martes, 17 de mayo de 2011

La discriminación positiva

Hay rémoras sociales que a fuerza de pretender erradicarlas se ha blindado a sus víctimas muy por encima de lo comparativamente razonable. Y no estoy hablando de las oposiciones donde se reservan plazas para minusválidos, donde no tienen desventaja alguna y si unas ratios de fábula, ni de la violencia de género, terrible y execrable, pero no menos que la deportiva o los crímenes monetarios. Hoy hablo del racismo.
La discriminación a una etnia, raza o país es algo fascista, fanático e ignorante. No podemos olvidar que todos, en algún momento de la historia, fuimos migradores. Podremos revestirlo de colonización, cristianización, conquista o intervencionismo, pero todos hemos metido las narices en los mocos ajenos. Tampoco entiendo por qué a los extranjeros primermundistas se les llama turistas y a los del Tercer Mundo ilegales. Cuestión de dinero, supongo.
Lo que sí considero injusto, por muy políticamente incorrecto que sea mi razonamiento, es que se penalice ferozmente al que comete un acto de racismo frente al que lo hace con la misma mala baba, pero sin matiz étnico. No parece muy ecuánime que “negro”, “gitano” o “mono” sea peor que “hijoputa”, “cojitranco” o “calvo de mierda”. Más cuando tener una madre de profesión sus piernas abiertas, cojear un poco en algún aspecto o sufrir estrés alopécico parecen cosas mucho más graves que tener la piel marrón oscuro, casarse rompiendo un botijo o parecerse a un primate, al que por cierto todos nos parecemos. El racismo es malo y hay que combatirlo, pero no me parece bien que se le dé más importancia a eso que a otras barbaridades. Motes los ha habido siempre y nunca dejaremos de referirnos al semejante con calificativos tan despectivos como aparentes. Una cosa sí es segura: cuanto más acusado el rasgo, más propenso a ser moteizado. Si no de qué iba a haber gordos, marimachos, mancos, estreñidos, chuloputas, cuatrojos, recauchutadas y yonquis, entre otros ejemplares de la fauna mundial.

5 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo contigo, Dry. No debemos olvidar que las fronteras de los países se han creado con la aparente y original buena intención de organizarnos en Estados de derecho para fomentar un desarrollo, pero no por ello tendamos a ser separatistas ni por raza, ni por religión, ni por orígenes étnicos ni por leches en vinagre.

    Dejémonos de pamplinas porque uno nunca sabe cuándo va a necesitar de la ayuda de los demás indistintamente de su color.

    Un abrazo,

    Manu UC.

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  2. Una entrada potente, Dry, esto me gusta de tu blog, me mete en la realidad, pues uno a veces vive envuelto sólo de literatura.
    Un cariño.
    Humberto.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo contigo. No sé si tiene algo que ver con algo que ha pasado recientemente en el fútbol o no.

    Aún así diré que me parece penoso condenar más un insulto aparentemente razista que una agresión física.

    Pero bueno, vivimos en un mundo que peca de querer ser políticamente correcto pa unas cosas y pa otras... nanai.

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  4. Quien no haya tenido nunca un mote que calle ahora o hable para siempre... ;p muy sabias, tus palabras...

    dirty saludos¡¡¡¡¡¡

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