sábado, 6 de marzo de 2010

Bendita calamidad, de Miguel Mena

La novela combina una road movie a la española con la caza del tesoro, dibujando la topografía turiasonense y sumando despropósito tras despropósito en la carrera de los aspirantes a delincuentes. Pese al intencionado tono humorístico de la obra, el desarrollo de la acción sigue parámetros lógicos y el sentido común abandera muchas de las decisiones tomadas. Un asunto menor acaba destapando una trama mucho más ambiciosa.
Miguel Mena no comete el error de introducir todos los datos de sopetón desde la primera página. Prefiere ir desgranando cada detalle de modo paulatino una vez que el secuestro ha enganchado al lector y lo somete al inesperado desenlace del libro. Sólo es a mitad de texto o más cuando todos los frentes convergen en un único foco de interés. Mientras tanto, los tres excursionistas forzosos desarrollan su propio síndrome de Estocolmo y lo trabajan a conciencia, en cada mordaza, puya o amenaza no convincente. Los episodios menores que jalonan sus desventuras resultan excesivamente casuales pero dan ritmo al viaje a ningún sitio. No deja de ser curioso que cuando los Moreda estén a punto de perder su último resquicio de dignidad criminal una zanja llena de ortigas les lleve a repentinos giros argumentales.
La obra es de fácil lectura y ritmo ágil. Las descripciones no abundan y el vocabulario es de una extrema sencillez, rechazando los excesos literarios para centrarse en la parte más consistente: la trama argumental y la acumulación de incidentes jocosos. Ni siquiera cae en la tentación de hacer propaganda de las fiestas locales ni en las tradiciones del lugar. Lo más que se permite es apuntar someramente los lugares y pueblos por los que el insólito trío emulan a su modo a Don Quijote y Sancho cambiando los ideales caballerescos por las necesidades pecuniarias. Hay quién preferirá el desahucio neuronal de los hermanos, y quién agradecerá que su caótica existencia tenga un fin pragmático y social, pero en cualquier caso, superado el asunto de la catedral, volverán a las andadas con la lección tan aprendida como la de un pez a los quince minutos. Es de agradecer que Miguel Mena corte y reparta el bacalao, y que en algunos casos acabe dejando a cada uno (casi) como estaba, y a otros les alegre el día o les arruine los próximos diez años, demostrando que más allá de posicionamientos e intenciones, la gente no cambia, y si lo hace es a peor.

Argumento (contiene spoilers)

