder.
- No, no, por mí no lo haga. Ya sé que no se va a enterar de nada. Bueno, a lo que iba, no conozco personalmente al señor Mejaras, pero si tiene mucho que ver en mi historia. Verá, Marisa, mi mujer, es una gran persona, pero es muy celosa.
- ¿Y?
- Pues hasta aquí todo normal. Esposa celosa, marido fiel, sin problemas. Pero un día Marisa me vió en brazos de otra. Y me montó un pollo. Ahora estamos separados y ya ha tramitado el divorcio.
- Pues lo siento mucho, señor Bracochet, pero, ¿eso qué tiene que ver con...?
- ¿No lo entiendes, tío? La señora Bracochet no vió al señor Bracochet, sino al señor Mejaras con otra mujer, quizá su prometida...
- ¡Joder con la niña! ¿Cuántos años tienes, rica?
- Nueve y dos meses, señor Bracochet. Disculpe mi intromisión.
- No te preocupes, Rosita, que si el señor Bracochet estuviera incómodo nos lo diría.
- Total que contraté un investigador privado para encontrar al señor Mejaras y convencerle de que hiciera una visita a mi esposa, con el fín de sacarla de tan lamentable error.
- El señor Germán Pigart, ¿no?
- Así es, Rosita.
- Bien, Rosita, cariño. Prosiga, por favor.
- El señor Pigart me llamaba siempre al móvil para darme detalles y avanzarme como iba la búsqueda. Pero un día me lo encontré por casualidad en unos almacenes...
- ¿No será por casualidad en Mobile Calls Ltd., verdad?
- Así es, Rosita. Iba a comprarme un flamante móvil de alta tecnología. Lo que me ocurrió allí era sorprendente.
- ¿El que le pasó, señor Bracochet?
- Todo el personal me saludaba, cajeras, guardajurados, dependientes... y entonces Germán apareció por mi espalda y comenzó a hablarme de un modo mucho más sombrío que de costumbre, en voz baja, pero no exento de rudeza.
- ¿Qué le dijo Germán?
- Que se había vuelto a escapar. Que había liquidado a la chica y que estaba seguro de que no había testigos. Estuve a punto de pedirle explicaciones, pero opté por disimular mi estremecimiento y me fui a casa. Estuve pensando en aquello toda la noche.
- ¿Volvió a hablar con el señor Pigart, señor Bracochet?
- Sí, mi niña, pero como siempre, por teléfono. Nunca volvió a hablar de liquidar a nadie.
- Gracias, señor Bracochet. Su información nos es muy útil. Le prometo que cuando demos con el señor Mejaras su mujer podrá verlo, al menos una vez.
Cuando Raimundo Bracochet se marcha, Rosita se agarra a la pierna de Miguel Francho y se sonríe con malicia.
- Un kinder, ya te vale, tío.
- ¿Qué te parece, cielín?
- Todo empieza a encajar. Luego te cuento mi teoría, tío Miguel.
- Me paso a las siete, Rosita.
- Tío, tráeme un magnum double caramelo, porfa.
- Sí, cuqui, ¿algo más?
- Hombreee, si te conectas a internet....
- Ya te vale a ti también, Rosita.
- Adiós, tiíto.
- Adiós, moninón. ¡Eh! Recuerda que te quiero un montón, guapísima.
Siete quince en el piso de Angela Francho y su marido. Miguel entra del modo más indiferente que puede, pero su hermana le pone una zancadilla verbal:
- Michie, ¿qué está haciendo Rosita contigo?
- Nada, Angela, nada. Sólo le cuento mis historias de cuando era cadete.
- Ya. Y un cuerno. Te está ayudando en un caso, ¿verdad?
- Eh, esto, has ido a la peluquería, ¿verdad, Angela?
- No me cambies de tema. Michie, te conozco desde que te parieron. A mí no me engañas.
- Pues te queda de cine. Te da un aspecto más juvenil.
- Joder, Miguel, ¿cuándo vas a sentar la cabeza?
- Ya hemos hablado de eso muchas veces, Angela. Mira, te prometo que no estoy metiendo a Rosita en ningún lío.
- O sea que sí tenéis un caso.
- Sí, pero es un caso pequeñito.
- Ya. Como se entere Adolfo te partirá la cara. Y luego no me digas que no estabas avisado.
- Si Adolfo le dedicara un poco más de tiempo a su hija, a lo mejor ésta no estaría todo el día en Jefatura o conmigo, chata. Y lo sabes.
- Sí, pero si mi marido no se partiera el lomo diseñando eslóganes de cereales doce horas al día en esta casa se comería mierda, Miguel, porque con mi sueldo de azafata de congresos oftanmológicos no da ni para la educación de la niña.
- Oye, Angela, yo sólo digo que las cosas...
- Shhhhhhhhhh. Oigo a Rosita. Está llorando. Ya sabes como le afecta oírnos gritar y discutir.
- Lo siento, Angela, de verdad. Iré a hablar con ella.
Cuando el detective entra a la habitación de Rosita, ésta permanece en la cama con el rostro colorado, la sonrisa disparada y el llanto fingido. Desde fuera parecía estar llorando amargamente, pero esto ya no le sorprende a Miguel Francho.
- Has tardado mucho, Rosita.
- Lo sé, tiíto. Es que... me gustaba la conversación.
- Algún día tu madre nos va a pillar el truco.
- Pero ¿sabes, tío Miguel? No echo en falta a papá, es un rollero.
- Sí, pero te quiere.
- Y quiere mucho a mamá. Se necesitan mucho.
- Bueno, no te pongas filosófica, petaco, que sólo tienes nueve años.
- ¿Sólo tengo nuevo años, tiíto?
- Y un corazón gordísimo, tunanta. Ven aquí, demonio ladrón.
- Tíooooo.... ¿has podido conectarte?
- Síiiiiiiiiiiiiii. Mira lo que te traigo.
- Que guay! Ricky en la ducha con todo mojao!
