Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.
Mucha de la poca gente que escudriña mis divagaciones piensa que estoy fumado. A veces tienen razón. Otras simplemente estoy bebido o colocado con superglue. No lo hago por vicio. Lo hago por apertura. No, aunque lo piensen, en este instante no estoy alucinando, aunque este par de whiskeys que me estoy encasquetando seguro que lo consiguen en escasos minutos. Decía que me drogo por abrirme a un nuevo mundo. Los viciosos usan el alcohol y las drogas para sentir placer. Yo no lo hago por eso. De hecho, tales vicios me sientan como el culo. Sin embargo, cuando estoy emporrado o colgado mi mente se expande e imagino mundos insondables, situaciones imposibles, secuencias nunca filmadas. Eso es ser un psiconauta: abusar de las sustancias para crear nuevas realidades, costumbres jamás adoptadas, actos que nadie antes realizó. Todo eso lo hace mi psique con una buena nube de opio o una tempestad de alcohol, incluso mediante los vaporosos efluvios de drogas de diseño o a través de la ingesta masiva de pastillas de colores. Tampoco he descubierto nada nuevo: Alicia Liddell se atiborraba de cápsulas para crecer o decrecer a voluntad en una casa de muñecas pergeñada por Lewis Carroll, su pseudo pedófilo amigo. Edgar Allan Poe también debe parte de su inmensa literatura a los compuestos químicos, igual que Samuel Taylor Coleridge con su opiácea necesidad.
Decía que cuando las sustancias me dejan en trance me convierto en un psiconauta: mi cerebro se libera de las restricciones morales y lógicas de la realidad y me ofrece un universo de posibilidades donde nada está escrito, ni legislado. Yo pinto mi propio cuadro mental, a menudo de horrorosos rayujos, otras veces con suaves pinceladas de exquisitez.
Pero basta de charla. Hoy es lunes y debo salir con los enemigos, como marcan las costumbres. Nadie quiere salir con sus amigos, es demasiado aburrido y tedioso, tanta armonía y moñez. Los antagonistas, en cambio, ofrecen un océano de rencor y cuentas pendientes por ajustar. Además salir por ahí con ellos es lo de menos, lo importante es hacer lo que se ha venido a hacer. Ir a las incubadoras y tomarse unas leches calientes. ¿Cómo? ¿Que qué estoy diciendo? Pues qué va a ser. Lo de siempre. Cuando la gente sale lo hace los lunes a las cinco de la tarde, y con las personas que más abomina, evidentemente. Se juntan con ellos y entre protestas se van a unos locales tórridos de blancas o sonrosadas paredes, con luz tenue y una musiquilla ligera y agradable. Piden unas leches calientes y se ponen a beber con ellos hasta que sus caras de mala hostia se las lleva el sueño. A veces uno no se da cuenta, pues ha caído antes. Los asientos tienen forma de medio huevo y son sumamente cómodos, de ahí que los llamen incubadoras. No sé por qué cuando se sale por ahí la costumbre es tomar leche caliente y quedarse frito. Lo ignoro y tampoco me preocupa. Yo no he inventado el mundo ni sus absurdas costumbres. Pero eso sí, la leche ardiente sienta de puta madre. Y hablando de madres, putas o no, quedarse sobado en las incubadoras recuerda mucho al útero materno, o eso dicen los psicólogos. Yo, sin ir más lejos, he oído a un montón de capullos cabrones que salían conmigo mentar a sus desgraciadas progenitoras mientras dormitaban la lechosa toña. La verdad es que salir así es un lujazo, pero tengo la lactosa por las nubes y el médico me quiere prohibir la semi y la entera. Que me dé a la de soja, dice. ¡Date tú a la ginebra, no te digo!
El psiconauta se va superando a si mismo.
ResponderEliminarNo soy quien para juzgar las costumbres psiconautas de cada uno... El relato me recordó mucho al tono de la película de la naranja mecánica, genial¡¡¡¡
ResponderEliminarPues alé, a seguir en trance alucinógeno con o sin sustancias... ;P
dirty saludos¡¡¡¡¡
Me reido un montón por el tono sarcástico que le has puesto a algunas cosas.¿Qué te encdendiste comentando en mi blog dices?si ¿y qué?hay cosas que es para encenderse de lo surrealistas que parecen.Besitos.
ResponderEliminarQué raro es todo esto
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