Esto…yo tengo que barrer la arena del desierto. Y yo irme de vacaciones con mi suegra. A mí me toca limpiar la casa. Llevo 20 años sin coger un trapo, pero cualquier cosa antes que pasar por la misa baturra y el vals del final.
Así es, amigos. Los videos de boda son el mayor peligro al que nos enfrentamos todos los seres humanos que hayamos asistido a un evento de esta índole en los últimos meses. Poco importa si se ha divorciado Perico o si Manuela se está poniendo hecha un tonel. Si Igor e Irene se han casado y es tu primera visita a su nidito de amor tras el fallo, olvídate del guiñote, el dixit, el trivial o el parchís: te toca rememorar el día más feliz de sus vidas, y tus 45 minutos más desgraciados.
No es que el traje de novia no fuera espectacular, ni que el recogido no merezca un primer plano de 26 minutos. De verdad. No es eso. La misa era preciosa; el arroz apenas hervía en sudor de manos; el menú reventaba de gula; el vals aprobaba raspado; la orquesta suspendía en reggaeton y destacaba en caspa, cosas del saldo; la gorda de rojo tropezaba ridícula, y los sobrinos untaban las gominolas en el champán caro hasta los límites del pimplamiento. Sin duda la mejor boda en la que he estado desde la anterior, de verdad y no te miento. Palabrita del niño Jesús. Por éstas que te lo juro por Snoopy. Una señora boda.
Pero…no, por favor. No quiero volver a pasar por allí. Por cada encaje, corbata, sonrisa, zapato, vestido de princesota y escote palabra de honor. Te lo prometo. Con una vez ya está. Sé que fue el mejor día de tu vida, que te has chupado el video seis veces pero, por favor, no le des al “pause”. No quiero saber la anécdota del anillo. Joder, es que todos los padrinos lo extravían entre bolsillos y todos los novios se equivocan de dedo. Sí, es un Padrenuestro emotivo, pero lo prefiero a cámara rápida. Y tu prima Berta es muy mona, pero es que ni siquiera me cae bien. Y los bebés…si es que son un coñazo. Sólo maman, moquean y vomitan. Todo lo que enamora a sus padres y repele a los demás.
No. La misa entera no, te lo suplico. Ten piedad. Te rogamos, oh, señor. Por fin, el opíparo banquete. ¿Por qué siempre pasa el palizas del cámara en medio de los langostinos? ¿No puede esperarse a la carne, que tendré el cuchillo de sierra a mano y muy poco que perder?
El speech Hugh Grant. Sí, muy inspirado, pero no me lo expliques. Ya lo estoy escuchando. Por cierto, no aprecio la diferencia entre tu discurso de boda y un monólogo del Club de la Comedia. Y el chiste sobre el día que os conocisteis…no es que no lo entendieran. Es que no les pareció gracioso. No, a mí tampoco.
Momento corbata en la frente de Luisito. Divertidísimo… ¡una vez! La quinta cansa. Y el pastel. ¡Que empalague! Me refería a la tarta. Por favor, que el vals se lleve todo esto. De perdidos al río. Al menos que no me saquen con el cuello levantado y cinco botones desabrochados. Mierda. Este fotógrafo cabrón va a convertir mi aburrimiento en vergüenza propia.
Y Consuelo. Sí, Manolo, hace buena pareja con el gilipollas ese, no hace falta que me lo refrotes, bastante tengo con verles meterse mano en la pista de baile. Sí, aún me acuerdo de ella, simpático. Anda, vuelve a poner el resbalón de Jacinta. Así veré a alguien caer más bajo que mi dignidad. Nooooooooooo, desde la misa no, cabrón.
En fin, que si tus amigos recién casados te invitan a ver la casa y a cenar, di que no. Te chuparás las fotos, el video de boda, el reportaje en Bali y el video del viaje. Menos mal que en una de éstas –por cierto, ya lejanas– arreglaron el asunto con un video de otro tipo, no sé si me entendéis, y la chica tenía unos ojos azules preciosos, aunque fui el único en darse cuenta.
