sábado, 3 de julio de 2010

El semáforo (1/2)

El hombre gastado subió al coche con desgana. Sólo quería meterse en casa para poder discutir a gusto con su mujer. La radio propagó tediosas noticias. Un camión se había desplomado desde el puente de la D -1 sobre la R – 34. Ambas vías se hallaban cortadas al tráfico de modo indefinido. La tercera radial principal, la W – 27, llevaba todo el fatídico día soportando las ruedas del eje comarcal. El señor cansado no deseaba siete horas de atasco y pedal a medio embrague, y se marchó por la antigua circunvalación lateral.
La vía estaba hecha un asco, pero escaseaban los caballos de metal. Embelesado en su fortuita miseria, cogió el desvío equivocado, y el asfalto desembocó en una larga explanada semidesértica de tierra y polvo. Extrañado y curioso a un tiempo, continuó en línea recta mirando por el retrovisor la polvareda insolente que despertaban sus ruedas. Se sintió Mad Max y se le llenaron la cabeza de sueños épicos, aventuras insondables, voces de niños que suplicaban su ayuda como si sólo él fuera el elegido, el último recurso, la llave a todos los candados de los puentes en los libros de Federico Moccia.
Pasó un instante eterno, fugaz, indefinido, enmarcado en los calurosos vapores emanando del suelo al frente y el humo terroso y caótico de su transgredida retaguardia. Entonces lo vio, y una carcajada insolente desafió la acústica grosera del motor. En medio de la nada, marcando ningún cruce, ni camino, ni desvío, se erigía un semáforo de tres sabores, prevaleciendo el rojo sobre las otras variedades.
El señor hastiado frenó con solemnidad, dejando que las gomas acariciaran el terruño y que la fuerza del motor muriera agonizante sobre su propia reducción de marchas como le habían enseñado en la autoescuela. Calculó con la precisión y la liberación que produce no tener siete vehículos estresados acelerando a quince metros de la señal de paro. Y ahí se quedó, contemplando la chulesca absurdez del semáforo rojo en medio de la nada, y preguntándose las oscuras razones por las que algún concejal de urbanismo pudo retirar unos fondos a cambio de instalar allí semejante monumento a la ineficacia.
A los motivos habituales por los que podía reñir con su impaciente esposa, a los que hacía horas había sumado los retrasos del cambio de carretera, ahora podía añadirles polvaredas semidesérticas y ordenanzas semafóricas de dudosa eficiencia y duración.
Pasaban los minutos y el semáforo no reverdecía ni se ambarizaba. El señor del tedio sacó la cabeza por la ventana y se aseguró que estuviera encendido y no fuera el producto de un reflejo solar sobre el foco colorado. No. El artilugio funcionaba perfectamente, o al menos estaba perfectamente encendida la bombilla roja. Quiso marcharse en rojo, pero recordó el episodio de la pantera rosa en la que el felino pisaba una calzada desierta y aparecían de la nada frenéticos vehículos pitando con agresividad circulatoria. Decidió esperar al verde, o al naranja intermitente. Ninguno de los dos le guiñó el ojo.
Su mente divagó con puntualidad. Pensó en su niñez, en la chica de sus sueños, en aquel beso que le plantó cuando no tenían edad para subir solos en el ascensor. Recordó la de golosinas que le daba, la de carreras que echaban de lado a lado de la calle. Frunció el ceño pensando el paradero actual de aquella niña maravillosa, embrujadora, preciosísima, sincera y espabilada, lamentándose quizá de haberla dejado marchar.

7 comentarios:

  1. ¿Continuaráááá?

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  2. MUY BUEN RELATO, espero la segunda parte con ansias!

    Me quedo con las siguientes frases:
    "Sólo quería meterse en casa para poder discutir a gusto con su mujer."
    "Se sintió Mad Max y se le llenaron la cabeza de sueños épicos, aventuras insondables, voces de niños que suplicaban su ayuda como si sólo él fuera el elegido, el último recurso, la llave a todos los candados de los puentes en los libros de Federico Moccia"
    "semáforo de tres sabores" "monumento a la ineficacia"

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  3. Y ahí se va a quedar? Plantado en mitad de la nada esperando que el semáforo se ponga en verde? Y su santa esposa, quién va a discutir con ella? Al fin y al cabo es buen ciudadano, cumple las normas...

    dirty saludos¡¡¡¡¡

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  4. Efectivamente. La segunda parte llegará antes incluso que el verde.
    Un abrazo

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  5. unos se pasan de luz roja

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