miércoles, 1 de junio de 2011

¿Ingenuidad o ideales? (2/2)

Hay alguien ahí fuera podrido de billetes. ¿Dónde están los que especulaban con el ladrillo de arcilla hasta pintarlo de dorado y venderlo a precio de oro? ¿Y los bancos y cajas a reventar de beneficios año tras año? ¿Y los antiguos altos cargos políticos aburridos de cobrar y no hacer nada? ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta que la culpa no la tienen los fontaneros, funcionarios administrativos o camioneros, que los que nos están jodiendo están mucho más arriba, y nos han agarrado bien por los cojones? Y ellos venga a recortar personal, ayudas y servicios. Y las multinacionales a reventar familias con la barata excusa de las pérdidas. Pero cuando vengan las vacas gordas los especuladores volverán a forrarse en la sociedad del bienestar, y los capitalistas serán más asquerosamente millonarios, y los demás daremos gracias al cielo por poder trabajar y cobrar 1500 euros de mierda, que hoy suspiramos por ellos, pero que en condiciones favorables supondrán que los de siempre sigan cobrando cuatro veces más por hacer cuatro veces menos.
Vuelvo al 15M. Y no sé todavía si vale para algo o no. Despertar conciencias. Creo que algunas hace tiempo que no pueden dormir y no precisamente de remordimientos, sino de preocupación. Manifestar nuestro malestar. ¿Y? ¿Crees que les importa? Promover el cambio. ¿Lo qué? ¿Cómo se promueve el cambio, qué se modifica acampando en los centros neurálgicos de los capitalismos españoles? ¿De qué manera doscientas tiendas de campaña Quechua van a ayudar a los jóvenes sin trabajo a tener una mísera oportunidad de acabar la ingeniería y cobrar mil euros trabajando diez horas de lo suyo? ¿Y los parados de edad límite, dónde pone que van a poder pagar hipotecas y callar bocas hambrientas?
Mucha gente apoya las movilizaciones como primer paso. Yo no voy a negarlo pero como hace tiempo que abandoné los veinte, me pregunto: ¿y ahora qué? ¿Cuál es el segundo paso? No quieren vincularse a ningún partido político, pero sin legitimidad política nunca podrán ser elegidos por el pueblo para trabajar para el pueblo. Los aires de transformación parecen acobardar al mismo cierzo, y huele sin duda a descontento social, a vientos de lucha de clases. ¿Son ideales o mera ingenuidad post-adolescente? La historia nos ha despertado del sueño hippie, de sus principios inquebrantables y del desengaño que trajeron; la revuelta del mayo de 68 cambió muchas cosas en el espíritu, pero nada en la realidad, y se disipó tan rápidamente como se había iniciado. Las huelgas de trabajadores han funcionado a veces, pero los trastornos que han ocasionado sólo los han sufrido el pueblo llano, como siempre. Parece poco probable que una sentada pacífica, civilizada y sin coste social suponga una molestia real para ediles y presidentes. Si es por ellos los chavales pueden acampar indefinidamente.
El perfil del quinceemero es heterogéneo, pero parece concentrarse en un espectro de edad entre los 20 y los 30. Algunos son personas responsables, que duermen ahí de noche y trabajan o estudian de día. Otros son jóvenes sin futuro, desencantados de la falta de oportunidades y rabiosos de ver como se les escapa la vida por culpa del capitalismo voraz. Los menos son adolescentes con un marcado carácter lúdico, que encuentran más divertido subirse al carro del “paz y amor” y dormir con los colegas en la tienda de campaña que en casa con los viejos, y que ven el rollo como una experiencia divertida, como una acampada urbana o como una fiesta de pijamas continuada. Menos mal que les quitaron las botellas. Estaban a punto de convertir las ideas de muchos inquietos en cubitos de calimocho.
Entonces, ¿esto va en serio o no? ¿De verdad van a conseguir algo? ¿Soy demasiado burgués para darme cuenta? ¿O es la vida y los madrugones lo que me hacen comprender que el sistema se comerá sus protestas tan pronto como les paguen por su labor y puedan subyugarse a una hipoteca? ¿Reventarán el tinglado sólo para construir uno nuevo, honesto y justo, que se irá corrompiendo con el paso de los euros como hacían los cerdos de Orwell en “Rebelión en la granja”? Mil cuatrocientas palabras después sigo sin vislumbrar la verdad en tan maniquea dicotomía pero, y perdonen mi derrotismo, la experiencia me dice que un buen día la plaza del Pilar ya no tendrá tiendas de campaña y los políticos seguirán robando lo mismo. Perdón, quería decir cobrando. Lapsus lingue. Los únicos que habrán ganado con esto serán mis amigos de Decathlon. A ver si la próxima protesta es de Merivas haciendo trompos y sacamos a la Opel de los EREs.

5 comentarios:

  1. Sirva para algo que se pueda materializar o no, por lo menos ha servido para que la gente hable, aunque sea mal, pero que hable de otras cosas y no se trauen porque sí lo de siempre.
    Muy buena entrada. Un saludo

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  2. Bueno, yo agradezco que haya gente menos cobarde o menos "pasota" que yo, que se haga oír y que proteste (aunque la forma de protestar sea cuestionable)contra todas esas cosas que a mi me molestan pero luego no hago nada por cambiar.

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  3. Sabes como pienso Dry sobre estas sentadas o tumbadas. A los de arriba les importa un pepino, -pobrecillo pepino-, que estos chicos duerman a la intemperie o cuelguen pancartas con pensamientos mas o menos revolucionarios.

    En mi escrito a tu anterior post quizás fui demasiado duro con este "movimiento" pero hay que reconocer que lo que están haciendo para cambiar, como ellos dicen, el mundo, no son formas. No tienen mas que ver contra quien se enfrentan. Hace poco vieron los dientes que tiene su enemigo allí en Barcelona.

    Un fuerte saludo Dry y muy buen post

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  4. Drywaaaa!!!!!! cómo estás???????? dos o tres meses he estado perdidíiiisiimaaa!!!! vuelvo para vacacionesss :D ¿Cómo ha acabado el curso???... bueno, queda lo peorrr: LAS EVALUACIONES!!!!

    Te mando muuucha fuerza y muuuchos besos para la recta final!!!

    Un Besoteeeee!!!!!!!

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  5. Por cierto, me mola muuucho el cambio de look que le has dado al blog!!! mucho mucho!!!!!

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