miércoles, 25 de junio de 2014

Esto es España

En el resto del mundo, cuando alguien mete la pata, con o sin intención, cuando es deshonesto, fracasa, patina, resbala o defrauda, dimite. Pero aquí no. Aquí nos agarramos al sillón como si levantarse de él fuera precipitarse al vacío.
Esta introducción tan genérica podría servir para pelotazos político-inmobiliarios, para ex–infantas que no saben de dónde brota el árbol del dinero, para aeropuertos en mitad de la nada, para trenes de peregrinos que descarrilan al final del camino, para diputadas de verbo estúpido y para maestros del mamoneo vario. Pero no. Estoy hablando de fútbol. Bueno, si se puede llamar así a la actuación de la Roja en suelo carioca.
Hemos hecho la puta risa. Y la culpa la tiene el Marqués. No se puede caer en semejante ridículo y no asumir la responsabilidad. Con lo que ha pasado, lo único coherente era dimitir. Antes o después de Australia, pero dejar el cargo.
Patinazos ha habido unos cuantos. Lo primero, con la dichosa convocatoria. El Santo se había quedado sin parroquia, y solo oficiaba en días alternos. A qué fin semejante fijación con este hombre. Sí, lo ha sido todo, pero su nivel actual era lamentable. Así nos va, funcionando por amiguismos.
La defensa ha sido un puto cachondeo. Piqué ha funcionado con una regularidad asombrosa: todo el año mal. Jordi Alba ha estado horrible: ampollado, fuera de forma, sin confianza y mentalmente superado. Lo del arrebato choni es ya lo último. Este chico necesita madurar terriblemente. En cuanto a Ramos, menuda decepción. Se pega un fin de temporada espectacular con los blancos y lo arruina todo con la selección. Ya podías haber metido uno de esos cabezazos contra Chile, majete, y no jodiendo a los del Atleti. El mejor central del mundo ha sido el mejor chollo del Mundial. Azpilicueta ha sido el menos desentonado, pero eso tampoco asegura mucho. No le ha salido nada.
El centrocampo de España ha sido de chiste. Xavi está mayor, es la verdad. Busi no se ha encontrado a sí mismo en toda la fase y Xabi Alonso ha llegado cansado y deslomado. Respecto a Silva, le ha faltado acierto y ha pagado muy caro el fallo del segundo gol ante Holanda, como si fuera el villano de la historia. Solo Iniesta ha mantenido el tipo con cierta dignidad, aunque lejos de alardes épicos.
Arriba, Diego Costa se ha hundido en la superficialidad. No es el gran culpable de la situación, pero es verdad que desde que llegaron los partidos importantes, de rojo o de rojiblanco, no ha enganchado ni una. Demasiadas lesiones, falto de ritmo y escaso de fortuna. No ha sido el nueve auténtico que buscaba el seleccionador. Igual daba. Torres y Villa hubieran pasado con amargura por los mismos enrevesados caminos huérfanos de ocasiones gracias a un sistema de juego obsoleto, trillado, sin variantes, sin intensidad y sin chispa.
Lo más curioso de todo esto es que nadie asume responsabilidades. No han salido las cosas y poco más. Y para uno honesto, crítico, íntegro –Alonso– que reconoce que no han estado bien, que les ha faltado hambre, que no estaban mentalmente preparados para competir, se le echan todos encima. Hace falta ser egocéntrico, inmaduro y narcisista para intentar tapar la mierda y perfumarla de mala suerte.
España ha estado negligente. No ha sabido competir. Porque se puede perder contra Holanda, contra Chile, hasta con los australianos. Eso no se discute. Lo que no se puede hacer es asentarse en la autocomplaciencia, repetirse mil veces que somos los campeones del mundo y esperar que la estrella meta los goles por la escuadra. La Roja no ha estado a la altura en nada, pero especialmente en actitud. Cuando vienes de ganarlo todo es difícil mantener la intensidad; cuando te sabes superior, es complicado demostrarlo con esfuerzo. Es como si uno quisiera que el miedo escénico del rival ya te diera un par de golitos de ventaja.
En Liga de Campeones del año pasado, el Bayern de Munich de Heynckes se enfrentó al Barcelona de Roura con muchísimas ganas y sobredosis de humildad, por eso barrieron a los blaugranas. Y esa misma medicina sufrieron los alemanes del Real Madrid de Ancelotti este año. La única manera de vencer a un rival superior es apretar los dientes y correr, esforzarse al máximo y creer en el milagro. Y así lo hicieron los tulipanes y la roja chilena, la verdadera, creyeron humildemente en dejarse los cuernos contra la todopoderosa España y obraron lo que parecía imposible.
No deja de ser significativo que nuestra selección se caracterizara por ser imposible de batir, que nadie le hacía un tanto. Cuando uno perdía el balón, seis se echaban encima del poseedor con la voracidad de un lobo, costumbre heredada del mejor Barcelona de Guardiola. En este Brasil ’14 hemos visto el equipo roto, con defensas driblados con suma facilidad y centrocampistas que no ayudaban. Un bloque descosido por el centro. La estrella no sabe defender, amigos. Eso era la falta de hambre y de tensión de la que hablaba Xabi, cenutrios.
Os han endiosado demasiado. Ahora sois incapaces de admitir una crítica. Os tenían que haber dado muchos más palos. Y si ha habido comentarios injustos, os los coméis, porque habéis conseguido ser lo más odioso que se puede ser en deporte: tener los mejores rotuladores y hacer el peor dibujo. El ridículo, vamos. No habéis perdido de penalty injusto en el minuto 95. Os han pasado por encima con un rodillo pequeño, pero que parecía gigantesco.
Pero no pasa nada. Sois españoles. No asumimos los errores. No aceptamos las verdades. Solo pedimos perdón con la boca pequeña y a seguir cobrando. Así nos va.

2 comentarios:

  1. Además siempre se puede bajar del avión y salir por la puerta de atrás, como así ha sucedido. Para mí, este detalle, nada deportivo y bastante tramposo, ha sido la guinda del pastel. Vale. No siempre vamos a ganar. De acuerdo. Ésta ha sido una selección de grandes logros. Nadie lo niega. Merece un respeto. Evidente. Pero..., la manera... Por favor... Se nos ha quedado a todos una cara de tontos.... Ya pueden los centros comerciales empezar a regalar camisetas, las marcas comerciales a poner clausulas en los contratos de publicidad televisiva si quieren salir pan con tortas con los partidos televisados de la roja y las franquicias de telepizza a congelar materia prima para todo un lustro si quieren amortizar algo del fracaso de la selección. Y ahora... a descansar. Vacaciones en el mejor Resort internacional, a navegar en el yate, a la playita privada y a las partys más guays, que los pobres tienen que olvidar el bochornoso espectáculo que siempre es menos si se sale por la puerta de atrás. Saludos.

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  2. Ah! Y por cierto alguien debería explicarles a éstos la diferencia entre tener actitud positiva y el exceso de confianza. Saludos otros vez.

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