miércoles, 22 de septiembre de 2010

Muerte cinemascópica

Soy un hedonista de la psique bajo los efectos de las sustancias y sus revelaciones oníricas y alucinatorias. Vivo en un mundo que trasciende las convenciones de éste.

Ya sé que aún vive, que se hacen unas treinta películas al año, a veces una en el país, y que algunos actores pueden vivir de ello y no tienen que trabajar en otra cosa, pero vaticino el declive total y desaparición fulminante del cine.
Admitámoslo, no podemos competir con las escuelas. Esos sugerentes templos del saber donde se reparten conocimientos y cultura al por mayor, donde hasta trece maestros te insuflan vida a través de sus experiencias y razonamientos más intrínsecos. No es pues de extrañar que los colegios estén petados y los cines vacíos.
En cualquier caso, yo creo que lo que los hace tan distintos son las condiciones. Ya sabemos que el cine es frío en invierno y caldera en verano, que sus sillas de madera raída y esculpida de chicles y mocos dan más grima que ganas de ver a un tipo hablándole a una calavera. Encima hay que pagar por entrar. Si al menos dejaran comer algo o beber…
Fijaos en cambio en el instituto: Los sofás son anchos y espaciosos. Algunos incluso vibran cuando te explican los terremotos o el sonido del motor de explosión. Tienen dos huecos para botellas o vasos y está permitido comer, beber, tomar palomitas, morder chucherías... Sin embargo, la gente dice que lo mejor de la escuela es que si te entra sueño te dejan dormir. Luego despiertas y continúas la clase donde siga. Además es gratis. Hay quién incluso aprovecha el cole para dar rienda suelta a sus impulsos más bajunos. De todo tiene que haber.
En fin, que a mi entender no es el cine tan aburrido y el colegio tan divertido. Tal vez si cambiáramos un poco las instalaciones…

7 comentarios:

  1. Bueno, bueno quizas habría que cambiar algo más que las instalaciones, como por ejemplo a algunos profesionales de la enseñanza, que más que a enseñar se dedican a leer el libro de texto. Con algunos de esos me topé en mis tiempos mozos, y no veas si soltaba baba en mi pupitre que estaba duro como un pedrusco.
    Me encanta como escribes! Muy original el post!

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  2. AYYYY!!!! Qué más quisieramos los profes que en la vida real los colegios y los institutos tuviesen tanto éxito!!!! Este psiconauta es un irónico,eh?

    Deberías publicar un libro con todos los capítulos del psiconauta.

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  3. Y para los que somos mayores y ya no podemos ir al instituto? Es que lo describes con tan buena pinta que me han entredo ganas de ir ;P

    Por otro lado esperemos que no muera el cine ;P

    dirty saludos¡¡¡¡¡¡

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  4. Genial entrada xD

    "Ni todo es tan malo ni todo es tan bueno", ciertamente depende de la visión de cada uno y de como nos tomamos las cosas.
    El ser humano tiene una impetuosa necesidad de quejarse, y de cuando algo le va mal, exagerarlo. Para las cosas buenas también, pero eso no lo veo tan común.

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  5. Pues no hay duda. Lo que hay que hacer es poner en las escuelas grandes pantallas y proyectar las películas después de clase. El ahorro seria considerable pues de un edificio sacaríamos dos.
    Además los profes tranquilamente podrían ser los que cortan las entradas... :)
    Dry, eres profe, no?..jeje

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  6. Así es, Arkaitz. La tiza corre por mis venas. No voy a entrar a debatir -ahora- lo mal que está el gremio, el sistema, el funcionariado, los clientes y la consideración social de todo el estamento. Yo cambiaría asignaturas, inhabilitaría profesores -sin paga-, encerraría nenes, reduciría ratios, y un etcétera tan largo que da para un blog entero.
    Que el colegio vale para poco lo sabemos todos, empezando por los que plantean el lugar como una simple guardería de menores. Faltan muchos medios, y mucho apoyo exterior.
    En cuanto a publicar las memorias del psiconauta, hace tiempo que me llama para que lo haga. Tal vez en el futuro.
    Gracias a todos por las visitas

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  7. Todo es darle una vuelta de tuerca está claro. Yo creo que todo está mal pensado, la educación siempre ha estado en un segundo plano, las instituciones nunca se han esforzado mucho porque las instalaciones fueran excelentes o hubiera profesores por dóquier. A veces pienso que les interesa poner dificultades, un pueblo inculto es un pueblo fácil de engañar.

    Un saludo.

    Oski.

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