jueves, 6 de agosto de 2009

No, a mí no

Hace tiempo conocí a una chica impregnada de un aura especial. Sus fotografías no desprendían un halo de glamour, ni su tierna sonrisa disipaba los más negros nubarrones, pero poseía una curiosa habilidad para provocar extraños accidentes en todo aquel que cabalgando bicicleta o vehículo motorizado osara intimidarla, adelantarla con desdén o achucharla. Hasta dos ciclistas besaron el suelo rudamente, uno de ellos lijándose la piel a derrapada pura tras sobrepasarla con agresividad y suficiencia, el otro al intentar quitarse de encima tan fatídica viajera. Tampoco se libraron de colisionar en hilera una fila de camiones con prisa, justo cinco metros antes de frenar el morro del gafemóvil, ni tampoco otros incautos fitipaldis que chocaron en grupo al día siguiente hasta -¿adivinan?- llegar al turismo de nuestra protagonista, primer coche no accidentado.

Pero no piensen que tales poderes se obtienen sin castigo. Dicen las malas lenguas que, en retribución, el demonio le otorgó unos preciosos ojos pardos con el estigma del “no, a mí no” que la convierten en presa inmediata de cualquier tipo de acto social dónde se precise voluntario y nadie se preste. No hace mucho quedé con ella, y un periodista a pie de calle vino de sopetón hasta nuestra terraza, oteó el horizonte, vislumbró su rostro de “aquí no vengas que no quiero salir en la tele pero me falta mala virgen para mandarte a la mierda” y le puso la temida alcachofa en la boca, sabiendo que buen juicio saldría de ella. También recuerdo cuando la obligaron a ser voluntaria en una inocente sesión de stretching, la reunión de vecinos en la que sacó las bolas del sorteo de presidente ante la ira creciente de los azarosamente elegidos o el día en que dos avispones decidieron enzarzarse en su pelo, sólo por que ella los miró y pensó “aquí no vengáis”. Así les fue, que ambos murieron en el acto –ver párrafo anterior- aunque uno de ellos se picó con ella y en su cabeza.

No creo que de momento debamos quemarla. Es buena chica y nunca maldice si no le hacen nada. Pero cuidao, no la adelantes en plan neng con el coche o tipo Armstrong con la bici, o darás con tus huesos en el suelo o en el radiador, según la versión. Si la quieres conocer, búscala a orillas del río con una recortada y cara de psicópata. Cuando veas la víctima perfecta, que quiere pasar desapercibida y no puede, ahí la tienes. Pero no respondo si disparas…

3 comentarios:

  1. xDDD Creo que todos tenemos a alguein así en nuestro entorno. Si cambias el río por un pantano yo tengo la mía xDDDD

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  2. es mi hermana,es mi hermana, es mi hermana!

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