- Pero calla, Rosita, que se va a enterar tu madre.
- Si, ya. Mamá ya lo sabe. Me revisa los cajones. Se ha hecho fotocopias en color de varias fotos de mi Ricky. Pa´ke lo querrá si ya tiene a papá.
- ¿Cómo sabes que se ha hecho copias, quesito?
- Porque la muy manazas me ha dejado las copias. ¡Y se ha llevado los originales!
- Pshh. Qué familia. Anda, vayamos al caso, caramelín.
Rosita le cuenta a su tío sus particulares investigaciones del caso Mejaras. Francho atiende atónito a las averiguaciones de su inocente sobrinita. Se asombra cuando Rosita le dice que ha visto a Bracochet, o a Mejaras, o a quién sea en el departamento logístico de Mobile Calls Ltd., trajeado y dando órdenes a diestro y siniestro. Luego se sonroja al saber que la niña llegó hasta los almacenes Mobile siguiendo a Germán Pigart, al que reconoció porque previamente había cogido una foto suya en el despacho de su tío. Aún se ruboriza más al saber que Rosita se topó con el sujeto cuando éste salía de la casa de Patricia Hernández, prometida de Mejaras, y fue ahí donde decidió seguirle. Pero el vía crucis de ambos personajes no se detuvo en ese punto. También fueron a Cobercable Ltd., y al Hogar para Huérfanos Los Alcornoques, donde Germán llevó unos paquetes y un ramo de rosas. Lo último que hizo Germán Pigart fue sacar un billete de tren para Guadalajara.
Al día siguiente Miguel Francho y su “hija” Rosita se presentan en el Hogar para Huérfanos Los Alcornoques. Tras hablar con la monja y seis asistentas las conexiones comienzan a echar las primeras chispas. Germán era un pobre huérfano que hizo amistad con Diego, otro desvalido de la vida. La historia de Diego era bastante triste y oscura, sólo la superiora, ya retirada, puede contarles sus orígenes de modo estríctamente confidencial y previa comprobación de placa policial y orden de interrogatorio. La señora Bracochet quedó viuda al poco de nacer sus hijos trillizos. Sin posibilidad para sacar adelante tres bocas, dejó dos de ellos en el orfanato Los Alcornoques. Raimundo se quedó con ella, y David fue adoptado por un joven matrimonio estéril, los Mejaras, pero Diego permaneció toda su infancia y adolescencia en el Hogar para Huérfanos. Nunca supo que tenía dos hermanos. Su único apoyo fue su amiguito Germán. Cuando ambos dejaron el orfanato ya vaticinaban oscuros presagios por su comportamiento. Con todo, Germán venía de vez en cuando a traer rosas a las monjitas y regalos para los niños.
Una rápida visita a la señora Bracochet madre confirma todo lo dicho por Sor Sonia: Tuvo tres hijos, dejó a Diego y a David en el Hogar, y nunca volvió allí. Tampoco Raimundo conoce la historia, y la anciana les pide silencio, aunque Francho no puede prometerle discrección plena.
Camino a la estación Rosita explica a Miguel sus suposiciones:
- Tenemos tres sujetos con la misma cara y que no saben que son hermanos.
- Raimundo sabe que tiene un doble.
- Y el hombre que yo vi trajeado en Mobile Calls Ltd era Diego. Germán le dijo a Raimundo que no había conseguido eliminar a David Mejaras porque pensaba que estaba hablando con Diego. Metió la pata.
- Entonces Diego sabe que existe David.
- Claro. ¿Y por qué quiere matarlo?
- No sé, tú eres la que piensas, Rosita. ¿Por feo?
- Muy gracioso, pollo. Tiíto, lo quiere matar para que cargue con algo ilegal que hizo Diego.
- ¿El qué?
- Robar material electrónico de última tecnología del laboratorio de Cobercable Ltd. Es un puto espía industrial.
- Rosita, no seas mal hablada, que tienes nueve años.
- Diego vendió las patentes a Mobile Calls Ltd, y se estableció allí como gerente de logística.
- ¿Y qué pasó después?
- Nuestro huerfanito cometió un error. Las cámaras de seguridad de Cobercable grabaron el robo y registraron el careto de Diego.
- Y por eso buscan a David Mejaras. Piensan que es él el ladrón.
- Claro, tío Miguel. Alguien intentó asesinar a Mejaras sin suerte. Lo único que pretendían era que huyera, que fuera el fugitivo que Diego necesitaba y que Cobercable perseguiría.
- ¿Y las novias de Mejaras?
- David Mejaras iniciaba romances para ocultarse, pero nunca les hizo daño. Quién las mató fue el ejecutor contratado por Mobile Calls y Diego. Así no dejaban cabos sueltos e intensificaban los delitos atribuídos a Mejaras. Llegado el momento ya no interesa que siga vivo, porque si lo detienen podrá probar su inocencia. En cambio los muertos no hablan. Caso cerrado, Mobile Calls queda libre de toda sospecha y Mejaras se lleva a la tumba el paradero de las patentes tecnológicas.
- Y el ejecutor era...
- Germán Pigart. Mercenario, pasado oscuro, gran amigo de Diego y con municiones como éstas.
- ¡Son balas de semiautomática con cargador electrónico y mira telescópica digital! ¿De dónde las has sacado, pichurrín?
- De la gabardina de Germán, cuando la dejó en un asiento en Mobile Calls Ltd.
- ¡Estás loca, sobrina!
- Además tenemos el testimonio de Raimundo Bracochet, diciendo que Germán confesó no haber podido liquidar a alguien...
- Pero, Rosita, ¿cómo pudo confundirse Germán?
- Pigart no conocía el aspecto de Bracochet, porque fue contratado por teléfono. Nuestro matón sólo conocía dos personas iguales. Cuando apareció el tercer trillizo –Bracochet-, pensó que era Diego.
- ¿Y las visitas al Hogar, a Cobercable Ltd y a la prometida de Mejaras?
