sábado, 29 de agosto de 2009

La cultura tanática

Hay una contracultura sociológica que inunda todo lo que nos rodea. Está montada sobre el fracaso y el vicio. Bebe de nuestras desilusiones y crece en el negativismo, indecisión, pasotismo y cobardía para enfrentar el mundo.
Las pulsiones tanáticas o de muerte -término generalizado por Freud para describir las acciones del subconsciente para volver a un estado anterior al trauma de nacimiento- aglutinan una serie de comportamientos y actitudes aparentemente nocivos para la supervivencia del individuo, pero largamente adoptados por grandes grupos sociales. Algunos de los actos más comunes de esta filosofía de vida son la exaltación del pesimismo, el abuso y devoción al alcohol, el culto a la comida y a los excesos terrenales, así como la autodenigración y la costumbre de no tomarse nada en serio, especialmente a uno mismo, todo ello buscando la mínima expresión del propio yo en complicidad con otros sujetos que celebran el mismo tipo de complejos quizá con la secreta ilusión de no afrontar las auténticas limitaciones.
Hablar de sentimiento tanático nacional sería sobregeneralizar, pero del mismo modo que el americano medio tiende a ensalzarse hasta la bandera con estrellitas y todo, y a mirarse el ombligo con respecto al mundo con pelusillas de superioridad, un gran número de españoles tiende a acomplejarse hasta el extremo de presumir de sus defectos frente a propios y extraños. Identificarse con algo es tan humano como poco divino, pero en el caso que nos ocupa suele ocurrir que sentirse débil e incapaz, aunque sea mediante el cachondeíto fácil lleva irremediablemente a la derrota de nuestras metas sin habernos puesto siquiera en actitud de competir.
Así, el consumo de alcohol por placer es lícito y permisible. El abuso del mismo por necesidad social o búsqueda de engañosa desinhibición sólo lleva al consuelo de tener a los amigos genuinos al lado tan ebrios como uno mismo, o incluso vomitando bourbon a dos palmos del suelo en postura poco gloriosa. Respecto al fumador, se siente feliz cuando ofrece pitillo a los dedos del compañero y éstos reciben la dosis con placer tanático y guiño cómplice. Por el contrario, no hay nada peor para un soplacigarrillos que un antiguo acólito que ha abandonado el vicio: representa a la vez el perseguido sueño oculto de desintoxicación y el amigo nicotinoso que ha traicionado la religión tabaquil. Su recaída supondrá el mayor de los triunfos de la comunidad del humo.
Con todo, nada representa tan contundentemente el pesimismo de esta contracultura como la negación del yo y la falta de confianza real o fingida en las posibilidades de uno mismo. Empezando por la escuela, donde se vitorea al tripitidor y se le tiene una mezcla de devoción y cachondeo, signo inequívoco de que va a ser elegido delegado de la clase (repetidor, vago, bebedor, macarra y fumador), siempre se buscan referentes en los que inspirarse o con los que compartir la falta de valor frente al mundo. Un personaje con fuertes impulsos tanáticos nunca admitirá sus virtudes, e intentará desmarcarse de ellas riéndose de sus propias capacidades e intentando fracasar para evitar que le tomen en serio, despreciando sus propios conatos o prestándose a hacerlos con desgana y escepticismo. Otros elementos que enriquecen la actitud de estos individuos son la pereza crónica, la falta de confianza y la burla frente a cualquiera que pretenda hacer algo, por breve que sea, con tintes de seriedad. Desgraciadamente este mal es contagioso, y suele ocurrir que el pobre que iba en serio acabe adoptando las mismas poses que sus burlones amigos, a no ser que deje el grupo y busque referentes un poco más objetivos u optimistas.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Tomar la nieve

Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.

Ayer estaba hasta los cojones de todo. Cogí el montante y me fui a las aguas termales a azularme. Ah, que no saben de qué les hablo. Claro. Ustedes en su extraño mundo se marchan en verano a las orillas de los mares a tumbarse en la arena mientras el sol quema y cancerea sus pálidas cortezas. Y todo lo hacen por tostar su aspecto, como si eso les hiciera mejores personas. Pero eso sucede porque no han penetrado en mi mundo. ¿Qué cuál es mi mundo? ¿Cómo tengo que decirlo? Mis vivencias son fruto de una mente liberada por las sustancias estimulantes, lo que ustedes simplifican como drogas. Ustedes lo llaman alucinar o flipar, yo lo considero bucear, investigar la psique. Eso es lo que me convierte en un psiconauta. Decía que ayer me subí al coche y me bajé de él sobre una blanca alfombra de frío. Busqué una ladera apetitosa y me desnudé. Me tumbé en la nieve y empecé a azularme. Cuando se toma la nieve uno siente cómo la piel se oscurece, se torna azulada, se congela. Hay quién lo ve doloroso pero no es peor que soportar 40º en sus saturadas playas. Tampoco es tan grave, cuando sientes que ya no puedes más te levantas, te sacudes el hielo de los genitales y te sumerges en las aguas termales. Eso te calienta y activa. Después de un breve rato vuelves a abrazar la nieve, y si puedes te echas una siestecita. Pero con cuidado. Hay muchos que han muerto congelados mientras se azulaban, qué poco talento. Una cosa es presumir y otra jugarse la vida.


