lunes, 17 de junio de 2013

Estimado Jefe Wert

Le escribo para transmitirle mi desgana existencial. Ha conseguido usted convertir una vocación en un trabajo. Pero no una labor cualquiera. Una al límite de mis fuerzas. Por el camino, se ha cargado algunos tópicos. Ya no podrán decir de mí “tiene más vacaciones que un maestro”. Ahora tendré más. Bueno, no remuneradas. Un pequeño detalle sin importancia.
Ustedes cobran dietas por desplazamiento. Yo hago 200 km diarios en nombre de la educación pública y la única dieta que tengo es la de mi bolsillo. Antes no estaba bien considerado gracias a su eficiente campaña de desprestigio. Bueno, suya y de unos cuantos envidiosos más. Ahora sigo estando mal visto, pero al menos mi desgracia es mayor y hace felices a otros. Así funciona el país: sobreviviendo a base del mal ajeno, lo único que nos da ilusión para seguir.
Antes trabajaba mil horas de puertas adentro y 18 de cara afuera. Ahora son más de mil extras y 21 con los niños. Les sigue pareciendo poco. He notado que en las últimas semanas me duelen los párpados. Estoy nervioso, sin fuerzas, sin un ápice de paciencia, no soporto los gritos, las conversaciones superpuestas, la premura ni los comentarios a destiempo. Pero no estoy quemado. Estoy agotado. Fundido. Se lo agradezco. El poco insomnio que tenía se lo ha llevado su política de recortes. Estoy tan roto que caigo en la cama como si estuviera hecho de plomo.
Sus 21 horas lectivas me han destruido emocionalmente. Si fuera al médico le costaría dos horas y media atenderme. Otra de sus jugadas maestras. Si fuera al médico, decía, me hablaría de estrés laboral o incluso depresión. No es asumible lidiar 5 horas con muchachos de 13 años para llegar a casa y seguir trabajando en la sombra. Si teníamos 18 periodos lectivos era por algo, ni por capricho ni por privilegio. Era por necesidad. Ahora soy peor profesor. Aguanto menos, la garganta se me rompe más veces, me falta paciencia, me pongo tenso, me aturullo y en ocasiones coordino lento, me equivoco más, comprendo menos, razono peor, lo llevo todo antes al terreno personal. Mis clases son anodinas y repetitivas. No tengo fuerzas; a veces ni para discutir con los chicos un mínimo de saber estar.
Imagine la mejor afición, el mayor hobby del mundo. Ahora añádale presión, resultados, mayor carga horaria, que le cueste más caro y que a los vecinos le parezca mal. ¿A que ya no es tan divertido? ¿Sabe algo, Jefe? Si pudiera ser otra cosa, ya no sería lo que soy. Y todo gracias a usted y a su gestión impecable. Con suerte alguno de los engendros fracasados que estamos creando en su laboratorio educativo se rallará un día de no encontrar trabajo, se le irá la pinza e intentará atentar contra su vida. Pero no se preocupe. Usted salvará el pellejo. El muchacho será abatido o enrejado. Y la culpa será mía por incapaz, mercenario y vago.

8 comentarios:

  1. Mucho ánimo. El saber que uno no está equivocado, que es de los buenos, tiene que servir de algo.

    ResponderEliminar
  2. Ni estar en posesión de la verdad más absoluta ayuda ya, tu carta es una crítica que plasma con muy buenos modales la cruda realidad de la gestión de este político crudo,fascista, insensible y mentiroso, lo cual con su edad resulta cuanto menos patético. Sin embargo eso a él no le importa, lo penoso es que tengamos que esperar a que pague con su misma moneda, y eso tal vez no llegue nunca.Supongo que lo que debemos plantearnos con todo lo que estamos viviendo es que hay que salir adelante sea como sea,sirva de consuelo que este individuo, como todos los de su "clase" están de paso, y desde luego cuando hagan su viaje final no se les echará de menos, lo que estaría muy bien sería comprarles con mayor antelación el billete hacia ese fantástico y último viaje final....Pero eso es sólo un deseo, así que ánimo Drywater y si aparece el genio de la lámpara, ya sabes que son tres los deseos que con él podremos ver cumplir.

    Un abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar
  3. Leo por ahí que un funcionario de prisiones ha sido expedientado por llevar una camiseta al curro en la que se leía: "No necesito sexo porque mi jefe me jode todos los días". Pues eso, que me solidarizo con vuestra profesión. Para un ciudadano, tener un ministro de ese jaez es terrible, pero tener un jefe así debe de joder un montón.
    Salud

    ResponderEliminar
  4. Menudas pitadas se lleva Wert cada vez que aparece en un acto...y aun así, él, erre que erre. Es un soberbio que se está cargando la educación y la cultura.

    ResponderEliminar
  5. No considero que vuestra profesión esté desprestigiada, lo que pasa es que cada vez hay más incultura y más envidia. Yo reconozco que vuestra labor es impagable y necesaria,a pesar de wert y compñía.
    Salud y força.

    ResponderEliminar
  6. te debía el estar aquí desde hace tiempo, ¿recuerdas? pero estoy hecho un vago o es que no llego a todo, ya no lo sé, y resulta que te encuentro hecho polvo. Animo Dry, tu eres un profe estupendo, de eso estoy seguro, lo que ocurre es que ahí arriba hay gentes que no tiene ni idea de lo que se traen entre manos y así nos va. Mucho animo Dry, te lo digo de corazón, los chavales están con vosotros y los padres también.
    Un fuerte abrazo Dry, y animo.

    ResponderEliminar
  7. Ánimo, estáis desempeñando una labor importantísima para la sociedad y os están jodiendo por todos lados. Entiendo tu abatimiento y tu decepción. ¿Quién no estaría así?

    Es lamentable que personas con dos dedos de frente nos gobiernen pero acabaremos por ganar la partida.

    ResponderEliminar