- Nuestro hombre jugaba a cinco bandas. Tenía una mano de clientes interesados en encontrar a Mejaras. Por un lado Diego y Mobile Calls le contrataron para mantener huído a Mejaras y finalmente silenciarlo para siempre. Por otro lado, Raimundo Bracochet le pagaba por encontrar al hombre que su mujer vió en brazos de otra, y demostrar así que no era un marido infiel. También tenemos a Patricia Hernández, prometida de David Mejaras, que apoquinaba a Pigart por encontrar a su fugado novio.
- Pero eso son sólo tres clientes, Rosita, cuqui...
- ¿Y Cobercable Ltd? Ellos contrataron a Germán para encontrar al ladrón de su tecnología de última generación, hacerlo confesar y poder involucrar a la sospechosa compañía rival, Mobile Calls Ltd. Por último, una arrepentida anciana buscaba reunir a sus hijos largamente añorados....
- La señora Bracochet madre.
- Así es, tío Miguel. David Mejaras era buscado por sus dos hermanos trillizos, su novia, su madre biológica y la compañía damnificada por los robos de Diego. Y ninguno de ellos sabía de la existencia de otros clientes. Germán cobraba cinco veces por un mismo trabajo, aunque al final acabaría liquidando su gallina de huevos de oro.
- ¿Y como encontraba Germán a David Mejaras?
- Por el móvil, última tecnología de Mobile Calls y con fácil rastreo para quien tiene amigos allí y una cliente –Patricia- a la que el fugitivo llamaba a menudo.
- Y ahora están en Guadalajara....
- ¿Por qué te crees que hemos cogido el AVE, tío?
- ¿Y cómo vamos a encontrar a David?
- No necesitamos encontrarlo. Basta con coger a Pigart gracias al busca que le metí en el forro de la gabardina.
- Pero, ¡Rosita!
- ¡Queeeeeeee, tíoooooooo! No iba a pasar nada. Si era inocente no le seguíamos y ya estaba. No te enfades conmigo.
Rosita comienza a llorar con desesperación. Esta vez no finge. Sabe que se ha pasado los límites. Sabe que su tío está muy cabreado. Sabe que mañana tiene un examen de Lengua y ni siquiera estará en Madrid al mediodía. Se acabó irse con el tío Miguel, se acabó el jugar a policías y se acabaron las fotos de Ricky Martin con sus cosas ahí. El llanto se incrementa, pero nadie la consuela. Francho está dolido. Rosita se ha pasado tres pueblos, jugándose el tipo y actuando por su cuenta y riesgo. Algo se ha roto entre ellos.
Domicilio de Angela Francho, seis días más tarde. El detective Francho llama a la puerta de su hermana por octava vez. Por fín se abre la puerta. Entre los dos hermanos queda la distancia.
- ¿Puedo pasar, Angela?
- Tira, venga. Menudo ojo llevas.
- Díselo a tu amable maridito.
- Yo te hubiera dado en los huevos, cabrón. Mira que llevarte a Rosita en busca de un asesino a sueldo...
- Lo siento, Angela.
- Ya. No cambiarás nunca, Miguel.
- ¿Puedo ver a Rosita?
- No quiere verte.
- Por favor, Angela.
- Anda, pasa. Está en el salón, con su padre. No te preocupes, a Adolfo se le pasó el cabreo con la hostia que te dio en la cafetería.
- Hola, Rosita.
- Me parece que mi hija no quiere hablar contigo, Miguel.
- Vale, Adolfo, capto la indirecta, ya me voy.
- Ánimo, ya se le pasará. Oye, Michie, ¿cómo acabó el caso Mejaras?
- Vaya, hermanita, creía que no querías saber nada de mis asuntos.
- Venga, tonto, dímelo.
- Pues mal. Germán confesó todo y le cayeron veintiocho años por cinco homicidios en primer grado y varios intentos de asesinato. A Diego Santerrán le esperan un mínimo de once años a la sombra por espionaje industrial, robo, allanamiento, complicidad de asesinato y fraude fiscal. David Mejaras nunca volvió con su prometida. Patricia nunca soportó que varias mujeres murieran a causa de los romances-tapadera de su novio, y abandonó la relación. Mejaras se ahorcó dos días después. En cuanto a Raimundo Bracochet, bueno, descubrió que su mujer no quería continuar con él incluso después de demostrar que no fue adúltero. La compañía Mobile Calls Ltd se ha disuelto tras ser condenada a una sanción de 23.000 millones de Euros por espionaje industrial, robo, irregularidades múltiples, fraude fiscal y delitos contra el medio ambiente. Cobercable Ltd será indemnizada con 16.000 millones de euros, además de que ya le han sido devueltas las patentes intervenidas. Por último, la señora Bracochet madre sufrió un infarto al saber que, de sus tres hijos, uno se suicidó, otro está en prisión y el tercero se acaba de divorciar. Su estado es... bueno, la verdad es que está desahuciada.
- Y tú, comisario, ¿no?
- El ascenso que buscaba. La verdad es que me sabe a poco. Esto no ha acabado muy bien...
- Ya. Mira, Michie, respecto a Rosita... ahora está muy bien. Su padre viene todas las tardes a las seis y juega con ella. Con el cambio de turno ahora sí puede estar con su hija. Yo... creo que deberías dejar de venir por aquí una temporada, Michie.
- Ya. Rosita no me echa de menos. Yo en cambio me siento tan mal ahora, sin su sonrisa, sin sus ojos...
- Es un ángel, Michie. Pero mi hija sigue siendo una niña. Y ya sabes como son los niños. Su cariño es sincero, pero efímero. Nunca puedes esperar nada de ellos, solo disfrutar de su felicidad y envidiar sus ojos llenos de asombro.
- Quizá estaba jugando a ser padre, Angela, no lo sé.
- Toma, Michie, esto es tuyo. Rosita ya no las quiere... Su padre le trae tazos de Pikachu.