domingo, 23 de agosto de 2009

Las ONG’s me acosan

Y no lo hacen para arañar mis ingentes dineros. Más bien se trata de una práctica común eso de asaltar por el centro de la ciudad a los peatones que llevan forjado en la frente el gesto de “no, a mí no” entre los que me incluyo, muy a mi pesar, por mi expresión huidiza cuando los veo. No sólo los esquivo a ellos, también a los de ING, a las firmas para la abolición de Telecinco y a los vendedores de pañuelos de papel en los semáforos.
No cabe duda de que los intereses de cada acosador son variopintos: Desde el lucro a la necesidad tanto personal como ajena, aderezado con un polémico tapiz de valores éticos según la actividad al uso. Yo aquí ni entro ni salgo, solo revindico mi libertad para hacerme socio de la cuenta naranja o de los amigos de la petanca de cristal de bohemia sin necesidad de que me lo impongan bajo el abordaje más pirata de los siete mares de asfalto. Apadrinar un niño o comprometer diez euros al mes para la lucha contra el cáncer son grandes medidas, aun cuando habrá quién las critique por parcheantes en lugar de arreglaproblemas, yo sobre eso no voy a pronunciarme. Lo que sí quiero puntualizar es que nunca voy a respaldarlas ni apoyarlas si me las quieren imponer apelando a mi sentido de la culpabilidad, a mis remordimientos de ciudadano de mierda del primer mundo y a mi propia lástima por los sin suerte. Salvando las innumerables distancias, guarda similitudes con el dependiente pesao de la tienda de turno: si me dejas mirar y remirar a mi bola es muy posible que acabe picando algo y engordando tu comisión semanal, pero si me encorres desde que piso curioso las baldosas del negocio que guardas, regentas o despachas, entonces sólo conseguirás que me vaya a otro sitio donde pueda ojear sin ser cuestionado sobre mis objetivos más vitales o mi talla de pantalón. Hay quién piensa que al cliente o al usuario potencial se le debe mimar, perseguir y hacer la pelota. Tal vez en otro tiempo y otro lugar; tal vez en otro tipo de persona, de esos que preferían el trato con el pescatero antes que los merluzos envasados del Mercadona. Yo prefiero mirar tres cosas antes de decir no a una persona.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Gordorexia

Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.


Odio a los obesos. Me miran mal. Me escudriñan desde su superioridad corporal y me perdonan la vida con imperial condescendencia. Yo quiero engordar y tener buena tripa pero no me entra el alimento. Nunca puedo pasar de tres platos, y por más que intento deglutir, me es imposible hacer cinco comidas. Me paso los días tragando todo lo que puedo y vomitando después. Nunca llegaré a cien kilos ni tendré sobrepeso. Estoy condenado a esta maldita cárcel de huesos en lugar del paraíso de la grasa. ¿Por qué hay que estar gordo? ¿Es que no se puede marcar esqueleto como yo? ¿No comprenden que no puedo aumentar, que no tengo ya más hambre? Llevo seis meses en un centro de desintoxicación de flacos. Debo decirlo: Mido un metro setenta y cinco y peso ochenta kilos. Horribles músculos deforman mis brazos y comen mi hermosa e inexistente flacidez. Me atiborro de dulces y grasas, duermo la siesta y desayuno miel con azúcar. Nunca hago ejercicio ni sudo a propósito. Me han ampliado el estómago y encadenado al sofá durante semanas con ingestas tremendas de glúcidos y lípidos. La comida en exceso me sienta mal, pero para presumir hay que sufrir. No sirve: Sigo delgado. Esto está afectando gravemente a mi vida personal y social. A mi oronda novia le da vergüenza cuando me siento en un restaurante y sólo ocupo media silla con mi culito de bebé. No la culpo. Todos los gordos prepotentes y esculturales me miran con desdén: “Otro que es incapaz de comer. Que hay que cuidarse un poco, esqueleto”. Hasta he llegado a ponerme relleno en la tripa y las piernas. Cualquier cosa para aparentar atractivos kilos colgando por mi piel.

La encrucinada

Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.


Antes de empezar debo reconocerles que estoy de opiáceos hasta el encéfalo. No me entiendan mal, no soy un escapista de la realidad ni un primario cazador de placer. Tan sólo me limito a investigar los oscurísimos reductos de la mente, y nada lleva hasta ellos como una buena ingesta de marihuana u opio. En caso de urgencia también me apaño con heroína, hachís, coca o pastillas. Hasta una buena zorrera de porros o naufragio en alcohol de 96º. Todo vale para imaginar una sociedad mejor. Mi adicción a las drogas, pues, no es una válvula de escape, sino una puerta a ficciones no exploradas. Estoy en medio de ningún sitio. De ahí el nombre de esta confesión. Floto etéreo entre las estrecheces de nuestro limitado mundo y las infinitas posibilidades de un universo alternativo sin descubrir ni disfrutar. Pasen y alucinen. Bienvenidos a mi flipada.

