miércoles, 26 de septiembre de 2012

Salir de marcha


Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.
 
Curioso mundo el mío. No acaba de amanecer que los muchachos surgen como boletus de los más insospechados rincones de la orografía urbana. Visten sus trapitos con presunción, fuman más hacia fuera que hacia dentro, y completan sus extraños rituales con bolsas de supermercado repletas de cristal y grados de alcohol. Pueden estar todo el día emborrachando césped y granito en cualquier esquina acogedora para la reunión, pero en cuanto el sol se estira, naranjea y filtra entre cortinajes nubosos, cuando el crepúsculo acecha y el azul cielo se vuelve rosa, naranja, gris, añil, marino o negro, entonces desaparecen impelidos de una fuerza desconocida. No se sale por la noche. No mola, no tiene gracia, pierde el encanto. Nadie lo hace. Sólo queda acurrucarse en la desesperación y esperar una nueva y alcoholizada madrugada.

1 comentario:

  1. Uf, menudo puñetazo. No he pensado en ello. Amar la noche sin que tenga que ser necesariamente de fiesta es una gran cosa. La última frase es muy buena, me gusta en especial "acurrucarse en la desesperación". Muy bueno

    Un abrazo :)

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