- ¡Las fotos de Ricky Martin! Ésta sí que es buena.... Oye, pero esto no es de verdad, ¿no? Es un montaje! Es algo desmesurado.
- Te quiero, hermanito. No dejes de llamar, ¿eh?
- ¿Sabes, Angela? Quizá sí voy a sentar la cabeza. Ya tengo añicos para casarme, y con mi sueldo ya no sería un agobio...
- Michie, Mónica te está esperando hace meses. Y ella se lo merece.
- Lo sé. Siempre estaba demasiado ...distraído.
- Descentrado.
- Eso. Adiós, Angela.
Bajando las escaleras a toda prisa Miguel Francho siente una sensación extraña en su cuerpo. Por primera vez en muchos años, sabe lo que quiere. Después abre el ventanuco y tira las fotos de Ricky Martin a la calle. Con ojos sonrientes se aleja a paso vigoroso mientras un grupo de alumnas de ESO se agachan histéricas para recoger del suelo desnudos de un ídolo de pop latino.
- Nadie podrá romper nuestro amor.
- Lo sé, chatín.
- Casémonos, Lola.
- Y yo, cariño.
- ¿Qué?
- Me...muero, Zavid, me...
- ¡Lola! ¡Estás sangrando!
- ................................uhh....
David sale corriendo con las manos ensangrentadas. El corazón late con terror, la respiración cabalga más deprisa que sus zancadas. “No puede ser”, piensa, “han vuelto a encontrarme”.
Germán llega hasta el cadáver de Lola. “¡Qué mierda, esta vez lo tenía.” Suena el móvil. Germán contesta con desgana:
- ¿Si?
- ¿Cómo fue, Germán?
- Mal, ha escapado. Ya lo sé. No, ...no! No se preocupe. ¡Claro que puedo! Si, siiiiiiiiiii. Lo sé, lo sé, adiós, adiós.
- Te agradecería que fueras más explícito, tío Miguel.
- Ya te he dicho que es información confidencial, Rosita. Me estoy jugando el puesto.
- ¿Y? Si quieres que te ayude deberás decírmelo todo. Es un buen caso. Quién sabe, igual supondría ese ascenso...
- Anda que ya te vale. Ven aquí, mocosa, dame un beso.
- ¿Entonces me traerás el expediente?
- Ya veremos, cariño. Como me dé.
- Tíooooo...
- Qué, Rosita.
- No le digas a mamá lo de las fotos.
- Claro que no, como se entere nos corta el cuello.
- Oye, ¿me traerás una donde se le vea el culo?
- Pero Rositaaaaa, que tienes nueve años...
- Es que está muy buenoooo
Miguel Francho abandona la casa de su hermana y acude a Jefatura a revisar el caso. Las horas pasan lentas e inexorables hasta que Mosquera le despierta de un capón.
- ¡Qué pasa, Francho! ¿Investigando una cabezadita, eh?
- ¿Eh, qué pasa, qué hora es?
- Son las once y cuarto, Francho, y te has quedao frito, chaval.
- No fastidies.
- Anda, matao, te invito a un café.
La cafetería de Jefatura está casi vacía. Mosquera y Francho hablan con desgana entre sorbos de levantamuertos.
- Es que no lo entiendo, Miguel, joder, no me entra.
- ¿Y? En todo caso es mi problema.
- Pero Francho, macho,¿tú crees que es normal contarle a tu sobrina de diez años el caso Mejaras? ¿Sabes que pasaría si se entera Latorre?
- Que no se va a enterar, Josep.
- Vale, vale, pero no me creo que esa niña te ayude de verdad a resolver casos por muy prodigio que sea.
- Pues me ayuda, ¿vale? Además no tiene diez años, sino nueve.
- Que sí, que sí, tío, para mí que te ha dao una hipotermia cerebral.
Al día siguiente Miguel Francho se reune con su sobrina Rosita. Miguel saca un sobre lleno de fotografías.
- ¡Tío, te has acordado!
- Claro que sí, quesito.
- Alaaaa, aquí se le ve todo.
- Oye, Rosita, ¿no te parece un poco fuerte que me pidas fotos de Ricky Martin desnudo? Te podría traer un pokémon, una gameboy, hasta una nintendo!
- Jo, tiíto, que eso es un rollooo. A mí me gusta Ricky.
- Sí, Rosita, pero es que eres un poco pequeña, no sé si te has dado cuenta
Miguel comienza a hacerle cosquillas a Rosita, que se retuerce de risa.
- Además, tío Miguel, yo no tengo internet.
- Anda, traviesa, vamos a revisar el caso.
La niña y el policía contrastan información, pistas, fechas, declaraciones, datos y suposiciones durante más de dos horas. Él explica con claridad loable y ella asimila y deduce con fluída lógica.
- Tío, resume que mañana tengo un examen de Cono, y como no saque otro muy satisfactorio mamá me castigará sin ver Compañeros.
- Bien, Rosita, lo que tenemos es un sospechoso de robo y sucesivos asesinatos que huye por todo el país.
- David Mejaras.
- Eso es, bollito.
- Robó tecnología punta de un laboratorio de investigación de telecomunicaciones de una empresa punta en telefonía e internet.
- Sí, Rosita, cariño.
- Dejó a su novia de toda la vida y mantuvo nuevas relaciones con chicas de perfil medio, hasta que las iba matando sucesivamente y establecía nuevos romances...
- Muy bien, cuqui.
- Su última novia y víctima fue Dolores Fuertes. Su cadáver apareció en el parque de El Retiro en Madrid. Un tiro en la espalda que se alojó en el corazón de Lola. Con silenciador. ¿Tenemos informe de balística?
- Sí, cielo. Una semiautomática de mira telescópica digital y cargador electrónico. Una joyita. En negro no la encuentras por menos de medio kilo.
- ¿Cuántas puede haber en circulación en España?
- No más de un centenar. Es un arma cara y de difícil suministro. Ya hemos tanteado por ahí.
