sábado, 6 de octubre de 2012

La mierda de los niños

Yo, de verdad, que me perdonen todas las madres del mundo, pero… ¿es que no podéis hablar de otra cosa que no sea como cagan vuestros hijos? Que sí, que yo entiendo que los nenes son la mayor alegría del mundo, que le iluminan a uno el alma, tal vez por ver en ellos la pureza no corrupta de los adultos, o por volver a vivir con ellos la inocencia de las miles de primeras veces en todo. Vale. A mí también me entusiasman los criajos, su idiosincrasia y su felicidad primigenia. No pasan depresiones ni se estresan –en condiciones normales–. Es por eso, y por todo el entusiasmo que generan que uno pueda recrearse en sus pequeños avances como si fueran grandes saltos para la humanidad, o celebrar que el nene ha dicho “mamá” o “ajo”. Hasta aquí genial. Hasta perdono que hagas el gilipollas en plan bufón para arrancar a tu vástago una risa de más. Lo comprendo y hasta es posible que lo haga en mi turno. Lo que no haré, por muy predestinado que esté el cotarro, es celebrar los acontecimientos escatológicos de mi pequeña, recordad sus episodios más marrones, comentarlos como si hubiera ganado un óscar, porque a nadie le importa un carajo. Puede ser que me haga ilusión pregonar sus pequeñas victorias en un universo de derrotas, reproducirlas hasta aburrir a los oyentes que no se encuentren en una situación similar, que ya se encargarán los otros de interrumpirme y competir en audacia, simpatía, exceso o gracia con las aventuras de sus propios churumbeles, pero a Dios pongo por testigo que jamás describiré, ilustraré o pintaré las defecaciones de los míos, porque todo el mundo lo hace, y nunca es divertido. De verdad, mamás emocionadas, no lo hagáis, a nadie le gusta saber eso. Ocurren accidentes. Pues que ocurran. Igual que los sacáis de casa hechos un pincel, lo mismo podéis hacer con verbalizar sus desventuras. Tirar de la cadena de la mente antes de comenzar un viaje irrecuperable hacia la escatología. Os tendremos en mejor estima, y cuando veamos a vuestro angelito no pensaremos: “Mira, el del estucado volador.” Si alguien se ha sentido incomodado por esta declaración de principios, extrapolarlo a todas las mamás del nuevo milenio que viven porque sus hijos excretan. Seguro que me entendéis.

4 comentarios:

  1. ...a mí me da verdadero asco, una vez tuve que interrumpir a una compañera de trabajo en su narración, pidiéndole por favor que no me diera detalles, realmente me estaba poniendo malita.
    Ahora sucede algo aún peor,los que tienen mascota hacen lo mismo, eso ya sí que es insufrible.
    Siempre son un acierto tus palabras, salud.

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  2. Juer, yo nunca me he encontrado algo así...que miedo :D Espero no encontrarlo, y hago mías tus palabras

    Saludos :)

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  3. ..bueno, reconozco que hay,..sobre todo madres, que emocionadas por la criatura que han parido, dan pelos y señales de las deposiciones del mismo. Ademas lo hacen con una naturalidad tal, que parece que hablan de una receta del Arguiñano. Si están cerca de mi,...casi siempre se lo perdono, no puedo evitarlo, lo malo seria que me contaran las del marido. :-(

    Abrazos Dry, felices fiestas mañicas, disfrútalas!

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  4. Un blog interesante con caga! Saludos desde Suecia!

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