sábado, 8 de agosto de 2009

Risto Mejide, el justiciero vengador

Apareció hace tres años, y desde entonces ha sostenido él solo la audiencia voluble de un reality infame, acabado, aburrido, falso y oportunista. Repartía por igual crueles verdades que efectistas exageraciones, y los burros a los que achuchaba intentaban responderle a su nivel, sin darse cuenta de que tras las gafas de sol y la cara de poker se escondía una cuidada estrategia de marketing, muchas horas de análisis de ensayos infumables y convivencia granhermaniana, y unas metáforas aparentemente improvisadas pero fruto en realidad de arduo trabajo de elaboración.
Evaristo Mejide tiene algo que me gusta, que me encanta. Algo que muchos codiciamos: tiene la facultad de decir lo que le salga de los cojones sin importarle una puta mierda si tiene razón o no o lo que puedan pensar de él. Risto no necesita caer bien. Tampoco es una característica tan escasa. Conozco gente con esta misma cualidad. Son inquietantes. Nunca te responden de inmediato, esperando que su silencio acreciente tu inseguridad o rebaje tus últimas sentencias a la categoría de gilipolleces rompediálogos. Son capaces de subir cien pisos de ascensor contigo sin abrir el buzón, o de hacer algo en lugar de decir que lo van a hacer, mientras tú te comes de impaciencia o curiosidad. Los hay bordes por naturaleza, por timidez o porque se limpiaron el culo de pequeños con papel de lija, pero a menudo esconden una secreta obsesión por no decepcionar, para lo que desde el primer momento trabajan su antipatía de serie.
Sin duda Risto es uno de estos especímenes, acrecentado por una mente privilegiada, la licenciatura en Dirección de Empresas y su dilatada experiencia en publicidad y docencia universitaria. Imagino que para el malvado justiciero despacharse a una panda de niñatos creídos e inmaduros no tiene ningún mérito después de impartir dos o cuatro horas de “creatividad” a cien universitarios con cultura, cabeza y mucho más respeto por la jerarquía académica y social. Con todo, hay que admitir que a veces resbala hasta el suelo, utiliza metáforas y símiles excesivamente hirientes y con frecuencia busca el aplauso de sus consideraciones antes que la verdad evaluadora de los inocentes experimentos de Telecinco. No importa. Lo que vende de OT no es que una rubia limitada o un crío con gomina y tontería a partes iguales canten bien o mal, ni que ganen el concurso este que sólo vale para que los adolescentes se dejen el saldo en SMS. Lo que la audiencia viene a ver es carnaza: que el gafas suelte una burrada exagerada aunque cierta, con ingenio y bastante humor, y ver la cara que se le queda al pavo del otro lado, que a menudo no ha entendido nada, salvo que se están metiendo con su voz, su actitud o su comportamiento.
Desgraciadamente el trasfondo de Risto Mejide tiene mucho de verdad. Los tipos estos son irrespetuosos, infantiles, narcisistas y egocéntricos hasta reventar. Lo primero que hay que trabajar en muchos de ellos es la educación más elemental, el respeto, la humildad para recoger consejos. ¿Por qué será que los jóvenes piensan que lo saben todo y los hombres admiten que no conocen nada? Supongo que cuesta bastante asumir a los veinte años que no eres el dios de la música y que cada tres días treinta mil personas no te van a gritar que te adoran, si me permiten parafrasear a Paul Hewson de U2.
Lo más rompedor de la persona o el personaje de Risto es que, además de dar palos a los triunfitos, en los últimos programas le dio por arremeter con el mismo ingenio contra organizadores, profesores, presentadores, a veces incluso sin venir a cuento o sin mediar motivo ninguno. No sería tan controvertido si tuviera la razón en todo lo que dice, que de hecho no es lo que le ha hecho famoso e indispensable, sino el cómo dice esas cosas medio-verdad medio-opinión subjetiva. Hace falta mucha inteligencia para comprender un medio tan complejo como la tele y vaticinar de antemano que clase de pienso pide: agresividad verbal, irreverencia y escepticismo, crítica elegante y juicio desafectado, sin emociones que empañen el veredicto. Y haberse tragado todo el cine de Sergio Leone, al menos de spaghetti western, porque lo único que le falta al señor Mejide es escupir antes de mandar a cada uno de los karaokenses al infierno de los nominados sin nombre.
Tampoco piensen que Risto es perfecto en lo que hace. También cae en contradicciones lógicas, exagera hasta la extenuación y en ocasiones se atasca al declamar sus ocurrentes metáforas, que por otra parte tampoco son nuevas. Óscar Wilde ya coqueteaba peligrosamente con el vicio de crear sentencias, aforismos y epigramas de gran contenido e ironía a la vez, dando lugar a resultados efectistas a veces alejados de la objetividad si la carga humorística falseaba, deformaba o exageraba la verdad. Pero comparar a Wilde y Mejide más allá de la grafía sería hacer un flaco favor a ambos, ya que brillantez, cultura e ingenio son pocas cualidades para ponerlos en la misma frase. Si añadimos paletofobia y excentricismo ya empiezan a casar.

jueves, 6 de agosto de 2009

No, a mí no

Hace tiempo conocí a una chica impregnada de un aura especial. Sus fotografías no desprendían un halo de glamour, ni su tierna sonrisa disipaba los más negros nubarrones, pero poseía una curiosa habilidad para provocar extraños accidentes en todo aquel que cabalgando bicicleta o vehículo motorizado osara intimidarla, adelantarla con desdén o achucharla. Hasta dos ciclistas besaron el suelo rudamente, uno de ellos lijándose la piel a derrapada pura tras sobrepasarla con agresividad y suficiencia, el otro al intentar quitarse de encima tan fatídica viajera. Tampoco se libraron de colisionar en hilera una fila de camiones con prisa, justo cinco metros antes de frenar el morro del gafemóvil, ni tampoco otros incautos fitipaldis que chocaron en grupo al día siguiente hasta -¿adivinan?- llegar al turismo de nuestra protagonista, primer coche no accidentado.

