![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMVZXHNNA-R3_Fh2_wQvGQd3u1KjF7V5AyhyphenhyphenzjEK7qne4EKa7x2yGT_5kweBuQjtUIEkGw3U-UkegURmYVIPogLYDuCvkVVs_j2VTKcUas3ctKOD_MCZ71Le6akdU5PcDzplvsXThtR-w6/s1600/WookieeWarriors.jpg)
Entonces oyó un sonido muy
característico. No. No podía ser. ¡Pero sí, era! Se levantó raudo de la cama,
se tuneó en la ducha y se vistió de esmoquin impecable, el mismo que llevó a la
tintorería hacía tres semanas, cuando llegó al Motel Oates dispuesto a
abandonar su trabajo de agente de la $GA€ para siempre, con el único objetivo
en mente de recuperar el ánimo y enfundarse un traje de explorador para
perderse en la selva africana.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZCuTgsQB3lWXBrx6uzM3ECJimEENjq77WTRhqQwSMT1mrXlpqroHlTg5HbzKBpyUhSJlsM1ANdEIwK7j7rn3qjEkrskU-ttdI4K9q3hdMYnsYF3dFwA-xPevm0Cnyswyg_b4oTYMOYVyp/s1600/house.jpg)
Salió por fin de su habitación.
Era la número uno de un edificio rectangular, alargado, de una sola planta y
doce puertas.
Acudió a la oficina, pegada pared
con pared con su cuarto, y habló con la encargada, que disecaba un buitre
atigrado.
–¿Qué
ha sido eso, señora Oates? –preguntó el inspector con un croata muy académico.
–Buenos
días por la mañana, señor Márquez. ¿A qué ruidos se refiere?
–Ahá,
la pillé. ¿Cómo sabía usted que me refería a un ruido?
–¡Nnnaaaargh! –sonó un aullido en la distancia.
–¡Eso,
eso! –ratificó el agente de la $GA€.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhufd0BQKBt0Czj1DuyScEf_S3kVhH-bwqJJ4QOHnF-mhyzWeKzHKGZ1_dOOHs8zcZuYN6TrvZ1BbSM4CzShbBVQwAGxgwxUxOxnXdwTOPacWEUW3gaJpYdAOAsd5BcOJG6bv5qQJWjElWP/s1600/sb.jpg)
–¡Nnnaaaargh!
–Viene de allí
–concluyó Márquez.
–No,
no suba, no suba. ¡Esa es mi casa!
Pero el intrépido inspector de la
propiedad intelectual hizo caso omiso. Ganó las escaleras de tres en tres y
accedió a la lóbrega mansión mientras la señora Oates se perdía en la lejanía,
recuperando el aliento apoyada en un bastón tras subir cuatro peldaños.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdz8YN5yCEC5IiY8i2GjmQoX3CsKevfeSAusXgiO7ZuwO_hgMkB5QRzYdXv2k9WAjHrcUOMeh5MOPMiZrLV8vGZvoDshVRFx4c0MtWlPPTzCoa8hgyFmwdj3KZ0QEGzrP820G2xlzWUt6B/s1600/AbominableChewbacca-SWT.png)
El agente giró entonces la silla
en la que reposaba y la mascota dejó ver su rostro de calavera disecada
mientras un magnetofón de cuando reinó Carolo volvía a reproducir el aullido de
un wookie.
Entonces apareció la señora Oates
disfrazada con unas pieles de Chewbacca y agarró a Patricio con el brazo
mientras intentaba clavarle el pico de un pelícano disecado en la yugular. Pero
el agente volteó a su rival por encima de sus hombros y la señora aterrizó
encima de la silla del cadáver taxidermizado.
–¡Nnnaaaargh! –sonó de nuevo el cassette.
–Queda
usted sancionada administrativamente.
–No
puede, no puede. Usted no tiene autoridad para arrestarme. No puede probar
nada. Ni siquiera sabe cómo envenené al wookie.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwWNLZmZlqGbpN1fbcsDlW2Eg1EM8fiU5LqWeEc8111RipKbQChv0OzSC7BuVC1KSL4LrbVOmw34XXh74b9uX1iGI4F7s30iV9DKXjIJ-sZBrB-M6nJHPU89oYNLhxs8-Lcv9WDzu4MKv6/s1600/psycho.jpg)
–¡Nnnaaaargh! –aulló la señora Oates.
–Déjese
ya de hacerse pasar por el wookie. Sé de sobras que es usted. No me engaña.
–¡Nnnaaaargh!
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2ChosqMq7tqes4kLZJd4h3T9y7R7RFYAVeSN5cny0UfueGa7sXRWYEbQCaJ8iP236om2FlJf0PYXcq2BjwXmo8-nIZcbHHnks60yEtA9Px9DOev-P1tvKs2GWozfzPdOzK8fJNqX_oscO/s1600/cbates.jpg)
Mientras
salía por la puerta observó a una rubia platino muy nerviosa llamando al
timbre. Llevaba un fajo de euros en un periódico y miraba con recelo a todas
partes, como si estuviera paranoica; como si la estuvieran siguiendo. Cuando la
señora Oates bajó a recibirla, el agente ya se había largado con los bichos
alados y una gran sonrisa en el alma. Esa noche celebraría su éxito visionando
Mariquitas heterosexuales y Murciélagos tuertos.
Jajajajajajaja....¡Vaya relato Drywater!...Tu ironía mezclada con la emoción y un pedazo de multa administrativa muy seria...Jajajajajajaja....Desde luego no escatimas en sentido del humor...Jajajajajaja...Creo que a mitad de semana volveré a leerla, tal vez el miércoles que ya la semana se va haciendo larga y así recuperaré el ánimo y con esas risas continuaré hasta el viernes con la rutina...
ResponderEliminarMuy divertido!
Abrazo!
Ainsss...Me olvidé de algo, me gusta el nuevo look del blog...
ResponderEliminarJajajaja, me parto, cuatro tazas de surrealismo en vena. Algún día los agentes de la $GA€ querrán cobrar por los pedos cuyo sonido se parezca a una sinfonía. Se nos está yendo de las manos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué historia mas surrealista...me encanta.
ResponderEliminar