- Coincide con el resto de proyectiles de las otras chicas?
- Todas fueron asesinadas con balas de semiautomática electrónica.
- O sea que coinciden todas.
- Sí, cariño, ¡deja la foto de Ricky, cochina!
- Tranquilo, tío, que te estoy escuchando. Es que Ricky me ayuda a pensar...
- Sí, ya, como a mí Claudia Schiffer. Anda que no tienes delito...
- Luego está el tal Germán Pigart...
- Mal personaje. Mercenario. Actúa como detective privado. Alguien le contrató para encontrar a Mejaras. Ha estado cerca, pero siempre llega tarde.
- ¿Quién le contrató?
- Probablemente la empresa de telefonía Cobercable Ltd.
- Y mientras Cobercable pierde millones, aparece Mobile Calls Ltd. revolucionando el sector y haciéndose más ricos que una horchatería en Los Monegros, ahora que han trasvasado el 60 % del agua del Ebro...
- Por favor, Rosita, no empieces con eso otra vez...
- Vale tío, pero insisto en que no pienso ir nunca a Terra Mítica.
- Pues vale, bollicadito, te llevaré a Port Aventura.
- Que no, tío Miguel, que yo quiero ir a Zaragoza, a pedirle a la Virgen que venga Ricky Martin a España. Y sin Cristina Aguilera, por supuesto.
- Cuqui, nos estamos yendo del tema...
- Tíooooooooo
- Qué, Rosita.
- Me cojes en brazooooooos....
- Claro que sí, mi niña, ven aquí.
- Tíooooooooooooo...
- Qué, diablesa
- Te quiero mucho.
- Lo sé, cariño.
Guadalajara: Una cafetería cualquiera del Centro. El nuevo teléfono móvil de David Mejaras suena por vez primera.
- ¿Patricia?
- ¿David, eres tú?
- Patricia, mi amor, mi sueño, te echo tanto de menos...
- David, ¿qué has hecho? Por favor, dímelo, necesito saberlo.
- No puedo, Pati, no puedo decírtelo.
Las lágrimas emborronan el fluído verbo del fugitivo, y su llanto refleja la desesperación del que sabe que su vida se ha roto de modo irreversible.
- ¿David?
- Uhff, Pati, te quiero, nunca quise que pasara esto. He tenido que hacer cosas terribles para salir del paso.
- ¡Por Dios, David, la policía me sigue, he recibido amenazas, dicen que has matado a cinco mujeres! Sólo dime que no es cierto.
- Sí que lo es. Yo no apreté el gatillo, pero me acerqué a ellas, y todo el que está conmigo muere. Por eso me he ido de ti, de tus ojos y de tus labios. Yo, yo.... si te pasara algo, Patricia, mataría a todos esos hijosdeputa....
- ¿Por qué no te entregas, mi chico? La policía no será demasiado dura si te entregas tú...
- ¿Es que no lo entiendes, mujer? Me buscan por algo que no he hecho, y ellos sólo quieren un culpable, no les importa si destrozan o no nuestra vida...
- Tú ya has destrozado la mía, David...
- Tienes razón, Patricia, lo he jodido todo, todo,...
Los lamentos ahogados de David Mejaras se pierden en la distancia. Sobre la mesa quedan un cigarrillo a medio consumir, un euro, los posos de un café solo y un móvil con una voz desesperada al otro lado: “¿David? ¿David?....”
“A ver si viene Vanessa con su termo, el café de la máquina es asqueroso”, piensa el detective Francho desde el desorden de su mesa.
- Miguel, tienes una visita.
- Gracias, Callejeras, hazlo pasar.
- ¿Detective Francho? ¿Está usted en el caso Mejaras?
Miguel Francho salta de la mesa y se abalanza sobre el visitante con árida determinación y gritando de modo histérico.
- ¡Es él, es él! ¡Es Mejaras!
Tras dos largas horas de comprobaciones y análisis, Miguel se disculpa ante su invitado.
- Lo siento, señor Raimundo Bracochet, le aseguro que es usted la viva imagen de David Mejaras.
- Lo sé, lo sé, detective, por eso he venido a verle. Y no se disculpe, no es la primera vez que me detienen por error.
- Tiene alguna relación con el fugitivo, señor Bracochet?
- Pues sí y no, agente.
- Explíquese, por favor. No se preocupe por ella, es mi sobrina Rosita.
- Un sitio un poco extraño para una niña.
- Bueno, sí. Si le molesta la mando a por un kinder.
- No, no, por mí no lo haga. Ya sé que no se va a enterar de nada. Bueno, a lo que iba, no conozco personalmente al señor Mejaras, pero si tiene mucho que ver en mi historia. Verá, Marisa, mi mujer, es una gran persona, pero es muy celosa.
- ¿Y?
- Pues hasta aquí todo normal. Esposa celosa, marido fiel, sin problemas. Pero un día Marisa me vió en brazos de otra. Y me montó un pollo. Ahora estamos separados y ya ha tramitado el divorcio.
- Pues lo siento mucho, señor Bracochet, pero, ¿eso qué tiene que ver con...?
- ¿No lo entiendes, tío? La señora Bracochet no vió al señor Bracochet, sino al señor Mejaras con otra mujer, quizá su prometida...
- ¡Joder con la niña! ¿Cuántos años tienes, rica?
- Nueve y dos meses, señor Bracochet. Disculpe mi intromisión.
- No te preocupes, Rosita, que si el señor Bracochet estuviera incómodo nos lo diría.
- Total que contraté un investigador privado para encontrar al señor Mejaras y convencerle de que hiciera una visita a mi esposa, con el fín de sacarla de tan lamentable error.
- El señor Germán Pigart, ¿no?
- Así es, Rosita.
- Bien, Rosita, cariño. Prosiga, por favor.
- El señor Pigart me llamaba siempre al móvil para darme detalles y avanzarme como iba la búsqueda. Pero un día me lo encontré por casualidad en unos almacenes...