Anselmo y Ricardo Moreda son dos hermanos fayenses con urgentes necesidades monetarias. Tras arruinarse su negocio, un discobar, se dejan convencer por un abogado chanchullero de la capital, Antonio Oreste, de que el dinero rápido y fácil se obtiene mediante un secuestro. Así se deciden a raptar a un industrial de renombre, Pablo Benítez Modrego, mediante una estrategia arrolladoramente simple: Herirlo en fiestas y llevárselo al hospital. Para ello queman furtivamente los plásticos que protegen la fachada del ayuntamiento de los sangrantes tomates del Cipotegato. De este modo, y protegidos por una lluvia de tomates, pretenden arrojar una bola de metal pintado al empresario, y con la excusa de la brecha, meterlo en una falsa ambulancia y secuestrarlo limpiamente. Pero el plan falla cuando Ricardo, el certero tirador, no acierta en la sien de Pablo Benítez, y si en la del obispo de Tarazona, que estaba a su lado. A los tres delincuentes no les queda otra que llevarse a su eminencia, ya que para eso custodian una preciosa ambulancia de emergencias. Cuando se dan cuenta de su error, Oreste marcha a Zaragoza a averiguar cuanto se puede sacar por un cura, aunque ya sabe que será mucho menos.
Los dos hermanos demuestran ser unos completos chapuceros: Su refugio iba a ser el chalet en Grisel de su tío de Barcelona, que hacía tres años que no venía por ahí. El problema es que cuando llegan allí en furgoneta el lugar está alquilado. Comienzan a improvisar y prueban no ser muy hábiles. Primero Ricardo inspecciona un pozo natural presuntamente inhabitado, pero en el que vive un energúmeno arrepentido, asocial y católico desde que lo echaron tiempo atrás. La aventurilla casi le cuesta la eternidad al cerebro de la banda, pues el ermitaño pretende que se quede con él por siempre. Finalmente consigue volver. Tras compartir prado con un pastor secuzo y su rebaño de ovejas pasan la noche en un antiguo sanatorio abandonado, aunque tomado por una panda de hippies okupas litroneros y heavitrones. El obispo va tomando consciencia de la torpeza de sus captores, a los que va descubriendo paulatinamente: los rostros, las voces, los nombres, la relación entre ellos... Sin embargo, no consigue convencerlos de su improductivo secuestro. De nuevo en la carretera son abruptamente interceptados por una excursión de niños. Uno de los chavales se ha hecho una brecha en la cabeza y deben llevarlo al hospital más cercano. Sin embargo, al toparse con un control policial consiguen endilgarles el muerto, es decir, el herido y su profesor. De este modo se quitan dos pesos de encima. Cuando llegan a su próximo escondite, unas cuevas otra vez presuntamente desiertas, Ricardo descubre un zulo de drogas de diseño y huye con un maletín lleno de dinero. Cuando los dueños del dinero los descubren y encorren a balazos, no les queda otra que soltar las perras para no ser cazados.
Paralelamente a las correrías de los tres desgraciados, una reportera de Zaragoza es enviada a Tarazona a investigar la desaparición del obispo. Sin embargo, Laura, la periodista, sospecha una trama mucho más oscura que le permitirá escalar en su carrera: Cree que el arquitecto Rafael Rodríguez Lacarra, encargado de la remodelación de la catedral de Tarazona, tiene negocios sucios y ha hecho desaparecer al obispo porque ha descubierto algo que le inculpa. Por eso se inventa las entrevistas que debía hacer y dedica su tiempo a asaltar el domicilio de Lacarra, y a procurarse un medio de entrar en la catedral, cerrada al público desde hace diez años. Así descubre que Lacarra lleva años excavando bajo los cimientos del templo buscando un antiguo tesoro perdido, y que mientras expolia los bienes, pinturas e imágenes catedralicios para venderlos en el mercado negro, cambiándolos por burdas falsificaciones.
Ricardo, Anselmo y Don Ramiro llegan en dumper, una especie de carretilla de obra, hasta su escondite definitivo: Las minas de Valdeplata, entre Talamantes y Calcena. Exigiendo intimidad para realizar sus necesidades, el obispo escapa de sus captores sólo para caer en una zanga. En ella encuentra el esqueleto de Lamberto Garro, un afamado platero del siglo XVIII. Según explica don Ramiro, el orfebre fue contratado para realizar el retablo de la catedral con una importante cantidad de lingotes de plata donados por los condes propietarios de las minas. Cuando Garro y su ayudante escondieron los lingotes lejos de ladrones y pícaros, les sobrevino la desgracia. Lamberto desapareció y su ayudante apareció dos días después en Trasobares diciendo que unos bandidos les habían atacado. Luego murió de peste antes de que llegase su hijo, al que escribió una carta. Nunca se supo dónde habían ocultado la plata. En la zanja de Lamberto Garro hay escritas reveladoras consideraciones: versos que indican crípticamente el escondite del tesoro y la persona que lo traicionó: su propio ayudante Lacarra, antepasado de Rafael Rodríguez Lacarra. Es evidente que la carta del ayudante a su hijo explicaba la situación y que varias generaciones de Lacarras llevaban siglos buscando los lingotes sin suerte. Por eso el arquitecto estaba poniendo la catedral patas arriba y mientras vendía sus obras de arte para ir haciendo caja.
Las expectativas de hallar el tesoro de Lamberto Garro abren nuevas posibilidades para los hermanos Moreda, que deciden pactar con el obispo e ir a buscar la plata a Tarazona. Para ello “alquilan” un ciclomotor obsoleto que les lleve hasta allí.
Laura consigue que Isidro, el jefe de policía, le permita ver la catedral. Una vez dentro oyen voces y se esconden. Después aparecen Lacarra y sus secuaces que, alarmados por la fortuita desaparición del obispo, y una vez seguros de que no corren peligro, deciden aprovechar el viaje a Tarazona llevándose algunas piezas. Pero ellos también oyen a alguien venir y se ocultan. Cuando aparecen el obispo y los Moreda, Isidro quiere detener a todo el mundo, pero Laura le pide paciencia. Don Ramiro, Ricardo y Anselmo encuentran un pasadizo picando en la base de una columna según los versos de Garro en la zanja, y así llegan hasta unos antiguos pasadizos que llevan a la cámara de los lingotes. Lacarra intenta seguirlos pero no cabe por el hueco y se queda completamente atorado, dejando a uno de sus hombres afuera y al otro dentro. Laura e Isidro reducen al del templo, y el otro llega hasta donde están el obispo y sus captores. Cuando Ramiro y Anselmo huyen de él, pican en la pared hasta llegar al cuartel de policía.
El obispo explica todo lo ocurrido. Habla del tesoro, inculpa a Lacarra, da explicaciones. Laura llama a su periódico y cuenta la noticia que abrirá la edición del día siguiente: “Aparece el obispo de Tarazona y con él un tesoro.” En medio de tanta confusión, los Moreda deciden fugarse ante la dejadez de sus carceleros. Se levantan tranquilamente y se marchan sin hacer ruido disimuladamente, sin dinero pero libres, y comienzan a planear otro modo fácil de sacar dinero: chantajear a una empresa de lácteos.

