Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.
Pensábamos que las inseminaciones habían acabado con ese ritual vicioso y antinatura que supone cohabitar con uno “diferente”. Todos habíamos admitido la sexualidad heterosexual como un mal menor en busca de la procreación. No sabemos por qué el Todopoderoso convino burlarse de nuestros instintos obligándonos a semejante aberración –juntar a un hombre y a una mujer–, pero hasta ahora no parecía sino un problema menor felizmente despachado con la ciencia reproductiva.
Hoy me he dado cuenta de que estoy enfermo. Me gustan las mujeres. Eso no es malo. Lo pernicioso es que soy hombre y no lo hago por aumentar la prole. Simplemente es vicio. Muchos como yo se acostaban con mujeres porque no podían pagar el tratamiento de fertilidad –o eso decían–. Ahora pienso que era una excusa para salir del armario. Nos gustan las féminas. Eso lo menos es zoofilia.
Tengo miedo a la opinión de la gente. A su rechazo. A su asco más o menos disimulado. A que me apedreen o escupan. A que me insulten y me llamen pervertido, degenerado o cualquier otra verdad. Necesito ayuda. Necesito bromuro. No tengo perdón del cielo. Pero es que disfruto con lo que hago. Y ellas también. Al menos, las pocas con las que he pecado con nocturnidad y mucha alevosía. ¿Habrá más bichos desviados como nosotros? Sé que está mal, pero tal vez no hagamos daño a nadie. Somos víctimas de nuestros ínfimos instintos y culpables de una vorágine desatada de perversión y maldad estructural. Por favor, que nos encierren. Pero juntos. Así morimos en éxtasis hedonista y envilecido.
Pensábamos que las inseminaciones habían acabado con ese ritual vicioso y antinatura que supone cohabitar con uno “diferente”. Todos habíamos admitido la sexualidad heterosexual como un mal menor en busca de la procreación. No sabemos por qué el Todopoderoso convino burlarse de nuestros instintos obligándonos a semejante aberración –juntar a un hombre y a una mujer–, pero hasta ahora no parecía sino un problema menor felizmente despachado con la ciencia reproductiva.
Hoy me he dado cuenta de que estoy enfermo. Me gustan las mujeres. Eso no es malo. Lo pernicioso es que soy hombre y no lo hago por aumentar la prole. Simplemente es vicio. Muchos como yo se acostaban con mujeres porque no podían pagar el tratamiento de fertilidad –o eso decían–. Ahora pienso que era una excusa para salir del armario. Nos gustan las féminas. Eso lo menos es zoofilia.
Tengo miedo a la opinión de la gente. A su rechazo. A su asco más o menos disimulado. A que me apedreen o escupan. A que me insulten y me llamen pervertido, degenerado o cualquier otra verdad. Necesito ayuda. Necesito bromuro. No tengo perdón del cielo. Pero es que disfruto con lo que hago. Y ellas también. Al menos, las pocas con las que he pecado con nocturnidad y mucha alevosía. ¿Habrá más bichos desviados como nosotros? Sé que está mal, pero tal vez no hagamos daño a nadie. Somos víctimas de nuestros ínfimos instintos y culpables de una vorágine desatada de perversión y maldad estructural. Por favor, que nos encierren. Pero juntos. Así morimos en éxtasis hedonista y envilecido.
Valiente!
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ResponderEliminarA menudo no es fácil reconocerlo...lo importante es disfrutarlo...que son dos días. Saludos!!!!
ResponderEliminarUalaaaa!!! A la hoguera contigo!!! ¿Que será lo próximo? ¿Masturbarse sin ton ni son, solo por placer? XD!!! Te has pasado a las drogas duras amigo, y eso no se puede consentir!!!Que se empieza por ahí y se acaban pronunciando palabras extrañas como "Libertad" y otras lindezas.
ResponderEliminarMe ha encantado!!! ;)
Un fuertísimo abrazo artista!!!
me gusta ser asi
ResponderEliminaracariciando hombres y mujeres
ResponderEliminarhermes outlet
ResponderEliminarfear of god outlet
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