![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifWhouBPORdQjtwm1TpPEyhaYaTphbs85D2F2HhquzDnTX5msiCYgyQTqePlenjaHfbW1nA3rDGRpOH4MLv70WKjcgFbV0laz-sWClMfvwvKVnGcbmU6SPTC2ARsf7IojBHIyeHApOtF0B/s1600/5.jpg)
Otros adalides cinematográficos menores
son los esquivatartas en las comedias, los bailarines en los musicales, los
surfistas californianos, los rateros románticos, las monjas cabareteras de los conventos
embargados y los profes enrollados que transforman delincuentes en artistas.
Luego están los antihéroes. Más
allá de gángsters robinhoodescos que nunca roban a los pobres –seguro– y los
detectives depresivos que se dan a la bebida o vuelven a fumar a los cinco
días,
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjitm2v2kUZ_yc2W-zQMSuifTu9aGyxGQhOWiuHwXucSma4_UDzy281TcObdxIwKpocVctIKWjW3U847aCMcQqDA6nIAzTyxoecO8YTHJT_mIFL6PXcVWLFw4mC4AbfyhRnp31LRQpsFid2/s1600/6.jpg)
los pistoleros crepusculares encarnan el ideal de hombre duro y frío,
movido por su propio interés económico, descarnado y sin sentimientos nobles,
que lo mismo patea el culo de un mindundi bocazas que agujera el chaleco de
cuatro desalmados no muy diferentes de él, pero con un matiz ambiguamente
negativo. La degeneración del vaquero romántico, elevado y justiciero,
políticamente correcto, que nunca dispararía a traición ni golpearía a una
chica no fue sino la progresión sociológica de la deshumanización global. Si
ahora viniera John Wayne a salvarnos el culo a todos lo acribillarían –eso sí,
a traición– en el primer fotograma.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1U01qWs05nF_2GmkIbVMuAdDmC-oOSK7xEKckysmjUpibpx4mcnS09LSO5p0tMjjbKSzzjFNIwjo8dNUCaDqE7BM9SajCpzAa_HjWYRXDhOY_LlvsOpKkRS8JzRbvWKFzAToIDodaREs_/s1600/7.jpg)
Acuérdense de Indiana Jones observando los
malabarismos con el sable del campeón bereber de “En busca del arca perdida”
sólo para pegarle un tiro desmitificador al final de la acertada aunque
desafortunada exhibición. Los héroes han perdido romanticismo y ganado
pragmatismo, y los ideales quijotescos que una vez defendieron han degenerado
con ellos hasta revertir una ficción dicotómica en una realidad multipoliédrica
donde el malo o el bueno dependen del país donde haya nacido el sufrido
espectador.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhovetKy2zh38yZ7tUYTq45TJ0CD3qVoqXi0l1N0Oel6T5gu8JSN5AB0sTZDAVQUN_t3SHCsNmPaw1_2TmNY-9GgF0vWBuTadHsY-GKGEcz-DN4PKrV4R-8dMHehxQo8twEkeOxchUlN_Sy/s1600/8.JPG)
Luego están los héroes
cotidianos. Lo bueno que tienen es que todos podemos ser uno. El cura enamorado
que no sucumbe a sus pasiones, o lo hace y sufre espiritualmente por ello, la
madre coraje que se echa los vástagos a la espalda, el adolescente maltratado
que supera su problemática familiar para resurgir maduro, templado y
responsable… La lista es interminable. Quizá porque todos afrontamos retos
cotidianos a diario, y ganamos o perdemos mil veces sólo para hundirnos en
nuestra miseria o volver a levantarnos más fuertes, más rápidos o más sabios,
porque vivir es una aventura increíble a la que cada uno le pone el género que
más le gusta: comedia, tragedia, ciencia-ficción, musical, terror, detectivesca,
transición a la adultez…
Desde luego que sí Drywater, todos podemos ser uno...
ResponderEliminarUn abrazo
Tu lo has dicho Dry, vivir es una aventura increíble. Cada uno tiene su papel, uno mejor y otro peor, paro cada día levantarse, y dirigirse al trabajo es una aventura heroica. Muy buenos los dos artículos dedicados a los herpes.
ResponderEliminarAbrazos Dry, como siempre muy agudo.
Dry,..he terminado mi opinión diciendo,..."Muy buenos los dos artículos dedicados a los "herpes" cuando quería decir "héroes"...por Dios! en que estaría yo pensando.. ;( ..sorry.
EliminarCuando vi "El bueno, el feo y el malo", siempre me quedé con la idea de que en realidad el bueno no era tan bueno como el título sugería... ni de lejos.
ResponderEliminarTal vez lo que ocurre es que poco a poco nos hemos ido creyendo menos el papel de héroe perfecto.
Ahora que hablas de héroes cotidianos, me acuerdo de Robert de Niro en "Una historia del Bronx" cuando le dice a su hijo que el obrero que va a trabajar todos los días es el auténtico tipo duro.
Un abrazo!
Todos podemos serlo pero muy pocos lo son realmente. A veces las personas somos le encarnación perfecta del antihéroe, por no decir que un poquito cabroncetes.
ResponderEliminarBuen final para el artículo :-)
Abrazos.
El género de nuestra "aventura" creo que varía según el humor con el que te levantes ese día.
ResponderEliminarSaludetes Dry.
Gran artículo cinéfilo, actual y para una buena extrapolación social. Saludos desde el tercer aniversario de Indien12.
ResponderEliminarTodos podemos, pero no es fácil, y como dice Din Buzzati en "El desierto de los tártaros" no todos han nacido para ser héroes ;) Lo que cada vez me ocurre más es indignarme porque se vende como antihéroes a auténticos hijos de puta (con perdón). Dentro del cine... y fuera.
ResponderEliminarUn saludo :)