![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcYYKCgUHpok9ABNxmbbsGBKqhpNgly7n0hgnGt5GiochHbUbviBpH4R0O0VFiK6LjPZLrUV-4LpTj3WGSqKaGhzvEfm1yg1LP22uyV7ldB1KLfOVtBr9Fpp2xjtRbr5nWMkfYDx9ee19U/s1600/cc.jpg)
Corre por las venas del ciudadano
medio una enfermedad hipocondríaca que le hace convertirse, ante la más feroz
de tus dolencias, frente a la más grave de tus afecciones, en un ser al borde
del abismo, caminando entre la vida y la muerte, sufriendo unas agonías vitales
que nunca llegarás a imaginar.
Y es que son –perdónenme la
generalización sexista– muchas las marujas atrapadas en cuadros crónicos que
parecen pintados a mala idea. Si te duele la rodilla, a ella se le hincha
martes y jueves; si madrugas mucho, ella duerme poco y mal; en caso de que
tengas dolor de cabeza, sus migrañas son de campeonato; frente a tu pérdida de
juicio por culpa de la muela, su boca es Bosnia día sí, día no; ¿regla intensa?
Tu amiga recibe sangre cada mes o moriría de anemia; si tienes calor, ella
jamacucos; si te operaron de fimosis a ella le extirparon un pene malformado.
No importa lo mal que lo estés
pasando. Ella siempre más. No ha lugar a la queja, no pretendas aliviar tu
dolor o compartirlo. Acabarás brindando por el suyo mientras se recrea en
detalles que no le has preguntado.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3MwxKI4A6ZryHT86wqRgNrxXI4f6h6EM54MaXMHunw_C_Ta9ZarYXuDxEonAel6DocrkocRZVonPwB9jYMGLBk4bM-73uIZVecRLqSRQh7b0hg5qKAddJaRQvu1-YR36P7dbgCCSEYsHp/s1600/sc.jpg)
Debo estar volviéndome niquitoso.
Cada vez me parece más inadecuado describir el padecimiento y recrearse en él.
Y no hablo de personas enfermas, terminales, crónicas, desesperadas. Para el
herido nada mejor que taburete y sonrisa. Me refiero a esas que a falta de algo
mejor o más interesante construyen su vida en torno a sus males, achaques y
afecciones leves. Y lo adornan como si fueran niños heridos de bala en un
conflicto bélico. Las muescas de guerra nunca deberían ser, pese a Stephen
Crane, insignias rojas al honor. Siempre hay un momento para compartir el
dolor. Dije “un momento”, no todos. Hay vida más allá de las piedras en el
riñón.
Hola Dry. Fijate, yo soy todo lo contrario, si me duele o molesta algo sigo diciendo que me encuentro perfectamente, me cuesta decir que estoy jodido. Quizás sea por ello que me molesta la persona que te para y te cuenta todos sus males con pelos y señales. No lo soporto. Será también por eso que no me hace gracia Crane, ha escrito demasiado basándose en sus males y desgracias. Voto por fingir estar de puta madre cuando te duele la cabeza, el callo o las muelas.
ResponderEliminarAbrazo mañico!!