lunes, 22 de octubre de 2012

Cómo ligarse a una tía

Bien. Ningún pavo sabe cómo se liga a una chavala. Nadie. Absolutamente nadie, aunque hay ciertos atractivos que ayudan, como la tableta de chocolate o la cartera gorda. ¿De verdad hay abuelos que piensan que la zagala que les besa está ahí por amor? ¿Amor a qué, a la necrofilia, a las momias, a la silla de ruedas?
Lo primero que debo confesar es que no tengo ni repajolera idea de cómo se le entra a una chorba y se sale con ella del bar. El único motivo por el que escribo este artículo es para conseguir más visitas en mi blog. Si algún desesperado todavía tiene fe en estas líneas le daremos unas cucharadas de falsas esperanzas mezcladas con sopa de letras para disfrazar el sabor a fracaso.
Pero vayamos a los parámetros estándar de edad, posición social y apariencia. Partiendo de un punto medio donde uno no es ni el más guapo ni el más simpático, ni tiene más pasta ni mayor intelecto, ¿cómo se hace para que las mujeres caigan a nuestros pies sin necesidad de aporrearlas? Pues ahí va: sigo sin saberlo. Para consolarles, vamos a describir las técnicas que más parecen haber prosperado con el inescapable envejecer del tiempo.
1- El guapo. No suele aportar mucho en simpatía, autocrítica o diversión, pero rebosa confianza en sí mismo. El guapo rara vez elegirá una chica que no le haga juego con el smoking. Se repasa el engominado en cada espejo, se gira el semblante contra el escaparate, se autoanaliza en cada reflejo de coche y se gusta, incluso más que a la chica. Eso sí, va impecable. Lo que hay debajo de la fachada ya es una incógnita. A mí no me pregunten. Nunca he sido guapo.
2- La percha. A menudo simbionte del guapo, también se le conoce como el cuerpo. Feo de solemnidad, pero con un porte de convencimiento pleno en las propias posibilidades gracias a los bíceps, los músculos a rebosar y una tableta de chocolate con más porciones que la extralarga de valor. Este elemento confía ciegamente en su cuerpo de gimnasio y las tías lo flipan, especialmente en espectáculos cárnicos como desfiles piscineros, calendarios de bomberos, pasarelas diversas y despedidas de soltera. Las neuronas dejaron de estudiar, sólo entrenan en el gimnasio.
3- El amigo. Ni especialmente guapo, ni cachas, ni inteligente, el amigo sabe conectar con las chicas. Es paciente, sabe esperar su momento, y éste siempre llega. Una novia abandonada, una fémina desengañada, una chica quemada con los tíos porque todos son unos cerdos son presas arquetípicas del amigo. Comprensivo, desprendido, intuitivo y gran escuchador/conversador, sabe decir lo que ellas desean oír. Nunca se declara. Son ellas las que se lanzan a sus brazos acogedores. Acaba siendo la mejor opción de mujeres cansadas del universo masculino. Un valor seguro. No muy llamativo, pero resultadista. Como decís vosotras, me he casado con un buen hombre.
4- El ingeniero. Friki o elegante, pero eminentemente lógico, sabe utilizar su mente para inclinar sus posibilidades. Obnubila a las mujeres con su intelecto. Puede hablar de cualquier cosa con un grado de fiabilidad asombroso. Suele preferir sujetos de un coeficiente similar, pero puede conformarse con elementos estándar que no rayen en la bobería, salvo que estén muy desesperados (véase The Big Bang Theory).
5- El gracioso. Impepinablemente feo, bajito, barriguitero, tendiendo a la calvicie o con entradas, ni muy guapo ni muy rico, el gracioso sabe que su única oportunidad es su personalidad avasalladora. Debe soltar chistes inocentes y espontáneos de los que ningún tío se reiría pero que a las chicas les dispara la tontuna. Ojo, puede caer en la autoparodia. No hay nada más lamentable –y frecuente– que un gracioso haciendo el ridículo. ¿Posibilidades reales? Ejemplares con poca autoestima y rubias cansadas de que les miren las tetas. No es que el gracioso no lo vaya a hacer, pero será ingenioso mientras escudriña pezones.
6- El canalla. Un granuja de manual, el canalla es un malote quedón. Sabe castigar con encanto, sacar su lado truhán y admitir que es un vividor. Tiene muchísima jeta pero va de cara. Puede mostrarse frío y distante, arrogante e incluso cruel, pero en el fondo es un caballero. Desarrolla a veces una pizca de humor negro pero contenido, lo que le confiere mucha ternura. En el fondo es un romántico cobarde, temeroso de que le rompan el corazón. ¿Quién no quiere un Han Solo en su vida?
7- El romántico. Clásico, incluso desfasado, este tío es un auténtico moñas. Enamorado de las fotos, de los viajes y de los atardeceres, es capaz de recitar poemas de Lorca o Hernández de memoria. Gran amigo de las flores por correspondencia, los detalles caballerescos, pringarse la gabardina para que la prostituta no se manche las medias, la galantería vomitiva, las frases inconclusas y evocadoras, el nota va hecho un pincel. Eso sí, con frecuencia un rato horterica. Todo no puede ser. A su favor: sabe tratar a una mujer. En contra: su caballerosidad acaba siendo condescendientemente machista. Recomendable sólo si es adinerado.
8- El cabrón. Sería un canalla rebotado, quemado con el mundo. Este tipo es un borde, desagradable y excesivamente vehemente. Vale que suelta verdades como puños y que raras veces mete la pata, pero se recrea en la humillación y el conflicto. Al sujeto le va el barro. Misteriosamente, su modus operandi es tan denostado como apreciado. Lo mismo es odiado a muerte que las chicas pierden las bragas por él. Y es que a algunas les va la marcha. Y cuanto más las degradan, más quieren del cabrón. No, si un rato complicadas ya sois.
9- El místico. Perro-flauta, ascético, ermitaño, cura… la lista da para mucho. El ejecutivo tiburón que dejó la bolsa para irse a recolectar miel en comunión con las abejas es uno de estos, lo mismo que un buen número de escultores, músicos, poetas… artistas en general. Eternos buscadores de la felicidad y la belleza, tienden a un mundo de valores intangibles en contrapunto con el materialismo reinante. Para quedarse con uno de estos hay que tener las ideas muy claras. Nunca te comprará un visón ni te llevara a París –si acaso en tándem–, pero tu vida espiritual será de una riqueza superior. Abstenerse trepas hastiadas.
10-El ricacho. Puede o no compartir características de los anteriores, pero es algo secundario. Aquí habla el dinero, y todos lo saben, sobre todo él y su amiguita. Suele ser espléndido, ocurrente, frívolo a más no poder y con un punto de prepotencia económica. A su favor que siempre tiene un taxi en la puerta, picadero cinco estrellas y champán frío y caro, pero con frecuencia también una esposa más loba y lista que tú. Al menos llegó antes. No pasa nada, con la lencería cara amortizas los encuentros. El ricacho siempre tendrá un atractivo superior a todos los demás.
Terminamos el recorrido por los tópicos amatorios de los rituales de apareamiento actuales. Si no se han encontrado relativamente identificados en ninguna de las anteriores categorías y están acompañados, felicidades, han creado una nueva. Si están solos, ya pueden hablar con su soledad durante sus largos periodos de silencio.

