Recopilar las sentencias que nunca debieron decirse debe ser
una ardua tarea, y estas líneas no pretende recopilarlas, ni todas ni muchas,
ni siquiera unas pocas. Tan sólo hacemos memoria, que ya va fallando, y nos
recreamos en el fatalista resultado de unos pocos ejemplos.
Tengo una corazonada. El eslogan de Madrid 2016 me llegó muy
adentro, concretamente en forma de punzada. Entiéndanme, el Ministro de
Justicia, entonces Alcalde de Madrid, recién me había crujido por cometer
horrendos crímenes contra la seguridad vial en la villa –véase Querido Hijo de la
Gran Puta–, y que fracasara la
candidatura olímpica me produjo una morbosa satisfacción interna. Hoy en día me
da un poco igual. Sigo pensando que es una cabezonería prepotente y chulesca de
esta peña, pero si después de desviar fondos y asignar contratos a dedo resulta
que queda algo para el ciudadano –deudas no, por favor–, pues adelante con
2020.
Voy a por tabaco. Un clásico. ¿Quién no ha dicho esta frase
alguna vez, pero volviendo? Lo friki debe ser soltarla sabiendo que no vuelves
nunca más, que una rubia cañón y millonaria te está esperando abajo con la moto
en marcha, o que has quedado con un marciano de Venus –supongo que entonces es
venusiano– para dar una vuelta por la galaxia. La frase siempre ha tenido ese
punto fatalista, más allá de la volición de querer irse de verdad, de los que
dejan su casa en busca de algo trivial y un suceso inesperado transforma sus
vidas para siempre. Ir a por tabaco y no volver es salir al mundo y enfrentarse
a lo inesperado, normalmente a traición y casi siempre para caer derrotado en
un descampado lleno de maleza y jeringuillas. En todo caso, si tu cónyuge te
dice “Voy a por tabaco” y no fuma, debes sospechar.
Vamos a mejorar el golaverage. Ésta tiene un matiz personal
impagable. Era un partido de fútbol sala de una liga tercermundista, contra el
último clasificado. Metimos un gol en un minuto y alguien dijo la sentencia de
marras cogiendo el balón deprisa para no perder tiempo y poder meter más brevas.
Ni que decir tiene que perdimos el partido. La derrota más merecida de mi
lamentable carrera deportiva. Da gusto cuando la prepotencia pierde.
Yo no he sido. Un clásico infantil. Normalmente en
circunstancias impepinables, solo en la escena del crimen, con las manos llenas
de dedos y el frasco roto en el suelo. ¿Quién no ha usado alguna vez esta
excusa sabiendo que tenía las de perder? Eso sí, no te compres un muñeco
diabólico. Con Chucky te las comerás todas una tras otra.
Usted creerá que un hombre puede volar. Así se anunciaba
Superman en 1980. Y ahí salía Christopher Reeve con una raya de pelo impecable
y los calzoncillos rojos por fuera, mientras gruesos cables le sostenían por el
aire frente a un fondo azul de pega. Bien, lo morboso de esta sentencia es que
el pobre actor, deportista cebado, acabó parapléjico tras una desafortunada
caída de caballo. Luchó durante muchos años contra su enfermedad con coraje y
determinación, y fue de fijo un gran ejemplo para muchos, pero la vida le
castigó con esta burla cruel: el hombre de acero acabó en una silla de ruedas
mucho antes de hacerse mayor.
Voy a mirar afuera. No te muevas de aquí. Otro tópico, esta
vez de las películas de terror. La casa infestada de los cadáveres de tus
amigos –que también hace falta imaginación para colgarlos de una manera tan
retorcida, como si fueran jamones–, y sólo quedáis tu novia y tú. A ver, so
gilipollas… ¿me puedes dar una explicación mínimamente racional para explicar
tu destripe y troceo más que justificado y hasta vitoreado, por mambrú? ¡Si es
que mereces que hagan morcillas y salchichones con tus vísceras, por iluminado!
Pero bueno, en estas películas tomateras parece que un requisito imprescindible
para morir es ser bocachancla, promiscuo, prepotente, fantasma, carente de
ética o directamente estúpido.
Acaba aquí mi recorrido por las frases malditas pero
quedan invitados a añadir tantas como quieran. Será por ejemplos.
No somos nada Drywater...
ResponderEliminarUn abrazo
Ja, ja, ja!! Nunca había oído la palabra golaverage... Muy divertido atrículo.
ResponderEliminarMuy bueno Dry, muy bueno, y cuanta razón lleva tu articulo.
ResponderEliminarUn abrazo campeón.
Otra frase mítica y lapidaria es: "Esto no me puede estar pasando" jejeje.
ResponderEliminarYo disfruté con que no nos dieran las olimpiadas de 2016, ojalá me den el gustazo de disfrutar que no nos dan tampoco las de 2020.
Abrazos.
Enhorabuena, Oski.
EliminarY de nada. Me ha costado bastantes euros darte el gusto. Los del COI han subido la tarifa...
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