La noche del jueves ha sido
especialmente cruenta en la ciudad autónoma de Ceuta. Los intrusos ya no
respetan nada y diversifican sus métodos de violación del espacio territorial
español. Algunos aprovechan la llegada de la noche para entrar en masa.
Según los videos difundidos por la Guardia Civil, muchos de ellos
no desean realmente llegar a Europa, sino joder las instalaciones y elementos
de prevención del Gobierno de España. En este sentido, se cree que un nutrido
número de africanos desafilaron deliberadamente las concertinas disuasorias
usando sus brazos, piernas y muslos para “comerse” las ruedas dentadas. Un
comportamiento que ha sido condenado por el Ministro del Interior. “Claro, como
las concertinas son caras y ellos tienen muchas extremidades, intentan
fastidiarnos deteriorando el mobiliario urbano. Pues ya podrían quemar
contenedores, que eso lo paga el Ayuntamiento de Ceuta y no nosotros”, ha
comentado Jorge Fernández.
La tragedia ocurrida en la noche
de autos se recordará como uno de los momentos negros de la historia de España.
Al parecer, unos veinticinco subsaharianos han conseguido irrumpir
criminalmente en la ciudad. Una debacle total. Pero no todo son noticias
negativas. Otros nueve ilegales fueron acribillados a tiros por las fuerzas de
seguridad del Estado cuando se negaron a obedecer órdenes. Según informan
fuentes policiales, era un grupo de 33 morenos dotados de paracaídas de
plástico de esos que iban con un muñeco; los que se lanzaban al aire con fuerza
y caían donde les daba la gana; un clásico de los juguetes para niños.
Los inmigrantes se hallaban en
caída libre cuando el cabo primero les ordenó volver a subir, a lo que la
totalidad de ellos se negaron. En ese momento, y ante la negativa a abandonar
el conato de intrusión, los antidisturbios tuvieron que disparar sus fusiles de
asalto. Hay que recordar que las pelotas de goma se han prohibido porque son
mucho más costosas económicamente que las balas del calibre 38 y el ejecutvo ha
impulsado un importante paquete de medidas de reajuste y optimización del gasto
público.
Una vez que seis de los
criminales fueron abatidos, uno de los supervivientes intentó aletear hacia
arriba para no caer en suelo español, pero acabó tomando tierra y tuvo que ser
suprimido también. Hay que decir que los africanos muertos siguieron bajando al
suelo a modo de provocación, creyendo tal vez que su nueva condición de
cadáveres les proporcionaría un estatus diferente. En este sentido, voces
autorizadas dentro del ministerio ya han advertido que “los sepelios no se
realizarán en Ceuta ni en ningún otro territorio del país. Si quieren entierro,
que se vuelvan para Senegal.”
Se cree que los paracaídas de
juguete utilizados para perpetrar el horrendo crimen fueron adquiridos en
establecimientos multibazar regentados por asiáticos afincados en España, con
lo que no se descarta pedir explicaciones a Pekín. Lo que no se entiende es
cómo llegaron dichos productos hasta África. Los chinos no dejan de
sorprendernos.
Triste sátira que sin embargo es casi casi la que intentan vendernos. Lamentable que a día de hoy tengamos (y sobretodo tengan) que pasar seres humanos por esto.
ResponderEliminarCada día da más asco todo.
Abrazos.
Claro! La culpa la tienen los chinos!
ResponderEliminar... y que tengan la más mínima intención de justificarlo! QUé asco!
Al menos tu versión hace sonreir.
Saludos!
Este tema es cruento, inhumano y en pleno siglo XXI parece mentira que estemos en este punto con nuestras fronteras, tratando a las personas que sólo buscan cambiar de vida como si fueran animales...Como de costumbre tu visión me hace sonreír, pues la ironía con que tratas ciertas materias te convierte en un maestro comunicador de lo amargo, y eso ya es mucho, sobre todo hablando de lo que hablas en este post...Tenemos muchas cosas que cambiar y el poder está en el pueblo.
ResponderEliminarUn abrazo Drywater