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La muerte de Bona emborrachó a sus interminables conocidos de gratos recuerdos. A nadie le produjo una pena especial pues llevaba cuarenta y dos años padeciendo ataques al corazón y varios derrames. Había enterrado seis hijos y tres nietos, y muchos juraban que no moriría nunca. Por eso su sepelio se tomó un tanto a risa: nadie creyó que San Pedro la llamara de veras.
Es por ello que, bien por incredulidad, bien por mortalidad anterior, su epitafio eucarístico presentaba un sinfín de notables ausencias. Y, pese a todo, la relación de caricaturescos personajes que velaban su ascensión a los cielos dibujaba una singular comitiva.
El sacerdote que oficiaba la ceremonia póstuma hablaba con voz tímida y confusa. Casi parecía que la había asesinado él
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En primera fila una pareja de familiares cercanos aguardaban impacientes el final de la misa. El caballero lucía un hermoso solideo de calva circundado por grasientos y nevados cabellos. Sin embargo, la atención la captaban sus manos que jugueteaban nerviosamente con un aparatoso aro cargado de llaves para el coche, la oficina, la casa y si me apuras la Basílica de El Pilar. Su pomposa señora parecía en trance místico, y aunque para muchos profanos pudiera simular en perfecta armonía sacramental, los más íntimos sabían que su alborozo lo provocaba la estampa de verse rodeada de muebles del Ikea en breves minutos, pues el almacén sueco se encontraba a medio camino entre su vivienda y el cementerio, y teniendo la mañana libre por defunción las uñas se le hacían tornillos de gusto. Completaba el lugar de privilegio un abuelo con cara de amargado y una adolescente suicidada en pijismo y tontería. A cada frase que completaba el inopinado cura respondía el anciano con una sentencia tal que todos esperaban que rugieran truenos al acabar la oración. Cuando el oficiante retomaba la palabra de Dios la adolescente pija maldecía mediante un “tss” lleno de aburrimiento y tedio. Tras ello volvía a sumergirse en el rojo de sus uñas o en los huracanados soplidos que volteaban su flequillo.
En el segundo banco se agolpaban tres mujeres de fuertes convicciones religiosas.
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El tercer banco lo copaban el ya mencionado triunfito, una extraña pareja formada por un bolso gigante con su cuarentona dueña y el marido de la segunda, un ejemplar de calzonazos estándar.
A los treinta y dos minutos de comenzada la misa, o lo que es igual, a los nueve “amenes”, siete sentencias y trece “tss” de la pija apareció del fondo de la puerta una rubia de bote emperifollada y operada hasta las tetas, caminando como si montara a caballo e insistiendo en hacer un estruendo formidable con sus botas de Clint Eastwood. La rubia despertó el asombro de todos y la animadversión de la quinceañera, que vio rival cuando nadie disputaba antes su trono del “osea”. Atravesando la capilla con paso decidido aunque paradójicamente eterno, se colocó en el primer banco entre la adicta al Ikea y el abuelo sentencias, creando un espacio que no existía a base de codazos y empujones a ambos. La señora pomposa se limitó a mirarla mal, pero el sentencias dijo “lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”. La voz angelical de la maruja devolvió la paz a la casa de Dios y las disertaciones desacertadas del cura sobre el budismo y la reencarnación engulleron los pensamientos mundanos de los presentes.
La ceremonia se hacia insufrible y el señor de la primera fila ya había ejecutado con el clink, clink, clink de sus llaves al menos siete piezas de los Beatles y el “Corrupción en Miami”, que tiene su mérito. La niña pija se había cansado de mirar de reojo y compararse con la rubia de bote y buceaba hace tiempo en su inseparable móvil.
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En primera fila el abuelo, la adolescente ñoña y el clink, clink, clink ya habían sido despachados del banco y permanecían de pie en el pasillo o junto al pilar lateral, y sólo la señora del Ikea disputaba la supremacía a la rubia empujones, aunque apenas mantenía el tipo.
Me ha encantado tu escrito,¿porqué una segunda parte?Besos
ResponderEliminarMe gustó eso de las uñas se le hacian tornillos...xd
De todos los personajes descritos me quedo con la señora adicta al ikea... xDDD es genial¡¡¡¡
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡
A ver que nos trae la segunda parte...
¿Esto está basado en un hecho real?
ResponderEliminarLa segunda parte precipita los acontecimientos. Algunos personajes están basados en personas reales aunque no necesariamente en un evento como este.
ResponderEliminarUn saludo a todos
De veras, deberías ser escritor profesional.
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