lunes, 25 de febrero de 2013

El atlas de las nubes

La adaptación del libro homónimo de David Mitchell, llevada al celuloide por Andy y Lana Wachowski y Tom Tykwer es una cinta complicada, de ésas que no empiezas a entender hasta que llevas una hora de metraje. Y no lo es por sus tramas argumentales, bien construidas y poco rimbombantes, sino por su ubicuidad espacio-temporal y la sensación equívoca de que las seis historias que nos cuentan van a coserse sin flecos colgando al final de la proyección.
Lo primero que nos ofrece el film es el anti-clímax total: un abuelo cebolleta contando marcianadas a la luz del fuego. Hombre, no te digo yo que empieces con una explosión nuclear o una violación en directo, pero algo un poco más sugestivo ayuda. Además el marketing y promoción del producto es una oda a la publicidad ciega. Todo lo que he visto anunciado de la película es un mísero cartel más o menos visible con un diseño nefasto y poco atrayente. Si querían evitar colas masivas a las puertas de los cines, han dado con la tecla. El título tampoco ayuda mucho. No sé muy bien cómo habría que llamarlo, pero El atlas de las nubes no parece muy atractivo. Será (SPOILER) un sexteto musical impresionante o un macrotelefonoscopio post-cataclismo alucinante, pero para el que viene de fuera no cautiva demasiado.
Superada pues una entrada poco triunfal, se suceden los prolegómenos de cada uno de los lados que componen el hexágono argumental, y aunque el espectador comprende todo, el esfuerzo de disociar y discriminar cada trama, de recordar cada personaje y la tentación de intentar relacionarlo con un antepasado o un descendiente del resto de las historias puede acarrear cierta confusión.
Las diferentes historias se van enriqueciendo hasta ofrecernos una visión panorámica de gran angular, como si quitáramos el zoom del objetivo y el plano detalle se abriera hasta abarcarlo todo. Los personajes no están directamente relacionados y lo que los conecta, más allá de pequeños detalles no muy relevantes, son las “reencarnaciones” de Tom Hanks, Halle Berry, Hugo Weaving, Hugh Grant y Doona Bae, entre otros. Algunas de esas reapariciones mantienen cualidades similares mientras que otras son diametralmente opuestas a sus “yos” anteriores.
La primera historia nos habla de un abogado que acaba de cerrar un jugoso contrato con un esclavista, y de cómo enferma en el viaje de vuelta y traba amistad con un negro fugitivo en 1849. La segunda ocurre durante 1936 en Edinburgo y narra la colaboración artística entre un prestigioso compositor venido a menos, decrépito y enfermo, y un talentoso joven pianista homosexual. En 1973 una periodista descubre un informe sobre las deficiencias de un nuevo reactor nuclear y las presiones y abusos de las petroleras por silenciar la denuncia y esperar una catástrofe ambiental que les devuelva la supremacía energética. Ya en 2012 un viejo editor literario huye de los matones de un escritor mafioso y acaba siendo “encarcelado” en una residencia de ancianos sin posibilidad de escape. Y un futuro de ciencia-ficción nos muestra un Seúl comunista de neón acosado por el caudal de los mares, la tiranía del pensamiento único y el despiadado aprovechamiento de los humanos como materia alimenticia. Por último, tras “la caída” o cataclismo de turno, unos pastores post-apocalípticos sobreviven a la violenta tribu caníbal que les acecha mientras seres del futuro buscan el atlas de las nubes, un potente telescopio capaz de pedir auxilio al espacio y evitar la segura muerte de sus últimos miembros en la dañina atmósfera terrestre.  De todas las tramas, las únicas que guardan realmente relación son las dos últimas, aunque en otras se llega a insinuar que de algún modo los protagonistas ya se conocen de otras vidas.
En lo que concierne al reparto, la colección de personajes y el baile de maquillaje son de récord. Algunos actúan hasta en seis roles diferentes, dispares y bien matizados, destacando Old Georgie, Zachry, Luisa Rey,  Robert Frobisher o Somni-451.
Uno de los aspectos más cuidados de la cinta es la transición de una historia a otra. Hábilmente trazada mediante diálogos en off o escenas in crescendo, los directores usan también otros recursos de naturaleza lógica. Así, el compositor homosexual lee la biografía del abogado abolicionista. Su amante Sixsmith será quien revele el informe del reactor a Luisa Rey cuarenta años después, y Somni-451 visiona en video la espantosa prueba de Timothy Cavendish  ocurrida en 2012.
La fotografía es de gran plasticidad, destacando los paisajes naturales y el uso responsable del ordenador para crear la arquitectura visual del Nuevo Seúl futurista, excusa suficiente para ver la película de por sí sin más expectativas. Aunque no entendiéramos un carajo, el derroche estético ya merece la pena.
El tono de cada trama varía ostensiblemente. Desde el realismo convencional de la América pre-secesionista a la sensibilidad trágica del compositor en Edinburgo, pasando por la línea thrilleriana de la conspiración nuclear y la atmósfera jocosa del editor en la residencia, hasta el futuro alienante y aventurero de acción excesiva en Seúl y el misterio post-cataclismo y las revelaciones antropológicas de las tribus hawaianas.
La música es equilibrada, envolvente, bien encajada. Tal vez demasiado new age para escucharla fuera de contexto, pero siempre acertada en el argumento. Eso sí: ¿Hacía falta que los coreanos se echaran ese polvo? Probablemente tanto como degollar humanos una y otra vez. La película hubiera sido igual de interesante sin esa crudeza visual y sin el episodio erótico. Parece que para crear una obra de arte es necesario tetas y gore. Pues no estoy de acuerdo. Me la hubiera creído igual.
En resumen, nos hayamos ante seis películas en una, diestramente canalizadas, bien trazadas, con argumento de sobra para convencer y con mensaje contundente hacia el desenlace de las mismas: todo está relacionado. Lo que hacemos hoy tiene repercusión mañana. Y cuando dejamos este mundo volvemos a él con otro cometido, pero con la misma piel.

6 comentarios:

  1. Yo estoy con la novela desde hace unos días pero la tuve que dejar aparcada, al menos por el momento. Se me hacía pesada y lenta. Creo que, en la película, están mucho mejor trenzadas las transiciones entre todas las historias que cuenta.

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  2. Es una película muy pero que muy curiosa.

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  3. Yo tengo muchas ganas de verla, me la han recomendado y después de tu entrada me pica todavía más el gusanillo.

    ¡Abrazos!

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  5. Bonito cambio de look y muy buen artículo...no he visto la peli pero ya se habla de una gran adaptación. Un abrazo.

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  6. Una película estimulante, llena de mensajes y con buenas historias bien contadas. En cada historia independiente, o en su globalidad, se pueden sacar interpretaciones muy variadas y todas interesantes. Por ejemplo, el viejo editor, refleja una vida llena de sombras y con comportamientos y posturas éticas y morales no muy correctas. Y acaba en una residencia atípica ... y ¿por qué? En el esbozo que se da de su vida se ve el mal karma que acumuló, su forma mezquina y cobarde, y no vivir una vida plena que salga del corazón condena a una vida de nostalgia amarga en la que las cosas buenas traen cosas malas.

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