Qué pesada estaba Sota De Espadas aquella mañana. No paraba de toser y toser. Para presentarle su nuevo compañero a Más Largo Que Un Día Sin Pan empleó catorce minutos; tiempo que empleó el avezado agente en escudriñar al colega de turno. Machote era un Rambo asilvestrado y hormonado. Sus ojos refulgían con puñales llameantes y el gesto aterrorizaría al mismísimo diablo. La camisa casi se le salía del pecho y en lugar de marcar paquete lo que se adivinaba en sus prietos pantalones eran un 45, una 33 y una semiautomática. Fumaba a lo Clint Eastwood y escupía con más estilo. Cuando hacía preguntas retóricas todos se cagaban patas abajo: “¿Me estás hablando a mí? Soy el único aquí.” Hablaba poco y pensaba todavía menos. Largo se preguntaba en qué ocupaba los eternos silencios que fabricaban en la ronda. A los tres días Machote ya le había partido el brazo a un skater acelerado y amoratado el cuello de una anciana que se negaba a recoger los desechos de Milú. Un poquito Tackleberry sí era el pobre, pero más limitado. Ni siquiera un sarpullido que le envolvía el pescuezo consiguió tumbar al superpoli; no había mal que lo arrugase.
Mientras, medio cuerpo estaba de baja. A Bollitos Martínez le había dado un yuyu; Sota seguía tosiendo como una descosida;
Carapan Consésamo iba flojo de tripas; su antiguo compañero Gorra Torcida estaba medicado hasta las cejas; hasta Gordo Pero Que Manda Más Que El Rey vomitaba entre café y café. Demasiada tontería a la vez. Algo pasaba dentro de proteger y servir.
El larguirucho tenía la mente runruneando sobre las sospechosas coincidencias, pero no les hizo caso hasta que vio en bolas a Machote en la ducha. Madre, qué cosa. La espalda, quería decir Largo. Y el culo, las piernas como armarios, los brazos envenaos y el pecho depilado: Todo Machote era un sarpullido rojo tirando a morado. Él decía que eso no era nada, que en Vietnam era peor y los americanos aguantaron. Aquello fue el colmo. Día Sin Pan sacó la sesera de los domingos y se puso a pensar en serio.Carapan Consésamo iba flojo de tripas; su antiguo compañero Gorra Torcida estaba medicado hasta las cejas; hasta Gordo Pero Que Manda Más Que El Rey vomitaba entre café y café. Demasiada tontería a la vez. Algo pasaba dentro de proteger y servir.
Con la excusa de pedir pantalones reglamentarios de la 44 de mayor largura volvió a hablar con Sota De Espadas. Volvió con tres datos: Los pezones le quedaban estupendos en la camisa de inspectzorra jefe, tosía por culpa de una alergia a los nardos ecuatorianos, y los idiotas de personal eran incapaces de hacer ropa de su talla. Después habló con Bollitos. Resultaba que al pavo lo había plantado Joviola en mitad de la Puerta del Sol y le dio un ataque de ansiedad. Gorra Torcida tomaba bromuro y ansiolíticos para mitigar una inminente hipersexualidad. El pobre tenía un dolor de huevos del quince. Machote era alérgico a algo, pero no sabía a qué. Carapan decía que había tomado algo en mal estado; entonces debía estar desayunando lo mismo cada mañana. Una última visita al despacho de Gordo Pero Que Manda Más Que El Rey aclaró sus pesquisas. Sin embargo, Día Sin Pan no habló con el superjefe. Se limitó a examinar el lugar aprovechando unas arcadas mañaneras.
Largo metió horas en Jefatura durante tres apasionantes noches. Ya que iba a cobrar un 5% menos sería mejor que hiciera un 5% menos de horas extras no remuneradas. El expediente de Joviola confirmó sus sospechas. A primera hora se presentó ante Sota De Espadas y consiguió cambiar su humor de perros sin comer por malhumor a secas. Todo un milagro para ser la jefa.
Jovellana Violácea Flores era la médico de la comisaría. Había sido trasladada desde la Central, y era la culpable de todo. Joviola era tan fea como su nombre; puede que más. Eso no le impidió pedirle salir a medio cuerpo de policía. Hasta se insinuó a la inspectora. Dado su impecable atractivo fue pospuesta o rechazada sistemáticamente. Joviola no era de las que aceptaban un “no” con deportividad. Doctorada en Alergiología y Fobias, no le costó mucho encontrar el talón de Aquiles de sus amantes fallidos.
Así empezó a lo grande con el superintendente Gordo Pero Que Manda Más Que El Rey. Una noche grasienta sí sacó, pero la tripa del jefe no volvió a desparramarse por sus caderas. Jovellana indagó y resolvió que no soportaba los champiñones. Luego vertió concentrado de hongos en sus botellas isotónicas. Gordo tragó suero pero vomitó derrota. Gorra Torcida no tenía resquicios, pero las siete viagras machacadas en su bocadillo del lunes le subieron el mástil sin remisión. En cuanto a Sota De Espadas, nunca pasó por su cabeza liarse con una mujer y que además no constituía ningún ascenso. Unos buenos nardos ecuatorianos de un admirador anónimo le hicieron doblar el espinazo convulsivamente.
Carapan Consésamo tenía alergia al alcohol y se echaba colonia sin, pero Joviola lo descubrió y le cambió las cervezas 0,0 por unas bien graduadas con la etiqueta cambiada. Tampoco cayó Machote, pero su alergia al melocotón le costó cara: Jovellana le frotó toda la ropa de la taquilla con la pelusa del fruto prohibido. Finalmente, Bollitos Martínez no sabía de su agorafobia, pero la alergióloga sí: no le costó nada solicitarlo para una misión y pedirle salir en medio de la Gran Vía. Cuando él dijo no ella lo plantó en medio de todo y le dio un yuyu de no te menees ante tanta inmensidad.
Sota de Espadas solicitó la inhabilitación de Joviola, pero nunca llegó. La doctora acabó saliendo con un famoso diputado y lo más que hizo fue marcharse a otra comisaría. Sus últimas dos semanas, sin embargo, fueron duras porque Largo descubrió que la voz de Alejandro Sanz le producía mareos. Durante 16 días la radio de Jefatura se cambió por la discografía completa del madrileño. Joviola sufrió tres ataques de ansiedad, seis desvanecimientos, llegó incluso a morderse el labio hasta sangrar. Nadie pareció sufrir por aquello, menos un policía larguirucho con los pantalones por los tobillos. El mismo día que la doctora se marchó, Machote se llevó su sarpullido a las selvas de Colombia en misión internacional. Al pavo le iba la marcha y a Largo se le iba su enésimo compañero.
Me ha encantado¡¡ ¿Por qué no recopilas todos los capítulos a papel????????? Me hacen mucha gracia los nombres de los agentes. Ah¡¡¡ Y lo del recorte del 5% je, je...
ResponderEliminarQué mala la médica¡¡¡¡
ResponderEliminarEste hombre es un gafe integral
ResponderEliminarPobre Largo¡¡ Otra vez sin compi¡¡
ResponderEliminarPublicar, publicar...
ResponderEliminarHace tiempo que la idea me ronda la mente. Este verano busco el cómo. A ver si al salir en papel el poli larguirucho consigue retener a sus compañeros. ¡Si es que es un buenazo!
Ala, como está el cuerpo de policía, así no hay quien guerde nuestra seguridad...
ResponderEliminarMe ha encantado el punto flaco de la doctora ;P
dirty saludos¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