viernes, 16 de enero de 2009

Publicidad directa a la yugular

Cuando no era más que un mocoso oía aquello de publicidad agresiva y me surgían más dudas que a una brújula en una fábrica de imanes: ¿Dónde residía su poder? ¿Por qué era tan agresiva? ¿Qué demonios era la publicidad?
Con los años y gracias a Telecinco descubrí los cortes publicitarios en toda su dimensión, y siempre me parecieron un tostón salvo cuando alguien decía “Lo único que me gusta de la tele son los anuncios” o “los anuncios son obras de arte”. Yo ante semejante sentencia me plantaba frente al payaso de Micolor o el teléfono motorizado de Línea Directa para entender el mensaje y dar sentido a mi vida y gimnasia a mi cartera.
Hoy todavía considero las pausas comerciales como el micciómetro que te avisa de que llevas treinta y seis minutos meándote o como una señal divina de que hay que poner el lavaplatos, recoger la mesa o irse a dormir. Si decides orinar, prepárate para esos dos minutos en los que uno, por mucho que intente, no puede evitar pensar en cómo arreglar el mundo o qué hacer mañana para comer. Este tipo de momentos, los all-branísticos y los de la ducha son los que llevan a cualquier humano al borde de la globalización a plantearse por qué la publicidad es tan cara y los anunciantes tan espléndidos a la hora de soltar la guita en periódicos, carteles, autobuses, diales o intermedios televisivos, amén de mercados incipientes como infinitos ciberespacios o efímeras celebridades. ¿Por qué pagan tanto si apenas tiene impacto en el consumidor?
Los cojones no tiene impacto. Acoso y derribo. Pocas cosas hay en el mundo tan influyentes como la publicidad. Y tan engañosas. Y si no me crees trágate media hora de anuncios de teletienda, de esos que te encuentras cuando buscas la porno del viernes que tú seguías porque era la polla, y si acabas comprando el pelador eléctrico para judías rojas con adaptador para garbanzos de lata que es muy fácil de fregar, pues ya me contarás si has hecho una buena compra o solamente una buena acción. Las cosas nunca son lo que parecen. Con los consejos comerciales los productos siempre parecen más grandes, brillantes, estilosos, fáciles de usar y coño, el plástico siempre parece metal.
Y si luego es más pequeño, aparatoso, feo o plasticoso, ¿por qué picamos si somos libres de no comprar? Pues porque no somos libres. La cantidad de mensajes sugerentes que te invitan a cambiar tu papel moneda por cualquier inutilidad es tan abrumador que no podemos desprendernos de ellos. Y si pudiéramos eliminarlos pareceríamos estar en el desierto. Aún así, aparecerían los bólidos del Dakar con más marcas que las páginas de ofertas del Carrefour.
Hasta ahora me he referido a la publicidad manifiesta y la subliminal, ésa que te meten por los ojos sin que repares en ella. Luego está mi preferida: la publicidad agresiva. Hace poco vino una negrita muy mona a mi portal y tras ofrecerme las excelencias de su super servicio de telefonía e internet me hizo propuestas indecentes, no en el terreno sexual, que se podía haber hablado, sino en el comercial: Con cuatro datos y mi firma me cambiaban de compañía, me daban de baja con los otros, de alta con ellos, me regalaban el alta de línea y yo creo que si insisto hasta me hacen masajes gratis durante un mes, u otros servicios complementarios (todo es pedir). Bueno, que dije que no a todo que no me gusta que me agobien pero joder, un poco más y me agarra la mano y me hace firmar mientras me estruja los huevos para inclinar la decisión. Y eso que uno es de esos zoquetes que nunca comparan el mejor servicio y lo cambian cada dos meses, que no podemos evitar tener el coche, el banco, la luz, el gas y el teléfono siempre con los mismos, aunque te estén robando, que hasta nos da palo cambiar de peluquera.
Una amiga mía se dedicó durante un tiempo a encular cursos de inglés de los de “pague ahora y lo que haga después me la suda”, y me contó algunos de sus maquiavélicos movimientos: Rollo convincente, atractivo personal, carisma, y una ocasión única: “Gran promoción de matrícula de 600€ a 450€ hasta cerrar grupo de 30. Llevamos 28.” Luego era todo mentira. Ni había grupo ni chorradas. Tú a pagar el curso y ya estaba. Que luego aprendieras inglés o no les daba igual.
Y estando una tarde en casa, descansando la vista, me llaman los pesados de mi banco para recomendarme un seguro vitalicio por si pierdo mi empleo por que estamos en crisis y bla, bla, bla. Joder, ya tengo mi nómina de la que vampirizáis regularmente como un gotero inverso, y mi tarjeta de la que arañáis jugosas comisiones. Pues si ya me estáis jodiendo porque esto funciona así no queráis también darme pol culo, que mi empresa no quiebra, que aunque interino, soy funcionario. Y no me vengáis con que no lo sabíais que el día que tenga un hijo seguro que me entero por vosotros, que esto es como El show de Truman pero con menos audiencia.
En fin, que algún día saldré a la calle y un forzudo cachas me cogerá del cráneo y me dirá “que vengas a mi taller, que te voy a reparar el coche más barato” o “consulta obligatoria en DENTOBUITRE, ven a mirarte una muela o te las saco todas ahora mismo, estimado cliente”. Consuman, consuman, que así funciona este puto mundo.

4 comentarios:

  1. oh dios mío...creo que me he enganchado, no sabía yo que había tanto talento en mi cuñado! ya sabes...en el hipotético caso de que me saque la carrera de periodismo (me acabo de enterar de que sólo dan 60 plazas,la nota de corte sigue en 8...puñalada)tendrás inmediatamente una columna en mi periódico!!

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  2. Oye, ¿No crees que el plástico y los móviles son cancerígenos? Estudios recientes han revelado que se ha venido adulterando incluso el té en los últimos 20 años. No estamos seguros con ninguna sustancia....Bollería, repostería, chocolates... una bomba calórica y letal. Pura ponzoña. Únete a nuestra asociación "TALIBANES CONTRA EL CONSUMO" (ENVÍA ALTA TALIBAN AL 6754).

    Tali-Ban

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  3. No estoy totalmente de acuerdo en que la publicidad nos influya tanto, puesto que es fácil observar a diario como la gente compra "marcas blancas", de las que apenas hay publicidad. Y no nos olvidemos, estamos en crisis y en este terreno puedes ahorrarte unos euros sin renunciar a la calidad.

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  4. Muchas gracias por la oferta periodística, pero para cuando hayas acabado bachillerato + periodismo + montar un noticiero con tirada decente + atreverte a que yo lo sabotee creo que ya podré vivir de mis hijos, siempre y cuando empiece a hacerlos...
    De lo que no tengo ninguna duda es de que si te haces informadora ya se puede preparar el mundo. O el abecedario. O la razón. O la gaceta de Monreal.

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