sábado, 9 de julio de 2011

La gran debacle

El arte no puede ser copiado; al menos gratis.

Lo malo de engancharse a La 2 y a sus documentales de naturaleza desatada es que uno no se entera de lo que pasa en el resto del mundo. Tal vez por ello, y por culpa de “Salamandras ralentizadas”, Patricio Márquez no reparó en que su trabajo, su agencia y su vida se estaban desmoronando, y que la $GA€ iba a cambiar sus novísimas oficinas centrales con olor a plástico precintado por el sudor de piedras húmedas del penal de Alcalá-Meco.

- ¿Patricio Márquez, agente de la $GA€?
- Hasta ahora sí, a no ser que alguien diga lo contrario.
- Yo digo lo contrario. Toribio Benemérita, de la Policía Nacional.
- ¿Ya no soy Patricio Márquez?
- Ya no es agente de la $GA€.
- ¿Me está amputando por algo?
- Sí, la pierna. Ande, vístase.
- Ya estaba vestido.
- Pues vaya camisa.
- ¿Por qué me detiene?
- ¿Dónde se ha metido los últimos cuatro días?
- ¿Por qué me responde con otra pregunta?
- ¿Por qué no te callas?
- Craso error, amigo. Esa frase es de S.M. Don Juan Carlos I. Debe pagar un canon.
- Los cojones. La $GA€ ya no tiene potestad, ni usted pertenece ya a esa organización, porque se va al garete.
- Pero, ¿qué me está contando?
- Queda detenido por su implicación en delitos vinculantes a la $GA€, incluyendo el desvío de fondos y el abuso de autoridad sobre derechos de propiedad intelectual.
- Oiga, yo nunca me he quedado con nada que no fuera mío.
- Eso está por demostrar. Pero, dígame: ¿no le suena multar a la gente por usar citas en exámenes, por utilizar expresiones en atracos, por jugar al fútbol como lo hacía Maradona? ¿Y no es menos cierto que ha multado a toros, a burros que se parecían a Rubalcaba, incluso a parejas que cohabitaban de manera ya repetida?
- Sí, así es. He detectado todos esos delitos y he cumplido con su deber.
- Mire, parece un buen tipo, y no se merece esto, pero se ha extralimitado y sus jefes se han llenado los bolsillos con su código artístico, que por cierto rebasaba todo lo razonable. Creo que cree en su trabajo, pero está equivocado, señor Márquez. Déme las muñecas.
- No tengo muñecas, señor Benedicta.
- Las de las manos, señor mío. Y me apellido Benemérita.
- Creo que voy a llorar.
- Conténgase. Voy a arrestarle.
- Eso se parece a lo que dijo el Che cuando iban a fusilarle: “Serénese. Va usted a matar a un hombre.” Está usted incurriendo en un delito contra la propiedad intelec…
- Cállese, señor Márquez.

El impacto por tropezarse con una cara de la realidad que no había visto en sus trece años de servicio supuso un trauma tan grande para el abnegado agente que olvidó incluso el documental de “Focas anoréxicas” que echaban esa tarde por La 2. Si había estado remando en dirección al fraude le costaría recuperarse de aquello. Tal vez nunca lo hiciera. La piratería, en la sombra, se frotaba sus sucias manos pensando en la bacanal copyrightística y el homenaje que se iba a pegar ahora que el más brillante y sagaz detective de los derechos de autor se encontraba bajo arresto.

3 comentarios:

  1. Insisto: lo tuyo va de guionista de diálogos. Imaginación y verosimilitud. He ahí dos ingredientes de un buen relato.

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  2. Es la vida, la santa justicia, la que nos pone a cada uno en donde nos corresponde, por mucho que simulemos o intentemos estar en otro lugar.

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