No es que el traje de novia no fuera espectacular, ni que el recogido no merezca un primer plano de 26 minutos. De verdad. No es eso. La misa era preciosa; el arroz apenas hervía en sudor de manos; el menú reventaba de gula; el vals aprobaba raspado; la orquesta suspendía en reggaeton y destacaba en caspa, cosas del saldo; la gorda de rojo tropezaba ridícula, y los sobrinos untaban las gominolas en el champán caro hasta los límites del pimplamiento. Sin duda la mejor boda en la que he estado desde la anterior, de verdad y no te miento. Palabrita del niño Jesús. Por éstas que te lo juro por Snoopy. Una señora boda.
Pero…no, por favor. No quiero volver a pasar por allí. Por cada encaje, corbata, sonrisa, zapato, vestido de princesota y escote palabra de honor. Te lo prometo. Con una vez ya está. Sé que fue el mejor día de tu vida, que te has chupado el video seis veces pero, por favor, no le des al “pause”. No quiero saber la anécdota del anillo. Joder, es que todos los padrinos lo extravían entre bolsillos y todos los novios se equivocan de dedo. Sí, es un Padrenuestro emotivo, pero lo prefiero a cámara rápida. Y tu prima Berta es muy mona, pero es que ni siquiera me cae bien. Y los bebés…si es que son un coñazo. Sólo maman, moquean y vomitan. Todo lo que enamora a sus padres y repele a los demás.
No. La misa entera no, te lo suplico. Ten piedad. Te rogamos, oh, señor. Por fin, el opíparo banquete. ¿Por qué siempre pasa el palizas del cámara en medio de los langostinos? ¿No puede esperarse a la carne, que tendré el cuchillo de sierra a mano y muy poco que perder?
El speech Hugh Grant. Sí, muy inspirado, pero no me lo expliques. Ya lo estoy escuchando. Por cierto, no aprecio la diferencia entre tu discurso de boda y un monólogo del Club de la Comedia. Y el chiste sobre el día que os conocisteis…no es que no lo entendieran. Es que no les pareció gracioso. No, a mí tampoco.
Momento corbata en la frente de Luisito. Divertidísimo… ¡una vez! La quinta cansa. Y el pastel. ¡Que empalague! Me refería a la tarta. Por favor, que el vals se lleve todo esto. De perdidos al río. Al menos que no me saquen con el cuello levantado y cinco botones desabrochados. Mierda. Este fotógrafo cabrón va a convertir mi aburrimiento en vergüenza propia.
Y Consuelo. Sí, Manolo, hace buena pareja con el gilipollas ese, no hace falta que me lo refrotes, bastante tengo con verles meterse mano en la pista de baile. Sí, aún me acuerdo de ella, simpático. Anda, vuelve a poner el resbalón de Jacinta. Así veré a alguien caer más bajo que mi dignidad. Nooooooooooo, desde la misa no, cabrón.
En fin, que si tus amigos recién casados te invitan a ver la casa y a cenar, di que no. Te chuparás las fotos, el video de boda, el reportaje en Bali y el video del viaje. Menos mal que en una de éstas –por cierto, ya lejanas– arreglaron el asunto con un video de otro tipo, no sé si me entendéis, y la chica tenía unos ojos azules preciosos, aunque fui el único en darse cuenta.
Joder, pues las fotos de mi boda creo que no las he visto mas que una o dos veces, ni ganas de volver a verlas de momento, y eso que sigo felizmente casado jajaja
ResponderEliminarA la gente le gusta mucho torturar a los demás XD
Ya ves, justo hoy hablaba de esto y opinaba yo lo mismo que usted señorito, así que me viene que ni pintado, ahora me siento menos sola XD!!! Los vídeos de las bodas son un coñazo...y los vídeos y fotos de los viajes de novios ni te cuento XD!!! Sin exagerar creo que me he tragado tres veces ya el de la última boda a la que fuí...es una epidemia, es horroroso, es un atrapamiento XD!!! Y lo peor está por llegar porque ahora...van a tener un bebé XDDDDD!!! Esto ya no lo arregla ni el señor Lobo ;)
ResponderEliminarEn fin...paciencia XD!!!
Un abrazo enorme!!! Me he reído mucho!!!
El ejército bien podría surtirse de los vídeos de bodas bautizos y comuniones junto a las fotos de las vacaciones, más hoy en día que puedes volver de tu viaje a Marruecos con más de mil fotos digitales a cuesta, como un novedoso método de tortura, seguro les iba mejor ;P
ResponderEliminarDirty saludos¡¡¡¡¡¡
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