Pero no piensen que tales poderes se obtienen sin castigo. Dicen las malas lenguas que, en retribución, el demonio le otorgó unos preciosos ojos pardos con el estigma del “no, a mí no” que la convierten en presa inmediata de cualquier tipo de acto social dónde se precise voluntario y nadie se preste. No hace mucho quedé con ella, y un periodista a pie de calle vino de sopetón hasta nuestra terraza, oteó el horizonte, vislumbró su rostro de “aquí no vengas que no quiero salir en la tele pero me falta mala virgen para mandarte a la mierda” y le puso la temida alcachofa en la boca, sabiendo que buen juicio saldría de ella. También recuerdo cuando la obligaron a ser voluntaria en una inocente sesión de stretching, la reunión de vecinos en la que sacó las bolas del sorteo de presidente ante la ira creciente de los azarosamente elegidos o el día en que dos avispones decidieron enzarzarse en su pelo, sólo por que ella los miró y pensó “aquí no vengáis”. Así les fue, que ambos murieron en el acto –ver párrafo anterior- aunque uno de ellos se picó con ella y en su cabeza.

No creo que de momento debamos quemarla. Es buena chica y nunca maldice si no le hacen nada. Pero cuidao, no la adelantes en plan neng con el coche o tipo Armstrong con la bici, o darás con tus huesos en el suelo o en el radiador, según la versión. Si la quieres conocer, búscala a orillas del río con una recortada y cara de psicópata. Cuando veas la víctima perfecta, que quiere pasar desapercibida y no puede, ahí la tienes. Pero no respondo si disparas…

martes, 4 de agosto de 2009

Athos (Epílogo)

Mamá

39

Ay pero a este chico que le pasa. Lleva varios días pidiéndome cuentas. Que cuánto dinero gasto, que si me hacía falta esa falda que la comprase, que porqué ahorramos tanto. Pues hija, debe ser la edad esta del pavo porque antes no era así. No era así. Lo de hoy ya el colmo, oye. Me viene y me dice que soy una rácana, que sólo pienso en acumular dinero, que soy un Tío Gilito, que soy un Scrooge, que vete tú a saber qué animal es eso. Le he dicho que hay que guardar para cuando él quiera ir a la diversidad o sacarse el carnet de conducir y se ha puesto como un loco. Parecía que estaba poseído. Ha comenzado a gritarme: “¡mamón, mamón, fuera, lárgate de esta casa, fuera, demonio, fuera!” Es que daba miedo, ¿eh? Y a que cuentas me dice a mí mamón, si dubiera ser mamona, vamos que este niño se nos ha ido un poco pa’llá. Espera que se entere su padre. Aún le va a arrear con el cinturón. Que con él no valen las tontadas estas de críos. ¿Será posible que un gato silbe? Muertita me ha dejado.


Marta

2’

Mira, llevo ocho años de profesora de educación física y lo de hoy no me había pasado nunca. A qué me pondré de pareja de los raritos. El caso es que a mí este chico me caía bien. Siempre me había parecido un poco marciano pero buena persona. Eso sí, con muchas ganas de llamar la atención y pasar desapercibido a la vez. Este maldito top de gimnasia no me lo suelo poner porque marca mucho escote, pero es que tenía los otros sin lavar o planchar, y no me acordé. Pues dije, bah por un día no pasa nada. Aciago el día. Resulta que hoy estaban impares, me pongo con Athos y oye, los ojos que se le iban pero con un descaroooo. Y claro, todos mirándonos y muertos de risa, que más quieren. Que si Athos es un salido, que si me está mirando ahí. Claro, yo he pegado un grito y los he puesto a correr, pero el cachondeíto ha durado toda la clase. Menudo sofoco llevo. A que dejaría yo el colegio de curas si casi cobraba igual y los críos se comportaban mejor.


40

¡Habráse visto este Athos! ¿Pues no me insinúa que he cogido kilos diciéndome que se me veía más rocosa? Y todo pesadito que si debería comer menos, que si me estoy poniendo muy fuerte. Mira, cuando me ha empezado a decir que un profesor de gimnasia debía dar ejemplo de cuerpo atlético ya es que me estaba poniendo de un mal humor… Pero luego ya, cuando se ha puesto a gritar como un loco: “¡Belcebú, malavenido, sal de aquí, demonio!”, entonces es que ya no he podido más. Lo he mandado a Jefatura pero por la vía rápida. Y él ni caso. Ha estado allí histérico hasta que le ha dado la gana de marcharse. Esto no se puede tolerar, claro. A ver qué dice dirección, pero creo que deberíamos expulsarlo o que lo internen. Este chico no está bien de la cabeza. Menudo año me está dando el nene.



Juan

4’

Este Athos es un primaveras. Se piensa que la reina de los guays ha venido aquí por su atractivo personal. ¿Cuándo se va a enterar que somos un cero a la izquierda y que sólo están aquí para reírse de nosotros? La tipa esta sólo quiere saber por qué Athos se llama Athos. Luego irá corriendo a rajarlo. Que nos llaman los frikis. Y que esos no son nuestros amigos. Pero Athos ahí sigue. Obcecado. Qué hostia se va a dar. Los que nacemos perdedores moriremos perdedores. Poco importa que queramos cambiar nuestra estrella o rebelarnos contra este mundo de mierda. Nunca tuvimos opción. Tan sólo somos lo que nos dejan ser.


11’

Ha pasado mucho tiempo desde que Athos y yo éramos amigos. Hoy me ha pedido cuentas, pero no he querido hablar con él. No nos haría bien a ninguno de los dos. No quiero perder a uno de mis dos únicos amigos, pero hay que bajarle los humos. Si no se volverá engreído, prepotente y subido, y el bofetón que se dará será impresionante. Sólo de pensar en cómo ha cambiado se me enciende el cráneo. Es que no soporto que venga a pedirme perdón exigiendo que en el fondo sea yo el que se disculpe. ¡Viene con un aire de superioridad! Debe pensar que me hace un favor o algo. Que le hable Miguel si quiere. A mí no se me deja tirado hoy sí y mañana no. Sólo pido un poco de coherencia.