5 comentarios:

  1. jajajaja, yo nunca supe ligar, aunque creo que ahora es algo más fácil que hace unos años. Con el místico casi me caigo de la silla de la risa que me ha dado.

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  2. Muy buena y divertida tu entrada Drywater...En resumidas cuentas y visto lo visto, no hay que preocuparse mucho por el tema, pues en el fondo hay de todo y para todos los gustos y en ocasiones los hombres no os perdéis grandes cosas ¿sabes?...
    Un saludo...Me gusta la ironía con la escribes.

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  3. Jajajaja, ¿dan premio por crear categoría nueva o por quedarse jugando al póker con la soledad?

    Me reí un rato con la entrada.

    Abrazos.

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  4. Ahora podrías escribir un artículo sobre los diferentes tipos de tías que se encuentra uno cuando liga.

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  5. Brilliant. Asumiendo que la primera frase de tu entrada es una gran verdad, me atrevo a formular una hipótesis: No querer ligar (o aparentarlo xD) parece que despierta el espíritu competitivo de las mujeres, y que digan, "pues ya verás ahora, ¿pero este de qué va?"

    Yo creo que las mujeres se enamoran de imágenes de nosotros que están muy por encima de nuestras posibilidades. Luego, llega la recesión, y encima te echan a ti la culpa :D


    Un abrazo, y gracias por la diversión ;)

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