Qué feo era el naranja butano del uniforme de recluso de la cárcel de Alcalá-Meco. Y cuántos infractores habían plasmado sus plagios sobre las paredes de excusados y celdas impunemente. A Patricio le entraban ganas de sacar la libreta y comenzar a repartir justicia artística, pero tan pronto como se echaba la mano al bolsillo recordaba que las camisas reglamentarias no lo tenían, que ya no tenía autoridad para multar y que no podría ver la serie limitada de “Caracoles homosexuales” en las tardes de verano. Quería llorar pero era políticamente incorrecto. Que su compañero fuera un payaso integral, bromista y con verborrea crónica tampoco ayudaba. En tales circunstancias esperaba ansioso noticias de su abogada de oficio, Vanessa Nas. Era una mujer joven, hermosa, sagaz y brillante, aunque a Patricio sólo le importaban las dos últimas cualidades. Mientras aguardaba su juicio, intentaba no perder la cordura en su convivencia con Lambrusco, el preso gracioso. Sin embargo, la tercera noche pasó algo.
- ¿Qué haces, Molusco?
- Quiero morirme, Patricio. Y me llamo Lambrusco.
- Si es una broma no es apropiada.
- ¡Buagggggggggggghhhhhhhhhh!
- Pero, ¿estás idiota? Baja de esa soga. No puedes hacerlo.
- ¿Por qué me has privado de ahorcarme, tío? ¿Tanto te importo?
- Es que no te puedes suicidar así. Ese nudo es propiedad de “Cadena perpetua”. Lo inventó Morgan Freeman. Debes pagar un canon.
- Pero, ¿tú eres imbécil o qué? ¿Estoy a punto de matarme porque soy bipolar, no tengo vino y la vida es una mierda y me vienes con el canon de los cojones? ¡Que estás aquí encerrado por culpa de ese impuesto, y encima sabes que no llevo dinero!
- Lo siento, Pedrusco. Son 45 euros.
- Toma, una china, dos limas y ocho cigarrillos. No tengo más.
- No importa. Ya pondré yo lo que falta hasta los 70 euros.
- Habías dicho 45, estafador.
- Es que los cigarros son falsificados. Ya sabes, plagio.
- Joder, Márquez, no descansas. Ojalá se me pase pronto el ramalazo suicida y vuelva a ser feliz como siempre.
- Bueno, así no se está mal.
- Lo que daría por un rosado italiano gasificado.
- Y yo por “Jirafas jíbaro”, Lamberto.
- Es Lambrusco, como el vino.
Rico el lambrusco. Un saludo.
ResponderEliminarPero si no era Morgan Freeman el que se colgó. Fue el viejo que sale de la cárcel antes.
ResponderEliminarEste Patricio no sabe relajarse!!!
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