lunes, 1 de octubre de 2012

El último pecado

Que me perdone Yosi Domínguez por plagiar el título de una de las mejores canciones de Los Suaves para mi mundana reflexión, pero nada me parecía más certero que dicho epitafio para exponer mis propósitos.
La iglesia católica se ha despachado a gusto y a conciencia durante siglos de supremacía cultural, política y espiritual. Sobre sus hombros se acumulan legados patrimoniales de gran valor, equivocaciones imperdonables, buenas obras, abusos desmedidos e ingentes cantidades de caspa. Muchos de sus deslices han sido y serán descubiertos y denunciados durante venideros siglos de liberación teocéntrica, pero la de hoy no será una repulsa de abusos sexuales, excesos de poder o quema de brujas. Hoy les quiero hablar de una de las más horribles prácticas de la iglesia moderna: las adaptaciones musicales.
No hay peor castigo para un niño que crecer engañado, pensando que su padre terrorista es un héroe o que la familia que le abandonó no tenía más remedio. Del mismo modo, nunca escuchen Santo, santo, santo es el Señor con la beatlélica música de Help! por vez primera, o creerán durante años que los de Liverpool copiaron a los maestros religiosos. Es muy duro descubrir que la versión era lo que parecía original. Del mismo modo, jamás se ha cometido mayor atrocidad sobre The sound of Silence de Paul Simon y Art Garfunkel que convertir la excelencia musical de sus acordes en el Padrenuestro tú que estás en lo que aman la verdad. ¡Qué cabrones! Por mucho que escuche esa melodía, siempre será una canción de misa. Me han hundido la vida y no tenían derecho. Putos colegios de curas.
Mi último varapalo músico-religioso –que supongo que habrá más, pero mi mente los ha olvidado deliberadamente–, se reveló a mi ignorancia hará unos años. No he vuelto a ser el mismo. Debo reconocer que Pescador de Hombres y Saber que vendrás eran piezas que me gustaban, incluso alegraban la tortura dominical, amén de preludiar el final de la eterna ceremonia religiosa. Descubrir que la última no era sino el Blowin’ in the wind de Bob Dylan resultó un golpe demasiado doloroso. Bueno está perder la fe en Dios, lo terrible es perder la fe en la música.
Por todo eso, les aconsejo. Si pueden evitarlo, no vayan a colegios de curas. Los niños son gilipollas o los vuelven. Mírenme a mí. Además, les inyectarán música por las orejas y cuando descubran la verdad ya será tarde. Cuando a uno le dicen que su hijo del alma no es suyo, sino un cambiazo de cuna, poco se puede hacer. Vayan ustedes ahora a decirle a Mowgli o a Tarzán que sus padres no son lobos ni monos, sino esos seres mucho más salvajes que fingen en la civilización.

6 comentarios:

  1. Realmente buena tu reflexión, mordaz e irónica...Me gusta...
    Saludos...
    te seguiré

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  2. Jefe,

    Te sigo, pero no ma da para dejar comentarios. Siga así. Te dejo esto que puede ser de tu interés

    http://www.elreferente.es/actualidad/educacion/la-ciencia-ficcion-desaprovechada-en-la-ensenanza-secundaria-22715

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  3. También recuerdo de otros grandes títulos versionados y destrozados en esos campamentos lúdico-religiosos de nuestra adolescencia...vaya tela...un abrazo!!

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  4. Jajaja..pero Dry que cacho irónico cabronazo eres, jejeje, y no te lo tomes a mal eh! que me conoces, y me ha encantado este articulo tuyo. Si te cogen los curas te queman el la hoguera en bolas como una sardina en la noche de San Juan. Oye, pensar que yo cuando tenia 14 años me pusieron una guitarra al hombro y en mitad de un altar decía: "Bendito seas Señor". y las señoras de negro con mantilla contestaban: "Dios del universo". Y yo repetía: "Bendito seas Señor".....joer, que recuerdos. Que pesadilla. Casi me abducen los curas. Bueno, no sigo con tanto rollo.
    Abrazos genio!

    PD: sé que no te gusta nada, lo sé, pero pasa por mi Blog que tienes un regalo y bien merecido. No tardes.

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  5. Dioses, entre el cambio de la apariencia del blog, que es de noche y esta entrada me he tenido que tapar con una manta hasta el cuello y leer el último párrafo a través de un huequecillo entre mis dedos porque me tapaba la cara para no horrorizarme.

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  6. Me encanta tu sarcasmo, es tu sello de identidad. Yo fuí a colegio de monjas y todo el día había que cantar precisamente esas canciones....en fin.... Ahora las oigo y me recorre un escalofrío y me dan una grima...

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