Dice el médico que
estoy al borde de la enfermedad. Que no tengo colesterol.
Y todo por culpa de
las judías verdes. ¿Tengo yo la culpa de que estén tan buenas? Que deje de
tomarlas, dice, y que desayune tigretones, almuerce bollicaos y meriende
donuts. ¿Pero no ve que son asquerosos, que saben horrendo y que nadie los
quiere consumir? Con suerte se irán a la quiebra en dos días. Por mucho que
subvencionen los gobiernos a la bollería industrial, si una cosa no tiene
futuro no lo tiene. Si al menos le quitaran el sabor a chocolate y le pusieran
legumbre…
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1nDD90QN4oFrINO3HcnqkEchU37uzgLnPWuxMrKD621pZan4qAZ4uW5XkufaTilVdcBCFAQegYDinrWtGdtJ89PquDAXHvyVSCSX-HToLD8BoyhwXS3zlQZK7NdVRw-dtXolBZuUuS6x7/s1600/tbp.jpg)
Ostras, un tigretón de alubias con borraja estaría de miedo.
ResponderEliminarMMMmmmm!!! Pobre psiconauta!!
ResponderEliminarMuy bueno lo tuyo Dry. Igual si las judías las patrocinara alguien, pongamos que descendiente de los hebreos, tendrían más éxito.
ResponderEliminar¡Donde esté un buen plato de judías verdes con patata cocida que se quiten todos los bollos industriales del mundo!...
ResponderEliminarSiempre pasa, lo mejor para nuestra salud es lo que peor sabe.
ResponderEliminarUn abrazo!