domingo, 9 de junio de 2013

Tijeras justicieras

Esto no rula. No puede funcionar si de 46 millones 26 son población activa, 16 trabajan y 6 justifican papeleo en el INEM. Es decir, un 33% tiene que sostener a los demás. Es impepinable: para que tres españoles vivan sólo uno produce.
La culpa, desde luego, no es de ellos. La sociedad se ha denigrado hasta el extremo de que trabajar no es un derecho envenenado sino un privilegio menor elevado a la categoría de premio gordo.
Como muchas otras veces, la historia nos enseña el camino. El crack de 1929 en Estados Unidos, la economía más próspera del mundo entonces, llevó al país a la quiebra. Pero llegó Franklin Delano Roosvelt y aplicó un paquete de medidas tan saludables como lógicas. Reactivó la economía, acometió obras públicas de gran calado, generó empleo e incentivó el consumismo. América se salvó gastando, no apretando el cinturón.
Pero para consumir hay que tener y creer que se va a seguir manejando. Si el barbas sigue cargándose gente al final nadie suelta un euro porque no lo tiene o por miedo a un hipotético futuro devastador.
¿Y cómo se crea empleo, listo? Manteniendo un equilibrio entre consumo y ahorro, claro. Tal vez subvencionando a las empresas con pérdidas para asegurar que los ERES no borrarán a gente de la lista de población en activo. Recortar sueldos a funcionarios, subir impuestos a degüello, bajar pensiones y eliminar servicios tampoco soluciona nada. Si no hay guita no hay derroche. Tal vez el camino sería perseguir de verdad la economía B, crucificar al defraudador, al de baja fingida, al especulador desmedido, al que no acepta cualquier trabajo, eliminar la prestación por desempleo y ofrecer en su lugar puestos obligatorios de más alta o más baja cualificación. En definitiva, reconducir el sistema laboral mediante medidas más o menos guiadas, tal vez socialistas, hacia una población sin desempleados. Y por supuesto, cercenar los cargos inútiles, los sueldos prohibitivos y las indemnizaciones pornográficas. Quizá regular el capitalismo o sujetar su techo salarial sería una medida proteccionista bien acogida.
Pero nada de esto importa. Mientras el que manda es el mismo que se sube el sueldo y le da las contratas a su primo tonto del pueblo, que al final ha resultado el más agudo, mientras no tengamos una toma de la Bastilla en condiciones, con guillotinados más o menos simbólicos, mientras sigamos comiéndonos las ruedas de molino diciendo amén, hasta los que no creemos en la iglesia como fuerza más allá de lo espiritual, y a veces ni eso, mientras tanto la tristeza seguirá siendo la misma, pero cada vez peor repartida.

2 comentarios:

  1. No hace mucho en una de mis entradas salió este tema, más o menos, la cuestión que yo planteaba es si tal vez estamos minimizando esta crisis, tal vez estafa... Al hilo de esto alguien comentó que lo que deberíamos plantearnos es una re-evolución, a mí me pareció estupendo, sin embargo, pienso que el paso previo sería una revolución y después ya veríamos cómo organizar esa re-evolución.

    Un abrazo y ánimo, aunque desde luego hay días en que el desánimo nos puede con todo este panorama tan devastador.

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  2. Para ponerse de pie y aplaudirte, simplemente. El problema es que como dices, la tristeza sigue siendo la misma y cada vez peor repartida. La idea de que todo esfuerzo cae en saco roto hace tiempo que se extiende por toda la faz de la tierra. Gracias por escribir post así, nos hacen mucha falta.
    Un abrazo niño!!!

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