Pasaban rápidos los días y muy lentas las continuas broncas de Gordo pero que Manda Más que el Rey y de Sota de Espadas. Las sanciones de los jefes tampoco les afectaban mucho, pues consistían en chuparse las guardias nocturnas que ellos ya hacían voluntariamente en sus madrugadas detectivescas. Por fin Largo tuvo la clave: nadie quería hablar, pero cierto agente de la propiedad cultural lo había visto todo. Era el momento de jugar fuerte.
El albornoz y la leche de soja ya susurraban a Patricio Márquez que lo abrazara y la bebiera respectivamente, pero un timbrazo impertinente detuvo el ritual destinado a acompañar al documental “Lobos vegetarianos”. Aquel policía larguirucho recortó la luz de la puerta y deshizo toda esperanza de contemplar lupinos mascando hierba. Patricio aguantó el chaparrón de preguntas sin soltar prenda, hasta que Día sin Pan sacó su as de la manga: diez DVDs de National Geographic Etiqueta Negra sobre la fauna del Manzanares y los gusanos del parque Guell.
El señor Márquez explicó que los gatitos de la calle Solans eran milenariamente alimentados por una viejecita del número 5. Habían crecido hasta alcanzar dimensiones tigrescas pero la mujer seguía echándoles kilos y kilos de comida: restos del cocido, productos desechados por el supermercado, galletas de la Cruz Roja, partidas de Cáritas, hasta inmensas cantidades de rancho gratis del Jueves Lardero. Sin embargo, el suministro diario se había cortado drásticamente hacía tres semanas, y los gatunos empezaron a zamparse a los transeúntes para esquivar la terrible inanición, lo que les llevó a descubrir nuevos y exquisitos manjares como el codillo de niño o el jarrete de Maruja.
Largo regaló a Patricio la colección de DVDs y marchó hacia la calle Solans, no sin antes llamar a Elfo para que trajera una buena vaca a trozos para entretener a las mascotas.
Almendrados apareció con una tocinera y toda la artillería: Gorra Torcida, Bollitos Martínez, Geriatriz, Carapan Consésamo y ¿Qué Coño Miras?. Iban equipados con el uniforme antidisturbios y una carretilla de trozos de vacuno. Empezaron a repartir filetes y trozacos a toda uña retráctil hasta que Elfo y Largo consiguieron forzar la puerta del número cinco. En su interior encontraron los huesos indiscutibles de un ser humano, uno de los cuales aprisionaba unas esposas a la pata del sofá. Por si las evidencias no fueran suficientes, Largo encontró sobre la tele un sobre cerrado A SU NOMBRE. Su contenido era bastante inquietante.
que bueno, los tigretones
ResponderEliminarO_O!!!
ResponderEliminarMe sudan los dedos de la mano, quizás pueda soportar la espera con Bollitos Martínez XD!
Ah, cuánto misterio. ¿Qué habrá en ese sobre?
ResponderEliminarPatricio siempre sale caro xD
Me encantan los nombres de los personajes!!
ResponderEliminarMe voy inmediatamente a leer la segunda parte que me he quedado con la intriga... uhmmmmmm jarrete de maruja, seguro que está riquísimo ;P
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡¡