La clase transcurre lenta e interminable como un semáforo en rojo, como un filme chino de artes marciales, como el runrunear del autobús cuando llegas tarde al trabajo. El timbre liberador salva de la inmolación a las neuronas de los pajarracos. Gallo decapita a collejazos a Ganso y sale corriendo. Pavo camina decidido moviendo su cinturita de avispa al pasar frente a las chicas de primero. Faisán mete horas a su bocadillo de paté y Pato ya se ha apropiado del mejor balón para la canasta. El recreo será escaso, pero la batalla promete. De aquí igual ganan el europeo de Lituania.
Pollo pelea contra el mundo en una marea opuesta. Todos los chicos drogadictos de aire fresco y sol de otoño lo arrastran escaleras abajo como si fueran un río de aguas turbulentas. Pollo se torna salmón valiente y sube los escalones con dificultad y decisión. Necesita hablar con la sexóloga. No volverá a escuchar los gemidos de su madre y los jadeos de su padre una noche más. Llega a la puerta del Departamento de Orientación. Llama con una mezcla inexacta de timidez absoluta y desesperación vital. Dentro esperan cuatro profesores. Él se dirige a la sexóloga. No sabe cómo se llama. Le ruega intimidad y la profesional del sexo lo lleva a la sala de visitas. Pollo empieza su discurso.
POLLO: Ko, que necesito consejo, ko.
YANINA: A, ver, Poll…José Carlos, ¿por qué te preocupás?
POLLO: Ko, pero ese acento…Ko, eres paraguaya, como Ganso.
YANINA: Uruguaya, de Uruguay, ¿entendés, pibe? Y claro que soy como Didier, boludo, puesto que soy su mamá, ¿comprendés?
POLLO: Ko, yo no quiero hablar con la madre de Ganso, ko. No sabía que su madre trabajaba aquí, ko. Qué palo, ko.
YANINA: A ver, José Carlos, no te portás bien. Él es tu amigo y lo será siempre, y lo que yo hable con vos sólo nos importa a nosotros, ¿sí?
POLLO: Ko, venga va, que ya lo suelto, ko. Son mis padres, ko. Pues resulta que ellos…
YANINA: ¿Sí? Ándate ligero que se pasa el recreo, Poll…José Carlos.
POLLO: Que están todo el día follando, ko.
YANINA: ¿Todo el día es por la mañana, a la comida, por la tarde, y por la noche?
POLLO: No, ko, por las noches, que yo sepa, ko.
YANINA: ¿Y por eso estás hecho bolsa, pibe?
POLLO: Ko, que es una rayada, que no quiero que lo hagan, ko. Es que son unos abuelos.
YANINA: ¿Vos no entendés que tus padres se quieren y aún se desean, petuso?
POLLO: Ko, no quiero tener hermanos, ko. Y no quiero oírlos dándole.
YANINA: José Carlos, no seas pelotudo. Tus padres tienen todo el derecho a hacerse lo que quieran. No puedes ser tan inmaduro de no asumir que tus padres tengan una vida sexual plena, ¿sí? ¿O cómo pensás que naciste vos, boludo?
POLLO: Pero eso fue hace quince años, ko. Ahora no quiero que lo hagan, ko otra vez.
YANINA: ¿Y cuándo vos tengás novia, no la vas a querer si tus papás no quieren? Está bueno lo tuyo ¿sí?
POLLO: Ko, si me echo novia mis padres no pintan nada, ko.
YANINA: ¿Lo ves, pibe? Anda, dejáte de pendejadas y respeta la vida de tus papás. Y si no te dejan dormir lo platicás con ellos y les pides un poco menos de fogosidad en el catre a partir de las once, petuso. ¿Sí? Pero asume que son jóvenes y quieren marcha.
POLLO: Vale, ko, pero se lo voy a decir, ko, que paso de oírlos.
YANINA: Ándate al carajo, boludo. Y que tengás suerte.
POLLO: Ko, si no funciona me voy a rayar, ko.
YANINA: Andate a cantarle a Gardel.
