Una lujosa puerta maciza se abre con chirrío. Una madurita de ojos risueños
y vestido estampado sonríe falsamente a la maruja impecablemente trajeada que
acaba de llegar como si fuera la muerte. La sonrisa de la recién llegada
pretende ser cordial, pero los ojos mezclan soberbia, agresividad,
condescendencia, salvajismo, beligerancia, prepotencia, crueldad, astucia y
mucha maldad. Tras la mabruja, tres agentes de la policía nacional y 25 peones
de mudanzas comienzan a introducirse en la mansión y a sacar los muebles.
–Pero, ¿qué pasa, Dolo? –inquiere la casera– ¿Por
qué estos hombres están llevándose mi recibidor? ¡Eh, que esa figurita de
Lladró me la regaló Alberto!
–Lo siento, Espe –replica la trajeada–, pero te estamos
embargando.
–Pero que dices, Cospe, si soy yo, Espe.
–Lo siento, mona, pero acabamos de aprobar una
nueva ley. Se recorta el número de políticos autonómicos. Y con el nuevo
impuesto de bienes inmuebles estás en números rojos. Te quitamos el mobiliario
por el bien de España.
–Pero, Dolo, que tú también eres autonómica.
–Ya no. Ahora soy la número dos. Me ha nombrado
Mariano.
–¿Y Soraya?
–Al paro. Había que
recortar. Cobrará la prestación super reducida por ser excargo público. Ha
tenido suerte: 245 euros al mes por la jeta.
–Pero… ¿quién ha aprobado
esta ley?
–El consejo de ministros.
–Si ya no hay ministros.
–Pues eso: Mariano y yo.
No queda nadie más.
–No me hagas la puñeta,
Cospe.
–Lo siento, Espe. Llévese
el espejo también, haga el favor, mozo.
–Señora –responde el
obrero–, que soy ingeniero de telecomunicaciones.
–Pues haberte ido a
Alemania. Aquí, mozo de mudanzas y gracias que trabajas. Igual cobras 700
euros, ¿o qué?
–398, señora.
–Aún te quejarás.
–Son brutos. El mes pasado
me llamaron de Hacienda y tuve que pagar de mi bolsillo. Mis ingresos no daban
para el IRPF. Por lo menos cotizo.
–Da igual, majo. Mariano y
yo vamos a quitar las pensiones contributivas. Te morirás trabajando o de
hambre, pero pensionista va a ser que no.
–Pero, Dolo –insiste
Espe–, ¿no hay nada para mí?
–Puedes volver con
Alberto.
–¿Adónde?
–Gestiona un banco en El
Retiro. Creo que tiene palomas y todo. Se saca más de dos euros diarios en
limosnas. La gente tiene memoria.
–Ay, Cospe, ¿no hay otra
cosa?
–Lo siento, Espe, el
bienestar de España es lo primero. Ahora la Merkel ya no desvía nuestras llamadas. Quítate
los "John Lobb".
–No pretenderás que vaya descalza, Dolo,
por favor. Que somos amigas.
–En política no hay
amigas, querida. Te he traído las sandalias de Andrea. Se suicidó el mes
pasado. La pobre, desde que no le tocaba la lotería no le salían los números…
–Esto es humillante,
Cospe.
–Lo sé, querida, pero es
por España. Ya no teníamos de dónde sacar. El 95% de los sueldos de
controladores están retenidos. Hay un médico cada diez habitantes, lo malo es
que no cobran. Hemos afianzado un profesor por instituto y dos maestros por
colegio. ¡Y éstos cobran casi 500 euros! Las ayudas a la minería se han
doblado: ahora hay diez parados por minero que colaboran gratis en sacar el
carbón. Otra cosa es que luego tengan que compartir el salario. El paro no ha
subido. Desde que no hay prestaciones en el régimen general, ya nadie se
apunta. Las pensiones se han sustituido por un sistema de pago integral de sepelios.
El que se muera, lo paga el Estado, y sin mover un músculo. Hemos agilizado la
burocracia. Al cerrar comercios y ayuntamientos, no había trámites ni nadie
para hacerlos. Ojalá salgan las Olimpiadas de Madrid 2032. Tenemos un montón de
voluntarios para construir infraestructuras.
Eso sí, no sé de dónde sacaremos
la pasta. Espero que la Roja
vuelva a ganar el mundial. Necesitamos dinerito fresco.
–Cospe.
–Qué, Espe.
–Que creo que voy a
llorar.
–Venga, mujer, si sólo es
un pequeño sacrificio. En quince años igual ampliamos el Gobierno. Ahora es que
no llega, entiéndelo.
–Oye, Dolo.
–Dime, Espe, guapa.
–¿Cuándo aprenderá Mariano
a decir la “s”?
–Cuando aprenda inglés,
bonita. Hala, gracias. Ya hemos acabado. Me encanta tu casa. Debes pagar un
huevo de ibi, ¿no?
–Vete a tomar por el culo,
Cospe.