Ya han pasado unas semanas del gran zapatazo y el tiempo, ese anciano contemplativo y filósofo, me ha dado margen de reflexión sobre tan severa medida. Me refiero al recorte del 5 % del salario de los funcionarios públicos. Respecto a la supresión del cheque-bebé, subvención de ciertos medicamentos y congelación de pensiones, ni la enfermedad, ni la jubilación ni la paternidad parecen amenazar mi presente, aunque no por ello son menos graves.
He escuchado, opinado, leído y observado el mundo, que se posiciona sospechosamente hacia varios y sesgados vericuetos: Algunos aplauden la reducción económica como paradigma de justicia divina y elemento compensador; otros la disfrutan con saña como venganza al parasitismo del colectivo, dejando tras de sí un peligroso corroncho de envidia y odio hacia los funcionarios; los propios agraviados se decantan entre cabrearse hasta la ignición, por aquello de la imposición y la alegría vecinal, o soportarla estoicamente aceptando su propio perjuicio a favor de los que de verdad lo están pasando mal; los sindicatos culpan a otros del robinhoodiano recorte, mientras demuestran su completa inutilidad y tráfico de influencias; la clase política arremete unos contra otros buscando alevosamente beneficios electorales.
Como aspirante a un empleo público de carrera no me ha sentado muy allá saber que voy a ingresar dos mil euros menos al año, pero lo que de verdad me ha ofendido es oír a la calle, con una mezcla de envidia e ignorancia, cargar contra el gremio sin solidez ni objetividad. Cierto es que un buen puñado de jetas nos destrozan la reputación e inclinan el juicio popular hacia la más sospechosa culpabilidad. Sin embargo, todo esto ya no me hace daño. Sencillamente no hablan de mí, no piensan en mi colectivo. Y si lo hacen, demuestran su estupidez y una necedad tan grande que no los quisiera ni en un puesto privado ni en uno público. No soy administrativo; soy profesor. Y eso no me libera de sufrir una merma importante de mis ingresos, pero inmuniza ante el hastío, la vagancia, la mala uva y la pereza de algunos administrativos. Yo no estampo sellos en formularios, ni cojo el teléfono al noveno tono con mala leche. Yo educo a vuestros hijos, me peleo con ellos, vuelvo a casa con la voz rota y la promesa de que si volviera a nacer no sería docente. Pero amo mi trabajo. Es importante, crucial y sacrificado. Vosotros no lo sabéis, pero aquí también se salvan vidas. Nadie está en esto por dinero. Aquí no se gana guita. Si quieres ser rico sal en la tele, haz apuestas, especula con viviendas, hazte futbolista, fontanero, camello o político. Si lo que envidias son las vacaciones, hazte amo de casa, nini, jubilado, bombero o jefe.
Funcionario y administrativo huevón no es necesariamente lo mismo. Si tenéis la idea de que todos pasamos siete horas en un mostrador viendo pasar los minutos estáis en un error de base. Los trabajadores de la administración limpian culos, apagan fuegos, mantienen el civismo, enseñan a leer, custodian violadores, injertan corazones, aseguran la paz, ayudan al necesitado. Por supuesto que hay enfermeras, bomberos, policías, maestros, carceleros, cirujanos, soldados y trabajadores sociales caraduras, del mismo modo que los hay en la construcción, el sindicato, el congreso, el supermercado o la fábrica. Su improductividad la pagamos todos, yo también, con mi dinero y con mi esfuerzo de cubrir sus ausencias cobrando lo mismo.
Lo realmente curioso es que envidiéis nuestro patrimonio, cuando más de una vez he confesado mi sueldo y me han dicho “¿Sólo? Yo pensaba que cobrabais 3000 euros.” Pues no. El que quiera perras que compre entradas para el Madrid y las venda al 500%, que también hay que tener cojones para pagar eso para ver a 22 niñatos millonarios. Luego que no hay dinero. Lo que hay es una economía sumergida del carajo, un dinero B al que por cierto los funcionarios no tienen acceso, pues todo lo que cobran está a la vista de todos, empezando por Hacienda. ¿Cuántos autónomos ganan 20 y facturan 5? Pues casi tantos como los que los han echado a la calle, los han indemnizado con 12.000 € y se pegan dos años cobrando mil euros de paro y otros mil de trabajar en negro. Hasta donde yo alcanzo, los funcionarios no gastan las ayudas del Estado, cotizan y sostienen el sistema mientras un montón de sinvergüenzas se hacen ricos a nuestra costa. No puedo rebatiros lo de la estabilidad laboral del funcionario de carrera, pero desde luego uno no se hace rico en un sistema socialista. Lo que produce millones es ser un capitalista sin escrúpulos, de esos que se llenan el bolsillo durante años especulando o viviendo a todo trapo y cuando vienen mal dadas se declaran en quiebra y que me mantenga el Gobierno y sus funcionarios; o peor, cobrando la prestación por desempleo y manteniendo seis pisos en propiedad que venderá cuando vuelva a ser rentable especular. Eso sí hace daño al sistema, y mucho más que una amargada que se va a hacer la compra a media mañana en horas de trabajo.
