Es increíble cómo los
progenitores pueden conocer a la perfección muchas de las nimiedades de sus
hijos e ignorar a su vez detalles de profundo calado. Y es que los alumnos,
como decía una amiga mía, tienen tres caras: “la cara de casa, la cara del
colegio y la cara dura”. Efectivamente, muchos niños son de una manera en el
hogar y de otra absolutamente diferente en el instituto. Algunos son tiranos en
la intimidad y muy agradables con los compañeros y profesores. Con otros es al
revés: benditos con los padres y unos bichos con la comunidad educativa. En
todo caso, en general, el bandarra fuera trae los deberes hechos de casa, y el
que responde en la escuela no es por casualidad que tiene a los padres muy
encima.
Las más graves armas de
destrucción son el pene y el coche, por un sencillo motivo: cualquier
gilipollas puede conducir un vehículo o tener un hijo, y de ambas maneras le
puedes joder la vida a alguien con una facilidad abrumadora.
Un gran número de personas no
están capacitadas para ser padres. Lo malo es que lo son. Y luego pasa lo que
pasa. Si muchos no saben cuidar de sí mismos… ¿cómo van a criar vástagos con
garantías? ¿Qué hacemos con esos niños cuando crezcan? ¿Los llevamos a Adán y Eva o a Mujeres y Hombres y Viceversa?
Jajajajajaja....No tengo nada que añadir, es como si me leyeras la mente...Jajajaja...
ResponderEliminarUn abrazo Drywater!
Sólo pido que mis hijos me permitan entrar en su mundo. A cambio intentaré no destrozarles demasiado sus salones. Respecto a lo que hagan los demás padres, no creo que pueda erigirme en juez de la mayoría. Como mucho, tal vez, opinar sobre los menos y aplicarme el cuento en aquello que vea que de otros me pueda servir. No sólo los alumnos tienen varias caras, todos somos poliedros y esto es consecuencia de nuestra sociedad y nuestro derecho a protegernos. Ya no hay que matar bisontes pero no conviene ser tan confiado como para dar la jeta tal cual y te la partan. Lo dicho. Ojalá me inviten a participar un poquito de su mundo y ojalá encuentren tan buenos docentes que sean capaces de entrar un poquito en su mundo viendo sus carencias, sí, pero también sus potencias.
ResponderEliminarUn recuerdo para los buenos padres.
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