- ¿No será por casualidad en Mobile Calls Ltd., verdad?
- Así es, Rosita. Iba a comprarme un flamante móvil de alta tecnología. Lo que me ocurrió allí era sorprendente.
- ¿El que le pasó, señor Bracochet?
- Todo el personal me saludaba, cajeras, guardajurados, dependientes... y entonces Germán apareció por mi espalda y comenzó a hablarme de un modo mucho más sombrío que de costumbre, en voz baja, pero no exento de rudeza.
- ¿Qué le dijo Germán?
- Que se había vuelto a escapar. Que había liquidado a la chica y que estaba seguro de que no había testigos. Estuve a punto de pedirle explicaciones, pero opté por disimular mi estremecimiento y me fui a casa. Estuve pensando en aquello toda la noche.
- ¿Volvió a hablar con el señor Pigart, señor Bracochet?
- Sí, mi niña, pero como siempre, por teléfono. Nunca volvió a hablar de liquidar a nadie.
- Gracias, señor Bracochet. Su información nos es muy útil. Le prometo que cuando demos con el señor Mejaras su mujer podrá verlo, al menos una vez.
Cuando Raimundo Bracochet se marcha, Rosita se agarra a la pierna de Miguel Francho y se sonríe con malicia.
- Un kinder, ya te vale, tío.
- ¿Qué te parece, cielín?
- Todo empieza a encajar. Luego te cuento mi teoría, tío Miguel.
- Me paso a las siete, Rosita.
- Tío, tráeme un magnum double caramelo, porfa.
- Sí, cuqui, ¿algo más?
- Hombreee, si te conectas a internet....
- Ya te vale a ti también, Rosita.
- Adiós, tiíto.
- Adiós, moninón. ¡Eh! Recuerda que te quiero un montón, guapísima.
Siete quince en el piso de Angela Francho y su marido. Miguel entra del modo más indiferente que puede, pero su hermana le pone una zancadilla verbal:
- Michie, ¿qué está haciendo Rosita contigo?
- Nada, Angela, nada. Sólo le cuento mis historias de cuando era cadete.
- Ya. Y un cuerno. Te está ayudando en un caso, ¿verdad?
- Eh, esto, has ido a la peluquería, ¿verdad, Angela?
- No me cambies de tema. Michie, te conozco desde que te parieron. A mí no me engañas.
- Pues te queda de cine. Te da un aspecto más juvenil.
- Joder, Miguel, ¿cuándo vas a sentar la cabeza?
- Ya hemos hablado de eso muchas veces, Angela. Mira, te prometo que no estoy metiendo a Rosita en ningún lío.
- O sea que sí tenéis un caso.
- Sí, pero es un caso pequeñito.
- Ya. Como se entere Adolfo te partirá la cara. Y luego no me digas que no estabas avisado.
- Si Adolfo le dedicara un poco más de tiempo a su hija, a lo mejor ésta no estaría todo el día en Jefatura o conmigo, chata. Y lo sabes.
- Sí, pero si mi marido no se partiera el lomo diseñando eslóganes de cereales doce horas al día en esta casa se comería mierda, Miguel, porque con mi sueldo de azafata de congresos oftanmológicos no da ni para la educación de la niña.
- Oye, Angela, yo sólo digo que las cosas...
- Shhhhhhhhhh. Oigo a Rosita. Está llorando. Ya sabes como le afecta oírnos gritar y discutir.
- Lo siento, Angela, de verdad. Iré a hablar con ella.
Cuando el detective entra a la habitación de Rosita, ésta permanece en la cama con el rostro colorado, la sonrisa disparada y el llanto fingido. Desde fuera parecía estar llorando amargamente, pero esto ya no le sorprende a Miguel Francho.
- Has tardado mucho, Rosita.
- Lo sé, tiíto. Es que... me gustaba la conversación.
- Algún día tu madre nos va a pillar el truco.
- Pero ¿sabes, tío Miguel? No echo en falta a papá, es un rollero.
- Sí, pero te quiere.
- Y quiere mucho a mamá. Se necesitan mucho.
- Bueno, no te pongas filosófica, petaco, que sólo tienes nueve años.
- ¿Sólo tengo nuevo años, tiíto?
- Y un corazón gordísimo, tunanta. Ven aquí, demonio ladrón.
- Tíooooo.... ¿has podido conectarte?
- Síiiiiiiiiiiiiii. Mira lo que te traigo.
- Que guay! Ricky en la ducha con todo mojao!
- Pero calla, Rosita, que se va a enterar tu madre.
- Si, ya. Mamá ya lo sabe. Me revisa los cajones. Se ha hecho fotocopias en color de varias fotos de mi Ricky. Pa´ke lo querrá si ya tiene a papá.
- ¿Cómo sabes que se ha hecho copias, quesito?
- Porque la muy manazas me ha dejado las copias. ¡Y se ha llevado los originales!
- Pshh. Qué familia. Anda, vayamos al caso, caramelín.
Rosita le cuenta a su tío sus particulares investigaciones del caso Mejaras. Francho atiende atónito a las averiguaciones de su inocente sobrinita. Se asombra cuando Rosita le dice que ha visto a Bracochet, o a Mejaras, o a quién sea en el departamento logístico de Mobile Calls Ltd., trajeado y dando órdenes a diestro y siniestro. Luego se sonroja al saber que la niña llegó hasta los almacenes Mobile siguiendo a Germán Pigart, al que reconoció porque previamente había cogido una foto suya en el despacho de su tío. Aún se ruboriza más al saber que Rosita se topó con el sujeto cuando éste salía de la casa de Patricia Hernández, prometida de Mejaras, y fue ahí donde decidió seguirle. Pero el vía crucis de ambos personajes no se detuvo en ese punto. También fueron a Cobercable Ltd., y al Hogar para Huérfanos Los Alcornoques, donde Germán llevó unos paquetes y un ramo de rosas. Lo último que hizo Germán Pigart fue sacar un billete de tren para Guadalajara.