41

Gilipichis. Merluzo enfermo. Está de encerrar. Hasta ahora he esperado paciente a que se le pasase el delirio de grandeza y que los pájaros dejaran de revolotear por su cabeza hueca, pero lo de hoy ya pasa de castaño caoba. Me viene el tío, me empieza a llamar “Leviatán, Leviatán” y se pone a hacer gestos rituales con las manos. Me ha dicho que saliera de allí y le he contestado chulesco que no me iba porque él lo dijera. Estaba todo rayado, entre demente y apocalíptico, soltando mierda: “La envidia, la envidia te ha invadido. Leviatán te ha comido.” Yo le he contestado que me comiera él la polla, pesado trepa oportunista chaquetero. Seguro que era otra apuesta de iniciación con los guays o algo así. Se ha echado a perder y encima nos está amargando a los demás.



Miguel

6’

Se veía venir. El Juan ya no le habla al Athos. Yo le he dicho que no se fíe de la Silvia, que le están vacilando y que es todo un montaje. Se ha puesto hecho un basilisco. Y todo por decirle que la Silvia y el Román siguen juntos. Si se ve fijo que se están riendo de él, que están conchabados. Nos llaman llamando los frikis. El Athos es el pollo friki. Pero se lo dices al Athos y parece que no te escucha. Te mira como si él estuviera por encima del bien y del mal, como si eso no fuera con él.


29’

Esto no puede continuar. Cuando el Athos aparece el Juan se marcha. Me están rayando mogollón. Hasta le he pedido al Athos que se disculpe con el Juan. Pero es muy orgulloso. Ha cambiado mucho y se piensa que es alguien, por culpa de esa chica. Antes no era así.


42

Lo de hoy ya el colmo. Llega el Athos, le monta el número al Juan y luego me lo monta a mí. Que si yo también tenía la culpa, que si pim, pam, pum, que si la pereza me impedía salvar la situación, que si me iba a redimir, cómo se le iba la pinza. Y luego se ha puesto a jurar: “¡Belfegor, Belfegor, sal de Miguel, yo te lo ordeno!” Y venga con la pereza. ¡Pues si madrugo más que él!


Tío Óscar

10’

Este chico es un blando. Se le comen el pan por todas partes. Si yo estuviera allí no pasaría nada, pero es que tiene que espabilar él sólo. Los demás no podemos estar sacándole las castañas del fuego siempre. Tal vez hable con Gloria. Algo debemos hacer para revertir la inclinación del chaval. Cuántas hostias se va a dar todavía. Y él en sus mundos de yupi, creyendo que la vida le tiende la mano con una sonrisa sincera. ¡Qué complicada es la pubertad!


16’

Me ha contado Gloria que Athos está saliendo con la chica más popular del instituto. Y me ha sonado a situación fraudulenta. He hablado con él y me ha jurado y perjurado que son novios y que su relación tiene perspectivas esperanzadoras. Yo no lo veo nada claro. Me parece que mi estimado sobrino confunde el yo ideal con el yo real, y que lo que para él supone un triunfo no es sino una chiquillada de un grupo de frívolos, una bromita. Se lo he insinuado y se ha puesto todo digno. Casi se enfada. Al final he hecho como que me lo creía para que no le entrara el berrinche, pero creo que le están tomando el pelo. Es demasiado infantil para que una chica así pierda su tiempo con él.


43

Tiene serios problemas. Estaba muy nervioso. Me ha mirado como si me traspasara. Yo quería pedirle cuentas por insultar a su madre. La conversación ha empezado a subir de tono. Me ha dicho que yo también era falible, cosa que ya sabía, y ha comenzado a desvariar. Me ha tachado de soberbio, egocéntrico y creído. Ha insistido con denuedo que la soberbia era mi pecado. Luego no ha dejado de farfullar “Lucifer, Lucifer, sal de tío Óscar”, así como si fuera la película de El exorcista. A ver si Athos está consumiendo sustancias… Tal vez deberíamos hablar con un psiquiatra, creo que su mente no sigue un patrón emocional correcto. Hablaré con Gloria ya mismo. Algo hay que hacer.



Silvia

2’

Lo que ha pasado hoy ha sido desternillante. Athos, uno de los frikis, se ha puesto a babear delante de la de gimnasia y se le han ido los ojos un taco hacia las tetas de la profe. Mira, yo es que no podía parar de reírme. Pero por favor, de dónde ha salido eso.


3’

¡Qué pesado está Román! Lleva toda la santa semana obsesionado con el friki. Dice que Athos no es un nombre, que se lo ha inventao. Ahora quiere que yo le sonsaque de dónde viene. Pues me hace una gracia que me vean con él… Hoy me he acercado, le he preguntado un par de idioteces y le he interrogado sobre el origen de Athos. Pero nada. Ya sabía yo que no iba a ser tan fácil…


5’

Esto se eterniza. Resulta que este chico tiene algo detrás de esa cabeza de serrín y los pelos de pollo. Hasta me cae bien. Lo malo es que no le saco el nombre y la gente empieza a murmurar. Confieso que a veces me hace reír y tiene muchos temas de conversación. Bah, no sé. Es mono. Nada más. El otro día casi nos morreamos por accidente. Imagínate que nos ven. ¡Qué corte!