Y sobre la estabilidad hay mucho que decir. Existe y se llega a ella, pero no sin antes pasar por una irrefrenable inestabilidad. En los últimos cuatro años he trabajado en once centros educativos, en ocho localidades diferentes, desde once meses a cinco días, y el 31 de agosto me volveré, un año más, a la puta calle y a esperar que me vuelvan a llamar (desde 2008 siempre lo hacen). Ya sabía dónde me metía y no me arrepiento, pero ser funcionario en el siglo XXI no es nada fácil, y las críticas populares más me parecen una pataleta envidiosa que una solución objetiva.
Luego están los que de verdad tienen: Los bancos, los deportistas de élite, la nobleza, la realeza y demás parásitos, y especialmente los políticos. Estos son los que de verdad están reventando el país. Los que viven del cuento. Los que siempre salen en la foto. Los que cobran unas jugosas dietas por firmar, asesorar o presentarse a cortar una cinta de tela. Ésos son los que nos están timando. A mi dejadme en paz, que bastante tengo con explicarle a tu menganito, con todas mis tablas, pedagogía, experiencia, delicadeza, psicología, asertividad y horas de resolución de conflictos en el aula, que no puede llamar a su maestro “vaya profesor de habas” por mandarle sentarse.
He escuchado, opinado, leído y observado el mundo, que se posiciona sospechosamente hacia varios y sesgados vericuetos: Algunos aplauden la reducción económica como paradigma de justicia divina y elemento compensador; otros la disfrutan con saña como venganza al parasitismo del colectivo, dejando tras de sí un peligroso corroncho de envidia y odio hacia los funcionarios; los propios agraviados se decantan entre cabrearse hasta la ignición, por aquello de la imposición y la alegría vecinal, o soportarla estoicamente aceptando su propio perjuicio a favor de los que de verdad lo están pasando mal; los sindicatos culpan a otros del robinhoodiano recorte, mientras demuestran su completa inutilidad y tráfico de influencias; la clase política arremete unos contra otros buscando alevosamente beneficios electorales.
Como aspirante a un empleo público de carrera no me ha sentado muy allá saber que voy a ingresar dos mil euros menos al año, pero lo que de verdad me ha ofendido es oír a la calle, con una mezcla de envidia e ignorancia, cargar contra el gremio sin solidez ni objetividad. Cierto es que un buen puñado de jetas nos destrozan la reputación e inclinan el juicio popular hacia la más sospechosa culpabilidad. Sin embargo, todo esto ya no me hace daño. Sencillamente no hablan de mí, no piensan en mi colectivo. Y si lo hacen, demuestran su estupidez y una necedad tan grande que no los quisiera ni en un puesto privado ni en uno público. No soy administrativo; soy profesor. Y eso no me libera de sufrir una merma importante de mis ingresos, pero inmuniza ante el hastío, la vagancia, la mala uva y la pereza de algunos administrativos. Yo no estampo sellos en formularios, ni cojo el teléfono al noveno tono con mala leche. Yo educo a vuestros hijos, me peleo con ellos, vuelvo a casa con la voz rota y la promesa de que si volviera a nacer no sería docente. Pero amo mi trabajo. Es importante, crucial y sacrificado. Vosotros no lo sabéis, pero aquí también se salvan vidas. Nadie está en esto por dinero. Aquí no se gana guita. Si quieres ser rico sal en la tele, haz apuestas, especula con viviendas, hazte futbolista, fontanero, camello o político. Si lo que envidias son las vacaciones, hazte amo de casa, nini, jubilado, bombero o jefe.
Funcionario y administrativo huevón no es necesariamente lo mismo. Si tenéis la idea de que todos pasamos siete horas en un mostrador viendo pasar los minutos estáis en un error de base. Los trabajadores de la administración limpian culos, apagan fuegos, mantienen el civismo, enseñan a leer, custodian violadores, injertan corazones, aseguran la paz, ayudan al necesitado. Por supuesto que hay enfermeras, bomberos, policías, maestros, carceleros, cirujanos, soldados y trabajadores sociales caraduras, del mismo modo que los hay en la construcción, el sindicato, el congreso, el supermercado o la fábrica. Su improductividad la pagamos todos, yo también, con mi dinero y con mi esfuerzo de cubrir sus ausencias cobrando lo mismo.