Al día siguiente Miguel Francho y su “hija” Rosita se presentan en el Hogar para Huérfanos Los Alcornoques. Tras hablar con la monja y seis asistentas las conexiones comienzan a echar las primeras chispas. Germán era un pobre huérfano que hizo amistad con Diego, otro desvalido de la vida. La historia de Diego era bastante triste y oscura, sólo la superiora, ya retirada, puede contarles sus orígenes de modo estríctamente confidencial y previa comprobación de placa policial y orden de interrogatorio. La señora Bracochet quedó viuda al poco de nacer sus hijos trillizos. Sin posibilidad para sacar adelante tres bocas, dejó dos de ellos en el orfanato Los Alcornoques. Raimundo se quedó con ella, y David fue adoptado por un joven matrimonio estéril, los Mejaras, pero Diego permaneció toda su infancia y adolescencia en el Hogar para Huérfanos. Nunca supo que tenía dos hermanos. Su único apoyo fue su amiguito Germán. Cuando ambos dejaron el orfanato ya vaticinaban oscuros presagios por su comportamiento. Con todo, Germán venía de vez en cuando a traer rosas a las monjitas y regalos para los niños.
Una rápida visita a la señora Bracochet madre confirma todo lo dicho por Sor Sonia: Tuvo tres hijos, dejó a Diego y a David en el Hogar, y nunca volvió allí. Tampoco Raimundo conoce la historia, y la anciana les pide silencio, aunque Francho no puede prometerle discrección plena.
Camino a la estación Rosita explica a Miguel sus suposiciones:
- Tenemos tres sujetos con la misma cara y que no saben que son hermanos.
- Raimundo sabe que tiene un doble.
- Y el hombre que yo vi trajeado en Mobile Calls Ltd era Diego. Germán le dijo a Raimundo que no había conseguido eliminar a David Mejaras porque pensaba que estaba hablando con Diego. Metió la pata.
- Entonces Diego sabe que existe David.
- Claro. ¿Y por qué quiere matarlo?
- No sé, tú eres la que piensas, Rosita. ¿Por feo?
- Muy gracioso, pollo. Tiíto, lo quiere matar para que cargue con algo ilegal que hizo Diego.
- ¿El qué?
- Robar material electrónico de última tecnología del laboratorio de Cobercable Ltd. Es un puto espía industrial.
- Rosita, no seas mal hablada, que tienes nueve años.
- Diego vendió las patentes a Mobile Calls Ltd, y se estableció allí como gerente de logística.
- ¿Y qué pasó después?
- Nuestro huerfanito cometió un error. Las cámaras de seguridad de Cobercable grabaron el robo y registraron el careto de Diego.
- Y por eso buscan a David Mejaras. Piensan que es él el ladrón.
- Claro, tío Miguel. Alguien intentó asesinar a Mejaras sin suerte. Lo único que pretendían era que huyera, que fuera el fugitivo que Diego necesitaba y que Cobercable perseguiría.
- ¿Y las novias de Mejaras?
- David Mejaras iniciaba romances para ocultarse, pero nunca les hizo daño. Quién las mató fue el ejecutor contratado por Mobile Calls y Diego. Así no dejaban cabos sueltos e intensificaban los delitos atribuídos a Mejaras. Llegado el momento ya no interesa que siga vivo, porque si lo detienen podrá probar su inocencia. En cambio los muertos no hablan. Caso cerrado, Mobile Calls queda libre de toda sospecha y Mejaras se lleva a la tumba el paradero de las patentes tecnológicas.
- Y el ejecutor era...
- Germán Pigart. Mercenario, pasado oscuro, gran amigo de Diego y con municiones como éstas.
- ¡Son balas de semiautomática con cargador electrónico y mira telescópica digital! ¿De dónde las has sacado, pichurrín?
- De la gabardina de Germán, cuando la dejó en un asiento en Mobile Calls Ltd.
- ¡Estás loca, sobrina!
- Además tenemos el testimonio de Raimundo Bracochet, diciendo que Germán confesó no haber podido liquidar a alguien...
- Pero, Rosita, ¿cómo pudo confundirse Germán?
- Pigart no conocía el aspecto de Bracochet, porque fue contratado por teléfono. Nuestro matón sólo conocía dos personas iguales. Cuando apareció el tercer trillizo –Bracochet-, pensó que era Diego.
- ¿Y las visitas al Hogar, a Cobercable Ltd y a la prometida de Mejaras?
- Nuestro hombre jugaba a cinco bandas. Tenía una mano de clientes interesados en encontrar a Mejaras. Por un lado Diego y Mobile Calls le contrataron para mantener huído a Mejaras y finalmente silenciarlo para siempre. Por otro lado, Raimundo Bracochet le pagaba por encontrar al hombre que su mujer vió en brazos de otra, y demostrar así que no era un marido infiel. También tenemos a Patricia Hernández, prometida de David Mejaras, que apoquinaba a Pigart por encontrar a su fugado novio.
- Pero eso son sólo tres clientes, Rosita, cuqui...
- ¿Y Cobercable Ltd? Ellos contrataron a Germán para encontrar al ladrón de su tecnología de última generación, hacerlo confesar y poder involucrar a la sospechosa compañía rival, Mobile Calls Ltd. Por último, una arrepentida anciana buscaba reunir a sus hijos largamente añorados....
- La señora Bracochet madre.
- Así es, tío Miguel. David Mejaras era buscado por sus dos hermanos trillizos, su novia, su madre biológica y la compañía damnificada por los robos de Diego. Y ninguno de ellos sabía de la existencia de otros clientes. Germán cobraba cinco veces por un mismo trabajo, aunque al final acabaría liquidando su gallina de huevos de oro.
- ¿Y como encontraba Germán a David Mejaras?
- Por el móvil, última tecnología de Mobile Calls y con fácil rastreo para quien tiene amigos allí y una cliente –Patricia- a la que el fugitivo llamaba a menudo.