9’

¡Qué burro Román! Menudo golpazo le ha atizado al pobre Athos, así sin comerlo ni beberlo. Fíjate que he ido a levantarle, y me ha gritado que lo soltara, como si fuera mi padre. Es que es muy celoso, pero no es mi dueño. No le gusta que estemos tanto juntos. Yo le digo que es para que me lo diga, pero a Román no le hace gracia. Piensa que disfruto con esto. Bueno, tengo que admitir que Athos es muy majo. A veces me da pena estar manipulándolo. Pobre, lo ha dejado hecho un asco el muy bruto. Ayer vino a casa y estuvimos estudiando matemáticas. Le enseñé todas las habitaciones y él empeñado en que le dejara entrar al almacén del abuelo, que lleva cerrado diez años. Oye, que si la puerta turquesa, que si tal, que si cual. Igual se pensaba que había un tesoro dentro, el muy plomizo.


12’

Creo que hoy me he dejado llevar. Estoy tan agobiada con Román, y está tan pesado con todo… que no he podido evitar desahogarme con Athos. Creo que me he ido un poco de la lengua, hasta le he dicho que Román y yo ya no somos novios. Luego me he derrumbado y el me ha abrazado con mucha ternura. ¿Me estaré enamorando de Athos, el pollo friki del instituto? Le he dicho que es demasiado bueno para mí. Por favor, que se vaya, que me deje, pues no tengo valor para decirle la verdad, y esto se complica por momentos. Yo no quiero hacerle daño, pero es que Román me está presionando mucho.


15’

Ayer volvió a preguntar por la puerta turquesa. ¡Qué fijación, por Dios! Me puse un poco borde y se lo tomó a mal. Hoy le he pedido disculpas y va y me casca un beso en la mejilla delante de todo el instituto. ¡Será imbécil! ¿Pues no ve que nos ven todos y van a pensar mal?


30’

No sé por qué motivo Athos se ha pegado un mes completito sin dirigirme la palabra. Hoy le he pedido explicaciones y me ha cambiado de tema. Nos hemos pegado una buena charrada. Al final le he confesado que Román y yo seguíamos siendo novios. Le he vuelto a preguntar por su puñetero nombrecito de los santísimos para acabar ya con toda esta intriga y se ha ido haciéndose el importante. Demonio de niño. Además me parece que Román trama algo. Desde que le dije que Athos pregunta mucho por el almacén no para de maquinar.


34’

¡Qué extraño! Me manda papá un correo pidiéndome que le traiga las llaves al trabajo y luego resulta que no era su móvil, y que no las necesitaba. El número estaba protegido, como el de papá, y he picado. Y cuando vuelvo a casa me encuentro que Athos, con el que estaba haciendo el trabajo de lengua, se ha pirao. No sé pero a mí me da que Román está detrás de esto, pero fijo además.


44

Esto es muy fuerte. Dicen que a Athos se le ha ido la pinza. Con lo de hoy ya me lo creo. Ha entrado en clase a mitad de hora, me ha dicho que saliera y me ha empezado a soltar burradas, que si era una zorra, que si la lujuria me estaba sorbiendo el seso, que si pecadora, que si me vio follando con Román en casa. Me he quedado super peripuesta, avergonzadísima, y le he soltado un tortazo gigantesco. El mundo se ha detenido por dos o tres segundos. La gente parecía paralizada como en una película de terror en el museo de cera. Parecía que el instante no acababa nunca. Él se mordía el labio inferior con rabia. Yo le contemplaba con sofoco, indignación y culpa. No tenía que haberle golpeado con tanta saña. Los maniquíes seguían clavados en sus posturas, pero se miraban unos a otros sin saber qué hacer o qué decir. Entonces Athos me ha mirado con cara de odio y me ha gritado: ¡”Asmodeo, Asmodeo, demonio inmundo, suelta a mi chica”! Y cogiéndome de los hombros, ha empezado a sacudirme y agitarme. Yo estaba aterrorizada. Él parecía un loco en estado catatónico. Entonces han aparecido tres mozos del sanatorio y Athos se ha escapado corriendo por el pasillo. Los murmullos del instituto se hacían ensordecedores, pero mis ojos estaban clavados en las escaleras por las que ese chico al borde de su cordura se llevaba mi alma y mi inocencia.


45

Han pasado veinte minutos desde que Athos eludiese a los loqueros. Ignoro si lo habrán cogido ya o no. Muchos se han marchado a la calle a ver qué pasaba. Otros se han quedado en mi pasillo, violando mi intimidad, cuchicheando. Que lleva varios días muy extraño. Que está para encerrar, que ha visto demasiada televisión. Que da miedo y risa a la vez. Hay Dios mío, que está muy mal, que algo le ha pasado en su cabecita. ¿Qué te he hecho, pequeño? ¿En qué me he convertido? Athos, ¿qué irracionales fantasmas merodean por tu psique y corrompen tu juicio?


46

No tenía que haberle seguido el juego a Román. Tonta, tonta y cobarde. Ese chico podía ser un friki, torpe e ingenuo, pero tenía corazón e ilusiones, muchas más que un macarra desfasao y fanfarrón. Nadie sabe lo que estoy sufriendo. Esto debe acabar ahora. Ha llegado el momento de recular y deshacer el daño que le he causado. No seguiré con Román. Está decidido. Ojalá llegue a tiempo de decirle a Athos que lo siento. Merece la verdad y odiarme a conciencia o perdonarme a duras penas. Sólo le pido al cielo que no sea tarde, que me deje reparar todo lo que hemos roto, que Athos recupere su vida y pueda castigarme como me merezco. Mezquina y vil, eso es lo que soy.



