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Sandra continuó la relación con
el hombre que meaba colonia. Se abrazó a él mil veces; marchaban juntos a hacer
deporte, tras lo cual hacían el amor sin que ella le dejase ducharse. Pronto
sacaron una línea de perfumes exclusivos con todo lo que aquel Adonis celestial
producía, y se hicieron inmensamente ricos y alevosamente populares. Todo eran
días de vino y rosas. Hasta aquel día.
Guillermo no recordó exactamente
como ocurrió. Simplemente le esposaron, le encarcelaron y hubo un juicio sin
historia. Le metieron quince años y una indemnización que nunca pudo pagar.
En la prisión de Daroca
cuchicheaban con morbo que entre ellos estaba el hombre que meaba colonia, enamorado
de una mujer diez, hasta que se le fue la pinza y mató a todo el bloque
vertiendo un potente gas tóxico en los conductos de aire acondicionado, en los
pasillos y portales. Los internos con frecuencia se abrazaban a él para agarrar
un poco de su impagable sudor.
Bueno, alguno que otro se abrazó demasiado, pero
nada que no ocurra en otros sitios.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO0_0CNTAuSLuN19rceQYOGGHV2Ria6R_GWbsB5D1GQwYgv1p3MFkePcmP7dqym5DLsI64DFPPLxos0gbpKbK71g-XCJFydBnhdPGB4C9iq8pTPv6ne2JWrwwOeghVplbYuuidEmjUCB_R/s1600/nb.jpg)
Por las noches frías de Daroca
una fragancia sublime alegraba los semblantes de presos y funcionarios. Solo
Guillermo permanecía despierto y preocupado, recordando cómo Sandra se aproximó
a él con un frasco de desodorante de Mercadona y, por simple y morbosa
curiosidad, pulverizó sobre el torso sudado de su hombre. Lo demás, jamás
consiguió recordarlo.
Vaya historia Drywater y eso que desde el principio tuvo tan fácil alcanzar el éxito...
ResponderEliminarAbrazo!
Que gusto, entre en esa historia y se ven las dos partes de la ley de la espuma, cuando esta baja todo es diferente. El Guillermo, no es normal. Saludos
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