domingo, 23 de noviembre de 2014

Flores y el gordo

Que los futbolistas no son personas muy instruidas no es ningún secreto, pero lo de Gutiérrez ya es cebarse. Al talentoso exmediocentro madridista, ducho en estilismo, metrosexualidad y frivovalores, le ha dado por gustarse en un reiterado anuncio televisivo de Fever, una aplicación móvil a medio camino entre página de contactos y buscador digital.
Guti irrumpe en la caja tonta en plan pitoniso quedón, impecablemente vestido, informal, desenfadado, pijo a reventar, y acompañado por una impagable colección de amuletos esotéricos del chino: elefante de porcelana, bola de cristal de pega, piedras minerales, mazo de cartas e incensario tribal. Todo sobre un tapete místico de dudoso gusto, de azul marino a juego con el fondo galáctico que mistifica el plano, con unas casiopeas y un círculo zodiacal a medio trazar en neones horteras. Flanqueando al pavo aparece el nombre de la aplicación y un móvil en permanente ebullición. Del otro lado emerge una horrenda columna tapada por una cortinilla de burdel barato, y sobre ella la madre de todos los corderos: un aguilucho disecado, que mueve la cabeza como si estuviera vivo y que habla con Guti ¡en argentino!
Los diálogos son para denunciar al guionista, y ya no te digo nada del supuesto tono casual falsamente improvisado del adivino, que ni es gracioso ni espontáneo. En el más puro estilo Ashley Madison, el brujo merengue recomienda al desgraciado abandonado por la novia que conozca gente con un inspirado “De flores está lleno el campo”. Pero ahí no acaba el repaso. Luego compara volver con ella con ver un partido en diferido.
La forma es pésima, manida y poco ingeniosa, pero el fondo ya es de nota. Más que nada porque en la vida real el campo no está tan lleno de amapolas como dice el nigromante. Muchas están marchitas, disecadas, polinizadas o ya tienen su propio abejorro. Otras producen más alergia que alegría o se están empezando a ajar. Tengo un nutrido grupo de conocidos pateando el jardín durante muchas lunas y no me parece que para ellos sea primavera, más bien un crudo invierno. Ligar a los treinta o cuarenta no es lo mismo que hacerlo a los quince o veinte.
Respecto al segundo remedio metafórico, más de lo mismo. Si volver con alguien es ver un partido en diferido, entonces muchos, cada día, cada noche, ven la misma película. Puede que les guste. Quizá no les desagrade. O simplemente prefieren ver lo mismo cada amanecer a cambiar de canal. La rutina forma parte de las relaciones. Es necesaria. Ayuda a centrarse. Otra cosa es el aburrimiento.
Otro comercial que estaba al caer era el de la lotería. Asumiendo que el calvo de la Navidad no volverá, superar el espectacular derroche de medios del año pasado con aquellos cinco monstruos interpretativos –Pastori, Marta Sánchez, Caballé, Bustamante y Rafael– resultaba tan quimérico como acertar con el gordo. La solución ha sido apostar por una historia pequeña, de esas que llegan muy adentro y que no joden el presupuesto de la administración. El primer premio toca en el bar de Antonio, el clásico local de barrio obrero, y el desgraciado de Manuel, al borde de la jubilación, o parado, o hasta los cojones de la fábrica, va y por una vez no compra su boleto. Ya no es que todos sean ricos menos tú, es que encima hay que bajar y felicitar a todo quisque. Manu cumple a regañadientes y consumido de una inmensa tristeza asume su obligación para con el bar, solo para descubrir que Antonio le ha guardado el número premiado en un sobre con su nombre.
Todo esto es bonito, pero es mentira. La primera pregunta que uno se hace es: Y si no hubiera tocado… ¿le habría cobrado los veinte euros igual? ¿Y Manuel hubiera pagado tan alegremente? No negaré que ver a alguien ser generoso por encima de lo razonable es conmovedor, pero sigo sin creerlo.
Otra cosa es lo de felicitar al otro. Me parece un tema controvertido. En una sociedad comida por los celos, las envidias y las comparaciones cuanto más odiosas mejor, es difícil asumir que el éxito ha caído sobre el compañero y se le debe reconocer. Pocas, pero algunas ocasiones, he percibido la envidia en aquellos que deberían alegrarse por mí cuando algo me ha ido bien. Cuando le sonríe la suerte al vecino, o se ha ganado un reconocimiento por su esfuerzo, o su victoria supone tu derrota, hay que admitirlo y darle la enhorabuena. Por mucho que duela.
Si el anuncio de adivinación se hubiera hecho con un ciudadano anónimo habría resultado mucho más creíble. No te digo nada si a toda la peña de veteranos del Real Madrid le toca el gordo y Guti se olvida de su participación. En youtube lo petan.

5 comentarios:

  1. Como cuento de navidad está bien, pero en una situación real dudo mucho:

    1º Que el vecino baje a felicitar a nadie.
    2º Que habiendo guardado el décimo y sabiendo que ha tocado, el del bar le entregue su décimo cobránselo a posteriori...

    Tal vez es que somos muy malpensados y no confiamos en la bondad humana...o tal vez es que no exista la bondad humana y se empeñen una y otra vez en querer que creamos en ella o sepan que de esa forma nos conmueven...

    Insisto, como cuento de navidad está bien y a mí incluso me gusta, pero realista no es en absoluto. ¿Pero es acaso realista hacernos creer que la lotería puede tocarnos cuando existen incluso menos posibilidades de que te caiga un rayo un día soledado?

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  2. No me ha gustado nada en absoluto el anuncio de la loteria de este año, el del pasado por lo menos nos hizo reír...No son valores en alza la bondad, la esperanza o la buena suerte...Corren otros tiempos para los que este anuncio peca de falta de realismo...Habrá que pintar otras realidades!!...

    Un abrazo!

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  3. Bueno, bueeeeeeenooooo, cómo estamos por aquí. Nunca habéis pagado un décimo de lotería a destiempo?. Yo sí. Vale, no al tipo del bar y por supuesto, sin premiar pero sé que si hubiese estado premiado también me hubiese llevado mi trozo de pastel a cambio de los veinte pavos. Lo sé porque a mí, algunos de estos incondicionales y despistados, también, a veces, me han pagado un billete de lotería tras el sorteo y yo tampoco hubiese tenido el cuajo de no cederles su parte. Saludos. Por cierto, la lotería no deja de ser una ilusión.

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  4. "Todo esto es bonito, pero es mentira" Eso si que es real y no lo de Guti.

    Muy Bueno!

    Saludos!

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  5. Pues sinceramente a mi ni el calvo soplagaitas de antaño, ni Raphael o la Caballe del pasado año, ni el pobre hombre lloroso de este año me inspiran nada.
    Si pudiera hacer el guion del anuncio de la lotería metería de protagonista a Carlos Fabra que aparte de corrupto y todo lo que queráis, le ha tocado la lotería la tira de veces. Menudo pájaro, ese si que sabe jugar,...pero jugar con nosotros.

    Abrazos Dry y que la suerte te sonría.

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