Román

2’

Qué gili, el friki. Va y se queda todo mico clavando los ojos en las tetorras de la Marta. Será vicioso. E inútil. No me extraña que lo llamáramos friki. Es que lo es y se lo gana a pulso. Pero te partes con él. Los frikis dan mucho juego. ¿Por qué lo llamarán Athos? Seguro que no es un nombre. Igual se piensan que son los cinco mosqueteros y Dartacán. Mira, pues ahora me ha picao la curiosidad. Voy a mandar a la Silvia a descubrirlo, si voy yo es que le parto la cara seguro, y entonces no sabría su nombre, ah, ah, ah.


6’

Mira, es que voy a meterle a ese imbécil, ¿eh? Es que el muy ladrillo se piensa que Silvia está mínimamente interesada en su culo de pollo. ¿Será gilipollas? Es que voy a ir y le voy a arrancar la cabeza. Una hostia, pim, por baboso, y otra, pim pam, por gilipollas. Friki de mierda, desgraciado, ignorante que le hace chistes a mi churri. Te arranco los huevos, ko, y luego me cago en tu puto nombre y la madre que te parió, friki, raro, enfermo. ¡Bicho!


9’

Si es que se la estaba ganando. Todo era sencillo, hasta para un raro como tú. Le dices a Silvia por qué te llamas Athos y ya está. Pero no. Tienes que hacerte el interesante. Y ha pasao lo que tenía que pasar, que te he partido la cara, gilipollas. A qué te vas a su casa a estudiar, friki. Si es que me estabas provocando. Y a qué te encoñas con la puerta verde, gilimemo, que eso es terreno vetao, pollo. Pues mira, ahora te vas a comer la puerta turquesa por mis santos huevos, y la vas a aborrecer, ¡frikipollo! Se me está ocurriendo una de mis jugadas. Te vas a enterar. ¡Silvia, ven aquí! Tienes que hacerme un favorcito con tu amiguito el pollo. Y nada de chorradas, nena, que papito está al loro.


23’

Qué hijoputa el friki. Me ha dado un susto de muerte. Estábamos pegándonos un homenaje en la cama de Silvia y lo veo entrando al caserón. Ella ni se ha pispao. Este capullo me quiere joder la sorpresa de la puerta. Pues no le voy a dejar, aún no está lista. Total que me subo y hago un poco de ruido. El tío ha dao un respingo que casi se da con el techo. Y yo abajo, haciendo como que había ido a coger algo del garaje. El muy gilipollas ni se ha percatao de que yo sabía que me había visto. Vuelvo a la habitación, le digo a Silvia que no era nada y la sigo taladrando a la muy zorra. El friki se ha quedao fuera mirando como se la clavaba a su amorcito. Igual podía haber aprovechado para curiosear el almacén turquesa o incluso habernos cortado el tema, pero yo sabía que no tenía cojones para ninguna de las dos cosas. Y ahí se ha quedao, contemplando la montada. Toma, pollo, pa’ke te enteres de quién se trajina a Silvia y quién se mata a pajas mirando fuera. A veces no podía evitar reírme, es que se le oía y todo al salido de él. Me he puesto a cien, no sé si es que me gusta que me miren porque soy un jodido exhibicionista o era sólo el pensar lo mucho que le iba a gustar y a joder a la vez al pringao de ahí fuera. En cualquier caso la sesión ha sido de manual. Jódete, Athos, jódete y quédate con la estampa. El único que folla con Silvia aquí soy yo, el menda, Román el gimán, y tú a soñar con puertas verdes y mocos azules.


34’

Ahora sí que sí. Silvia y Athos estaban haciendo el trabajo para el instituto. Acabo de mandarle un mensaje a mi cari diciendo que soy su padre y que le lleve las llaves de casa ya mismo al trabajo. No es la primera vez. Menos mal que el friki se ha quedado haciendo el trabajo, y es que la estúpida de Silvia quería que le acompañara. Casi lo caga todo. Tengo cuarenta minutos. Ahí sube. Le ha costao. Aquí está todo preparado. He parao todos los relojes. La grabación y el hidrógeno están listos. La luz azulada también. Te vas a cagar, friki.


35’

Acojonante. Ha salido de puta madre. Cuando me he puesto a hablar con el distorsionador estaba cagao, pero de verdad. El cabrón estaba muerto de miedo, pero no ha querido decirme de dónde viene Athos. Da igual. Le he soltado el rollo de Dios y la creación y se lo ha tragado todo. Menos mal que cuando ha querido marcharse no ha atinado a abrir la puerta. Estaba aterrorizado. He tenido que calmarle un poco, si no me arruina el plan. Luego le he lanzado el libro desde la escalera. Es un viejo tomo que mangué en el museo. Al parecer está escrito en hebreo. No tengo ni puta idea de lo que dice, pero en la última página he escrito las instrucciones en castellano. Seguro que las encuentra.


47

Joder. No sabía que iba a salir tan bien. Román, te has superao. Llega el friki de Athos en plan iluminao y me dice que soy Satanás pero que no es culpa mía porque estoy poseído y que él me va a salvar. Que si la ira me dominaba y que por eso era tan agresivo con todos. ¡Será pringao! Le he empezao a meter pero es que se ponía todo apocalíptico como un cura que se viene arriba en el sermón del domingo. Me ha entrado la risa y ya no he podido parar. Me he quedao super relajao. El friki, sangrando por la ceja, ha empezado a decir que ya me había salvado, que Satanás se había marchado de mí gracias a su coraje, y que mi ira se había marchado con el demonio. Mira, en eso lleva razón, ya no tenía ganas de matarlo a hostias, es que me lo estaba pasando mejor que si me hubiera metido tres rayas. Y hablando de rayas, todo esto ha empezado por empeñarte en entrar en mi picadero donde Silvia y yo hacemos cochinaditas y guardo la coca y las chinas. A ver si ibas a descubrir mi arsenal y te haces yonqui, so atontao. La puerta turquesa, la puerta turquesa. ¡Gilipollas! ¿Pues qué va a ver ahí, imbécil? Un sofá, condones, papel y chocolate. Lo normal. Pero es que tú no eres normal.


