viernes, 18 de marzo de 2011

¡Planeador abajo! (I)

Con tamaña orden acústica descendía el helicóptero futurista de Koyi Kabuto sobre la taza de té que le habían plantado al pobre Mazinger Z en la testa, boquete incluido para favorecer el ángulo de visión del piloto. Acto seguido se le harían los ojos chiribitas y sacaría pecho con más confianza que un cachas en una exhibición de culturismo.
Mazinger Z fue la serie de los niños de los setenta. Las féminas lloraban con la frescura de Heidi, el desamor de Candy o la perseverancia de Marco, pero cuando se trataba de dar hostias y fundir metal pesado, los brutos mecánicos del Doctor Infierno nos llevaban de calle. Poco importaba que los episodios emitidos en España fueran sólo la cuarta parte de la serie original, o que ni siquiera los echaran seguidos, sino bien salteados. El superrobot nos embelesó desde la primera vez que lo vimos salir del hangar, y su huella fue tan profunda que innumerables figuras de Mazinger dan vida y atractivo a cualquier tienda friki que se precie, treinta años después.
Sin embargo, el argumento de la serie de Go Nagai no ganaría un nobel a la originalidad. El Doctor Infierno mandaba puntualmente a uno de sus brutos mecánicos a tumbar al de la taza occipital con tanto éxito como el Real Madrid premourinho en los octavos de final de la Champions. Daba igual lo novedoso de su armamento, cualidades o estrategia: sin aleación Z se comían los mocos ante el Mazinger. Llegado a este punto el fan incondicional se hacía la siguiente pregunta del millón: ¿Por qué el Doctor Infierno no mandaba a todos de vez y se dejaba de chuminadas? Y si Koyi dormía en su casa… ¿por qué no borrarlo con una bestia robótica como dios manda y no mandando cuatro máscaras de hierro cutres que ni siquiera habían aprobado la asignatura de “transición a la conquista del mundo”? Tampoco entendía la gente que la pobre Sayaka hiciera sólo lo que le salía de las tetas a Afrodita A, el robot más negado de la historia del feminismo, repeliendo ataques enemigos mediante unos torpedos fabricados en papel de aluminio y silicona barata, por elucubrar su composición.
Los personajes de Mazinger eran curiosos, siendo generosos. Koyi era impulsivo y prepotente, machista y sobrado. Sus humillaciones a Sayaka eran antológicas, aunque bastante merecidas. No en vano a la hija del Doctor Yumi le había doblado con una voz de pito que te obligaba a meterle el puño de Mazinger en la boca, a falta de algo mejor. No es que el timbre de Kabuto fuera para tirar cohetes –lo doblaba una tía–, pero una vez acostumbrado a él le cogías cariño rápido. Los ecos de sus voces sobre los robots eran memorables, y los estruendosos pasos de Afrodita y Mazinger también envolvían a los gigantes de pesadez y magnificaban sus dimensiones.
Dimensiones que, por cierto, eran bastante desproporcionadas. A veces el Mazinger era grande como un Cristo Redentor, y otras guardaba una proporción mucho menor. Tampoco en sus miembros atinaban siempre con las medidas. En algunos fotogramas se ve al prota cabezón y con la taza más grande que toda la cara. En otros estaba decididamente gordo como si fuera Ronaldo vestido en carnaval, o como si se hubiera dado un atracón de energía fotónica.
El profesor Yumi era sosegado y reflexivo, pero es que a veces parecía un pan sin sal. Boss, Mucha y Nuke descargaban la parte dramática con sus gilipolleces, pero acabaron tomando parte activa con su denigrante robot Boss, tan inútil y zoquete como Afrodita A, pero que al menos le daba tiempo a Koyi a ponerse el traje de piloto y arrancar el deslizador. El robot Boss estaba hecho de chatarra, pero gesticulaba y ponía caras en una simbiosis imposible de metal y ¿tejido vivo? A menudo acababa fundido hasta el cuello, mientras la cabeza rodaba por el bosque y los tres héroes salían despedidos por los barrotes de la boca en el primer impacto. Sólo un detalle más de estos tipos: ¿Por qué Nuke nunca se quitó el moco de la nariz en los 92 episodios? ¿Acaso no se le secaba? ¿Eran mucosidades diferentes cada vez?
Luego estaban los profesores chiflados. Magnéticos, interesantes, elegantes y contenidos. De no haber sabido reparar a los robots estarían reponiendo estantes en el Carrefour más lejano del centro.

5 comentarios:

  1. Estoy tan emocionado con este post que solo puedo decirte que espero con mucho cariño la segunda parte!!!!

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  2. Donde este mazinger z que se quiten los pokemon y esos dibujos de hoy en día... Ains, qué tiempo tan feliz, como diría la María Teresa Campos... Por otro lado, un tema muy recurrente el de los dibujos de antaño cuando se está de borrachera ;P

    dirty saludos¡¡¡¡¡

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  3. jejeje, qué bueno que era Mazinger y aquellas tardes de sábado después del telediario cuando lo echaban. Tengo que ir por casa de mi madre a buscar la colección de cromos que todavía debe andar por allí.

    A mí me gustaba el personaje del Barón Ashler, esa dualidad era inquietante.

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  4. Dry, tienes que hacer más remembers como éste. Yo soy generación ochenta, espero que pronto nos traigas a Goku o a Oliver y Benji! Jeje ;)

    Un abrazo fuerte!

    Manu UC.

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  5. Puños fueraaaaaaaaaaaaaaa jajaja

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