33 comentarios:

  1. Muy buena la crítica, qué arte¡¡ y al final me he leído el argumento, ya que seguramente, como mucho de los libros que recomiendan otros blogs, nunca me lo llegue a leer... la de aventuras que le pasan a los hermanos, seguro que es un libro muy entretenido de leer...

    dirty saludos¡¡¡¡

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    1. Necesito saber quien es Lacarra y a que negocios ilicitos se dedica
      gracias

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    2. es un arquitecto y roba obras de las catedrales para venderlas sustituyéndolas por copias.

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  2. Yo prefiero no leerlo todo por si me cojo el libro...

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  3. Parece muy ingenioso, a ver si me animo... aunque luego nunca lo hago.
    Saludos

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  4. Richi dijo:
    Pues yo con esto ya me doy por satisfecho

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  5. Me ha encantado el libro, es rápido de leer y te arranca una sonrisa. Lo recomiendo.

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  6. Me lo tengo que leer, pero creo que con esto valdrá...

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  7. k bonito el libroooooooooooooooooo

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  8. k waii ademas te partes de risa con es00s doss! es chulíísiii m0000!!
    c0mpraosl00 o leerl00 merece la pena.
    k bonito XD
    leer00sl0000!! Un besic00!

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  9. Me lo podrian resumir esque me lo e leido y es muy chulo pero nose como resumirlo!
    Gracias.

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  10. es un poco aburrido este libro pero es interesante

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  11. a mi no me hya gustado es una mm

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  12. me podeis de cir cuantas paginas tiene para comprobar una teoria
    un saludo gracias

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  13. necesito los putos personajesssssss

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  14. los dialogos son graciosos y la trama es muy buena. Lo recomiendo

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  15. LOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL

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  16. MinionPatataPerryPatataCAFÉPatataGOYAAAAAPatataRabbitCoñe(:

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  17. A mi no me ha gustado nada el libro woaaajajjjajaj

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    1. Hija si no te lo has leido hahahahhah

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    2. COMO QUE NO EREHFFEA

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    3. Tú mahh! Que te pinsho ein! Ts ts -.-

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  18. WATICONTEIAAAAA OOO O O

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  19. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  20. Porfavor, necesito los nombres de los personajes principales y secundarios, y una descripción de uno de ellos.

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    1. Uno es Aurelio Agustin, el otro Estaquio Habicuela y el último Falipe el Chustas.
      Espero pues k ta sirva.

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