viernes, 7 de febrero de 2014

Por qué no debes ir a comprar al Mercadona en hora punta

Pues porque es un caos acojonante. Las marujas están más impertinentes, quizá arrepentidas de haber faltado al primer mandamiento de las marujas, que es ir a comprar a las nueve y cuarto, o porque se ha acabado el salmón, vete tú a saber.
Los pobres de la puerta tienen más cara de pena; será que llevan más tiempo sin comer o que el frío les ha robado la alegría.
Los carros han sido misteriosamente abducidos y no queda ni uno libre. Si eso, el de las patas rotas que giran siempre a la izquierda y te estampas contra todos los estantes. Las cestas, están perfectamente ordenadas y apiladas. El único fallo es que por misteriosos vericuetos logísticos y migratorios, siempre te esperan en la otra puerta.
Las cajeras tienen en esta hora bruja la facultad de desparramar tu compra con más salero, y jamás te darán tus bolsas hasta que no se hayan asegurado un buen remanente de productos facturados para que tu vayas perdiendo el culo y no ellas, no sea que seas rápido y les atosigues recogiendo más veloz de lo que ellas pueden escanear. Su slogan es más acelerado, y sus anuncios de promoción por megafonillo suenan a prisa no vaya a ser que se ennegrezcan los plátanos de oferta antes de acabar la alocución.
Los bosques verdes se encuentran llenos de lobos hambrientos, y los hacendados tienen a todos los esclavos en huelga en hora punta. Muchas de las cosas que has venido a adquirir ya no existen; se extinguieron hace unas horas para ti, años ha para las marujas del primer párrafo. Pese a los impedimentos y las escaseces, hay algo que nunca deja de inquietarte: “¿Dónde cojones están los huevos?”
Con todo, lo más atemorizador de consumar el ritual en horario de máxima audiencia son los demás compradores. En general se dividen en dos categorías, ambas a evitar –haber venido por la mañana con las marujas–. La primera es la de los empanados. Gente feliz, sin complejos, sin prisa, sin estrés: abuelos, madres que no tienen tiempo (¿?), desempleados, yayas, yoguistas… Tienen un don especial para bloquear un pasillo con capacidad para tres consumidores con un solo carro. Lo cruzan inexplicablemente y lo clavan. Tú ensayas y nada. Lo más que consigues es que te regateen a ambos lados. Los empanados cogen capazos en cada esquina, con cada vecino, y en todas circunstancias.
La segunda variedad de cliente a evitar un lunes a las ocho de la tarde en el súper son los tiburones. Bueno, para qué engañarnos: tiburonas, porque la amplia mayoría de escualos mercadoniles son hembras en época de apareamiento, y por lo visto llegando tarde a la cópula –de ahí las prisas. Bien, hagas lo que hagas, esquívalas. Sus dentelladas dan miedo, su mirada torva acojona y su conducción de carro entre los obstáculos –porque para ellas no eres más que eso– es entre temeraria y suicida. Si eres una persona normal, estándar, medianamente educada, les cederás el paso mil veces. No esperes que te devuelvan la gentileza. Están demasiado ocupadas para siquiera considerar que tú también tengas obligaciones. No sé, tal vez ir a atracar un banco nocturno, marcharte de cañas, quedar con la chica de tus sueños o cambiar el pañal al renacuajo. Que resulta chocante, pero los demás también tenemos vida propia y muchas ganas de consumirla entre los besos de nuestros seres amados en lugar de esperar pacientes la cola y agarrar fuerte la barra para que no se nos coman el pan.

5 comentarios:

  1. Yo es que soy de Simply, que para eso son de aqu, pero la fauna es similar.

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  2. Ni Endesa ni Mercadona. Quevedo, hay que volver a los clásicos:

    Vienensé a diferenciar
    la gallina y la mujer,
    en que ellas saben poner,
    nosotras sólo quitar;
    y en lo que es cacarear,
    el mismo tono tenemos.
    Todas ponemos,
    unas cuernos y otras huevos.

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  3. ¿Sabes algo Drywater?, la próxima vez que vaya a Mercadona en hora punta me acordaré de tu entrada y ¡a comprar!....Eso sí, con una sonrisa, como hasta ahora nunca había podido ser en mis compras en hora punta.

    Un abrazo

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  4. Expléndida entrada, como de costumbre.

    Eso, y cuanta razón: yo huyo de la hora punta como un vampiro de los ajos. Dicho lo cual, ¿hay alguna hora en que el mercadona no esté en hora punta?

    Simple curiosidad, ya que siempre que he ido, da igual la hora, estaba eso imposible, por mucho que mi madre diga que hay horas en que está medio vacío.

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  5. Te has olvidado de los dinosaurios hambrientos en las colas. Esos que por esperar 2 minutos menos darían su vida y en cuanto abren una nueva caja salen corriendo hacia ella como si se les fuera la vida en ello, a veces, incluso si llegan segundos, cargan su rabia contra el que les ha ganado lanzando todo tipo de improperios.

    Yo tengo la teoría de que siempre es hora punta en Mercadona. Vaya a la hora que vaya allí siempre hay más gente que en las oficinas del INEM.

    Abrazos.

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