- Y ahora están en Guadalajara....
- ¿Por qué te crees que hemos cogido el AVE, tío?
- ¿Y cómo vamos a encontrar a David?
- No necesitamos encontrarlo. Basta con coger a Pigart gracias al busca que le metí en el forro de la gabardina.
- Pero, ¡Rosita!
- ¡Queeeeeeee, tíoooooooo! No iba a pasar nada. Si era inocente no le seguíamos y ya estaba. No te enfades conmigo.
Rosita comienza a llorar con desesperación. Esta vez no finge. Sabe que se ha pasado los límites. Sabe que su tío está muy cabreado. Sabe que mañana tiene un examen de Lengua y ni siquiera estará en Madrid al mediodía. Se acabó irse con el tío Miguel, se acabó el jugar a policías y se acabaron las fotos de Ricky Martin con sus cosas ahí. El llanto se incrementa, pero nadie la consuela. Francho está dolido. Rosita se ha pasado tres pueblos, jugándose el tipo y actuando por su cuenta y riesgo. Algo se ha roto entre ellos.
Domicilio de Angela Francho, seis días más tarde. El detective Francho llama a la puerta de su hermana por octava vez. Por fín se abre la puerta. Entre los dos hermanos queda la distancia.
- ¿Puedo pasar, Angela?
- Tira, venga. Menudo ojo llevas.
- Díselo a tu amable maridito.
- Yo te hubiera dado en los huevos, cabrón. Mira que llevarte a Rosita en busca de un asesino a sueldo...
- Lo siento, Angela.
- Ya. No cambiarás nunca, Miguel.
- ¿Puedo ver a Rosita?
- No quiere verte.
- Por favor, Angela.
- Anda, pasa. Está en el salón, con su padre. No te preocupes, a Adolfo se le pasó el cabreo con la hostia que te dio en la cafetería.
- Hola, Rosita.
- Me parece que mi hija no quiere hablar contigo, Miguel.
- Vale, Adolfo, capto la indirecta, ya me voy.
- Ánimo, ya se le pasará. Oye, Michie, ¿cómo acabó el caso Mejaras?
- Vaya, hermanita, creía que no querías saber nada de mis asuntos.
- Venga, tonto, dímelo.
- Pues mal. Germán confesó todo y le cayeron veintiocho años por cinco homicidios en primer grado y varios intentos de asesinato. A Diego Santerrán le esperan un mínimo de once años a la sombra por espionaje industrial, robo, allanamiento, complicidad de asesinato y fraude fiscal. David Mejaras nunca volvió con su prometida. Patricia nunca soportó que varias mujeres murieran a causa de los romances-tapadera de su novio, y abandonó la relación. Mejaras se ahorcó dos días después. En cuanto a Raimundo Bracochet, bueno, descubrió que su mujer no quería continuar con él incluso después de demostrar que no fue adúltero. La compañía Mobile Calls Ltd se ha disuelto tras ser condenada a una sanción de 23.000 millones de Euros por espionaje industrial, robo, irregularidades múltiples, fraude fiscal y delitos contra el medio ambiente. Cobercable Ltd será indemnizada con 16.000 millones de euros, además de que ya le han sido devueltas las patentes intervenidas. Por último, la señora Bracochet madre sufrió un infarto al saber que, de sus tres hijos, uno se suicidó, otro está en prisión y el tercero se acaba de divorciar. Su estado es... bueno, la verdad es que está desahuciada.
- Y tú, comisario, ¿no?
- El ascenso que buscaba. La verdad es que me sabe a poco. Esto no ha acabado muy bien...
- Ya. Mira, Michie, respecto a Rosita... ahora está muy bien. Su padre viene todas las tardes a las seis y juega con ella. Con el cambio de turno ahora sí puede estar con su hija. Yo... creo que deberías dejar de venir por aquí una temporada, Michie.
- Ya. Rosita no me echa de menos. Yo en cambio me siento tan mal ahora, sin su sonrisa, sin sus ojos...
- Es un ángel, Michie. Pero mi hija sigue siendo una niña. Y ya sabes como son los niños. Su cariño es sincero, pero efímero. Nunca puedes esperar nada de ellos, solo disfrutar de su felicidad y envidiar sus ojos llenos de asombro.
- Quizá estaba jugando a ser padre, Angela, no lo sé.
- Toma, Michie, esto es tuyo. Rosita ya no las quiere... Su padre le trae tazos de Pikachu.
- ¡Las fotos de Ricky Martin! Ésta sí que es buena.... Oye, pero esto no es de verdad, ¿no? Es un montaje! Es algo desmesurado.
- Te quiero, hermanito. No dejes de llamar, ¿eh?
- ¿Sabes, Angela? Quizá sí voy a sentar la cabeza. Ya tengo añicos para casarme, y con mi sueldo ya no sería un agobio...
- Michie, Mónica te está esperando hace meses. Y ella se lo merece.
- Lo sé. Siempre estaba demasiado ...distraído.
- Descentrado.
- Eso. Adiós, Angela.
Bajando las escaleras a toda prisa Miguel Francho siente una sensación extraña en su cuerpo. Por primera vez en muchos años, sabe lo que quiere. Después abre el ventanuco y tira las fotos de Ricky Martin a la calle. Con ojos sonrientes se aleja a paso vigoroso mientras un grupo de alumnas de ESO se agachan histéricas para recoger del suelo desnudos de un ídolo de pop latino.
Esto parece hermanos y detectives
ResponderEliminar¿Habrá más aventuras de Miguel y Rosita?
ResponderEliminarMuy entretenido, muy entretenido
ResponderEliminarEs una historia muy buena, dry!
ResponderEliminaryo me llamo miguel francho y no soy detective pero a lo mejor estudio la carrera jajajajajajaj
ResponderEliminaryo soy Montse Francho, la hermana de Miguel Francho. casualidades,no???
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