48

Coño, que no lo cogen, ¿eh? Ahora, ahora lo tienen. Qué tío, casi llega a casa de Silvia. Y allí sigue con su rollo, la puerta turquesa, Dios y su misión de los cojones. ¿Pero no se da cuenta de que le he estado vacilando? A ver si se le ha ido la cabeza de verdad. Pues no será por esta chorrada. Ya vendría de antes. Así, tú sigue así que no te van a soltar. Si cuanto más te revuelvas más días te vas a pegar con la camisa de fuerza, elegido.



Libro sagrado

38’

“Athos, el mundo se desmorona. La corrupción, la maldad y la ambición se comen a la humanidad. Nadie ayuda a nadie. Necesito alguien puro, carismático, noble y fuerte. Alguien como tú que salve el planeta de esta caída libre en la que está sumido. Alguien que revierta la perversión de sus allegados, y que éstos a su vez purifiquen a otros tantos y de modo piramidal la gente se irá convirtiendo a una nueva era de paz, amor y bondad. Han pasado 2000 años desde que yo lo hiciera, por medio de Él, ahora debe volver a hacerse, y será a través de ti, el nuevo Mesías. Deberás probar que eres digno de la misión que te encomiendo. Un reto que probará tu pureza de espíritu y tu valía. Si lo superas, y accedes a un nivel superior de entendimiento humano y divino, entonces estarás preparado para La Revelación: El misterio del cielo, la muerte, la naturaleza divina, los enigmas científicos, los milagros, todo se entreteje en un tapiz místico hilado por mí en El Principio de los Tiempos. Y todo ello se entiende desde La Visión. Tú tendrás acceso a esa Visión con tus propios y pequeños ojos. Ahora, ante ti, tu sagrada misión: Los hombres se retuercen de vicio y exceso, personificados en siete demonios arteros que pervierten el mundo con sus debilidades capitales: Mammón (avaricia), Asmodeo (lujuria), Belcebú (gula), Belfegor (pereza), Satanás (ira), Leviatán (envidia), Lucifer (soberbia). Primero liberarás tu alma de todos esos pecados, renunciando a las inclinaciones humanas que conducen a ellos, como una vez hizo mi hijo Jesucristo. Segundo, cuando seas puro y bienaventurado, buscarás a esos siete demonios en tu entorno, pues se encuentran de modo predominante en cada uno de los hombres. Cuando los encuentres poseyendo a siete inocentes deberás expulsarlos de ellos. Intentarán vencerte refugiándose en los seres que más quieres, y es allí donde deberás vencerlos. Poco importará lo que tus amigos y familiares digan, deberás salvarlos de sí mismos y de los males que los putrefactan. Tercero, cuando hallas exorcizado a los siete malditos de siete de tus amados, volverás aquí y oirás y contemplarás La Visión. Entonces y sólo entonces serás el nuevo Mesías. Ahora eres sólo El Elegido.”



Sanatorio Provincial, planta siete, enfermera adjunta

51

En dieciocho años de profesión he visto casos muy tristes, pero como el de esos muchachos ninguno. El chico entró con una paranoia esquizoide de grado 3, y lejos de suavizarse se agudiza. La niña no ha dejado de venir cada día en los tres meses que lleva aquí. Se nota que está super enamorada, y además es una monada. Cada vez que viene a ver a Athos acaba llorando. Pobre. Le dijo el otro día que había dejado a Román, que imagino que será su ex novio. Pues cariño, no sé cómo será el otro pero éste no está muy pa’llá. Haber seguido con él. Me temo que Athos tiene para varios años aquí, si no es para siempre… Hoy le ha preguntado de dónde viene el nombre de Athos. Él, todo solemne, ha dejado de hablar de misiones divinas y demonios que alienan el mundo y simplemente ha dicho: “Me llamo Antonio Óscar, pero no me gusta; prefiero Athos.”


FIN DE ATHOS

domingo, 2 de agosto de 2009

No tengo tiempo

Una de las frases que más me divierten cuando hablas con alguien y le cuentas algo que haces, ya sea por ocio, obligación, curiosidad o vicio, es “yo es que no tengo tiempo”. A menudo lo acompañan de un “como se nota que te aburres” o de otro muy traído “ya verás cuando tengas hijos”, así como si te pusieran una pistola en la cabeza para obligarte a procrear o como si tu acertada gestión del tiempo libre implicara perderlo en chorradas en lugar de serias actividades. El personal tiene el tiempo que quiere y puede. A lo mejor mi manera de repartir mi ocio es escribir necedades en un blog y la tuya es dormir doce horas o salir por imperativo legal todos los fines de semana. En todo caso, ¿cómo sabes tú lo que hago o dejo de hacer cuando no me ves para decidir que me sobran horas? Lo que quiero decir con esto es que las personas importantes o que rodean su vida de un aura de responsabilidad y otras tareas adjuntas excusan su falta de iniciativa en otros campos infravalorando las trivialidades ajenas, como si sus propios desempeños fueran más cruciales y a la vez más inexcusables. En general, todos disponemos de poco tiempo libre real, y muchos renunciamos a ciertas diversiones menores para poder abusar de otras. En todo caso no deja de ser curioso que las voces que claman por su escasez de libertad son a menudo las que me parece que llevan una existencia más relajada. ¿O será que en casa no paran?