Pollo marchó con las ideas mucho más claras que las expresiones de la sexóloga. ¿Qué sería un petuso, platicar, Gardel y pibe? Después de escuchar a la madre, decidió que Ganso no hablaba tan raro. Estaba decidido. Llegaría a casa, se sentaría en el despacho y platicaría con su padre de petuso a petuso. Pero, ¿qué cojones estaba diciendo? Andate, dejate ya de joder con tus pendejadas uruguayas. Estos paraguayos te presurizaban su habla por el orificio rectal hasta que te silbaban las palabras por las cuerdas vocales sin poder evitarlo. Él no iba a sucumbir a esas pelotudeces. Ni en pedo.
POLLO: Ko, que necesito consejo, ko.
YANINA: A, ver, Poll…José Carlos, ¿por qué te preocupás?
POLLO: Ko, pero ese acento…Ko, eres paraguaya, como Ganso.
YANINA: Uruguaya, de Uruguay, ¿entendés, pibe? Y claro que soy como Didier, boludo, puesto que soy su mamá, ¿comprendés?
POLLO: Ko, yo no quiero hablar con la madre de Ganso, ko. No sabía que su madre trabajaba aquí, ko. Qué palo, ko.
YANINA: A ver, José Carlos, no te portás bien. Él es tu amigo y lo será siempre, y lo que yo hable con vos sólo nos importa a nosotros, ¿sí?
POLLO: Ko, venga va, que ya lo suelto, ko. Son mis padres, ko. Pues resulta que ellos…
YANINA: ¿Sí? Ándate ligero que se pasa el recreo, Poll…José Carlos.
POLLO: Que están todo el día follando, ko.
YANINA: ¿Todo el día es por la mañana, a la comida, por la tarde, y por la noche?
POLLO: No, ko, por las noches, que yo sepa, ko.
YANINA: ¿Y por eso estás hecho bolsa, pibe?
POLLO: Ko, que es una rayada, que no quiero que lo hagan, ko. Es que son unos abuelos.
YANINA: ¿Vos no entendés que tus padres se quieren y aún se desean, petuso?
POLLO: Ko, no quiero tener hermanos, ko. Y no quiero oírlos dándole.
YANINA: José Carlos, no seas pelotudo. Tus padres tienen todo el derecho a hacerse lo que quieran. No puedes ser tan inmaduro de no asumir que tus padres tengan una vida sexual plena, ¿sí? ¿O cómo pensás que naciste vos, boludo?
POLLO: Pero eso fue hace quince años, ko. Ahora no quiero que lo hagan, ko otra vez.
YANINA: ¿Y cuándo vos tengás novia, no la vas a querer si tus papás no quieren? Está bueno lo tuyo ¿sí?
POLLO: Ko, si me echo novia mis padres no pintan nada, ko.
YANINA: ¿Lo ves, pibe? Anda, dejáte de pendejadas y respeta la vida de tus papás. Y si no te dejan dormir lo platicás con ellos y les pides un poco menos de fogosidad en el catre a partir de las once, petuso. ¿Sí? Pero asume que son jóvenes y quieren marcha.
POLLO: Vale, ko, pero se lo voy a decir, ko, que paso de oírlos.
YANINA: Ándate al carajo, boludo. Y que tengás suerte.
POLLO: Ko, si no funciona me voy a rayar, ko.
YANINA: Andate a cantarle a Gardel.
Pollo marchó con las ideas mucho más claras que las expresiones de la sexóloga. ¿Qué sería un petuso, platicar, Gardel y pibe? Después de escuchar a la madre, decidió que Ganso no hablaba tan raro. Estaba decidido. Llegaría a casa, se sentaría en el despacho y platicaría con su padre de petuso a petuso. Pero, ¿qué cojones estaba diciendo? Andate, dejate ya de joder con tus pendejadas uruguayas. Estos paraguayos te presurizaban su habla por el orificio rectal hasta que te silbaban las palabras por las cuerdas vocales sin poder evitarlo. Él no iba a sucumbir a esas pelotudeces. Ni en pedo.
Jajajaj si que da de sí el "corral", ¿no, Dry?
ResponderEliminar¿para cuándo el desenlace? ¡Lo espero impacieeeeeenteeeee!
Ah, por cierto, los pimientos queremos más entradas :)
Un abrazo digital
'Gallo decapita a collejazos a Ganso y sale corriendo'
ResponderEliminarMe he sentido identificada con Ganso y ya puedes imaginar quien es Gallo jajajaj..
por cierto no entiendo muy bien porque me has puesto: sin rencores ...
Un abrazoo :D