Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.
Son respetados hasta que mueren de frío o hambre, admirados y aclamados por donde vagan. No tienen casa, ni familia ni bienes materiales. Pueden encontrarlos por el fuerte y pestilente olor a rancio añejo, a ducha de hace cuatro meses, a calzones sin mudar en 16 semanas. La barba, entre gris y negra, acumula ingentes cantidades de restos alimenticios entre sus madejas. Los dientes amarillos y su aliento a caries dan rango y pedigrí. La gente es débil, busca el dinero y la colonia cara. Cuanto mejor huele un hombre más se le desprecia. A mejor traje, superior el recelo que despierta. Los millonarios son odiados por su flaqueza y parásita actitud. Son enfermos que no pueden vivir sin acumular, una especie de Diógenes del dólar. Los vagabundos, en cambio, son deificados por su sencillez, renuncia de lo material y acumulación de suciedad y peste. Hace pocos días pude contemplar la más bella estampa: un viejo sin techo se estaba muriendo. La muchedumbre se agolpaba para verlo agonizar. Todos de rodillas, venerando al dios inerte, dejando de respirar, desfalleciendo de hambre, aburrimiento o frío. Lo miraban con absoluta devoción. Olía tan mal que debía llevar allí cuarenta meses desde el último baño de espuma. Un ejemplar magistral. Entonces expiró quedamente. Tal vez le hagan una estatua. Acaba de pasar una limusina del demonio. ¡Cómo odio a esos ricos fallidos y caprichosos!
Yo tb los odios pero no me importaría compartirme algún día en uno de ellos... ;P
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡
Si me dieran a elegir, creo que elegiría ser un ser odiado por todos.
ResponderEliminarHombre, pues esta vez el psiconauta no va tan desencaminado...¡Qué los ricos últimamente caen de culo!Con todas las noticias que están apareciendo sobre fraudes fiscales, estafas inmobiliarias, prevaricación, caso Gurtel... y precisamente los acusados de todos estos follones son ricos. ¡Hijos de piiiii!
ResponderEliminarYo también creo que un poco de desprecio no me iría mal...
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