Lo realmente curioso es que envidiéis nuestro patrimonio, cuando más de una vez he confesado mi sueldo y me han dicho “¿Sólo? Yo pensaba que cobrabais 3000 euros.” Pues no. El que quiera perras que compre entradas para el Madrid y las venda al 500%, que también hay que tener cojones para pagar eso para ver a 22 niñatos millonarios. Luego que no hay dinero. Lo que hay es una economía sumergida del carajo, un dinero B al que por cierto los funcionarios no tienen acceso, pues todo lo que cobran está a la vista de todos, empezando por Hacienda. ¿Cuántos autónomos ganan 20 y facturan 5? Pues casi tantos como los que los han echado a la calle, los han indemnizado con 12.000 € y se pegan dos años cobrando mil euros de paro y otros mil de trabajar en negro. Hasta donde yo alcanzo, los funcionarios no gastan las ayudas del Estado, cotizan y sostienen el sistema mientras un montón de sinvergüenzas se hacen ricos a nuestra costa. No puedo rebatiros lo de la estabilidad laboral del funcionario de carrera, pero desde luego uno no se hace rico en un sistema socialista. Lo que produce millones es ser un capitalista sin escrúpulos, de esos que se llenan el bolsillo durante años especulando o viviendo a todo trapo y cuando vienen mal dadas se declaran en quiebra y que me mantenga el Gobierno y sus funcionarios; o peor, cobrando la prestación por desempleo y manteniendo seis pisos en propiedad que venderá cuando vuelva a ser rentable especular. Eso sí hace daño al sistema, y mucho más que una amargada que se va a hacer la compra a media mañana en horas de trabajo.
Y sobre la estabilidad hay mucho que decir. Existe y se llega a ella, pero no sin antes pasar por una irrefrenable inestabilidad. En los últimos cuatro años he trabajado en once centros educativos, en ocho localidades diferentes, desde once meses a cinco días, y el 31 de agosto me volveré, un año más, a la puta calle y a esperar que me vuelvan a llamar (desde 2008 siempre lo hacen). Ya sabía dónde me metía y no me arrepiento, pero ser funcionario en el siglo XXI no es nada fácil, y las críticas populares más me parecen una pataleta envidiosa que una solución objetiva.
Luego están los que de verdad tienen: Los bancos, los deportistas de élite, la nobleza, la realeza y demás parásitos, y especialmente los políticos. Estos son los que de verdad están reventando el país. Los que viven del cuento. Los que siempre salen en la foto. Los que cobran unas jugosas dietas por firmar, asesorar o presentarse a cortar una cinta de tela. Ésos son los que nos están timando. A mi dejadme en paz, que bastante tengo con explicarle a tu menganito, con todas mis tablas, pedagogía, experiencia, delicadeza, psicología, asertividad y horas de resolución de conflictos en el aula, que no puede llamar a su maestro “vaya profesor de habas” por mandarle sentarse.
¡Buff! No ha quedado títere con cabeza... Totalmente de acuerdo en todo.
ResponderEliminarUna maestra interina (en paro el 30 de Junio... si hay suerte!). Que está TOTALMENTE de acuerdo con TOOOODOOOO lo que dices...
ResponderEliminarQue para llegar donde queremos tu y yo llegar nos lo vamos a tener que trabajar muchiiiisimo (a ver si se valora de una vez!).
Totalmente de acuerdo Dry, no soy funcionario, pero tengo grandes amigos que lo son y se lo que trabajan, trabajan y mucho.
ResponderEliminarAnimo.
Un abrazo.
Te ha salido redondo.
ResponderEliminarYo creo que ser funcionario está de p.m. y se vive de lujo, pero es verdad que no se cobra tanto como hace años.
ResponderEliminarLo de las vacaciones no, ¿eh?
Cuando los profesores de instituto tienen dos meses y medio de vacaciones es porque en realidad necesitarían cuatro meses porque para aguantar a algunos adolescentes.... ¡Tela!
ResponderEliminarYo soy funcionaria y me duele que la gente se alegre de que me recorten el 5% y me tachen de vaga, caradura... No tengo nada que ver con todo eso; es más estoy bastante estresada en mi trabajo y a veces me pregunto si valdrá la pena... a toda esa gente les digo: "cuando veas las barbas de tu cecino cortar, pon las tuyas a remojar"...
ResponderEliminarEs verdad que el resto de gremios cobra un sueldo mayor para la misma categoría profesional, precisamente para compensar esas vacaciones, o sea que si tenemos muchas están bien prorrateadas. Si no, que cojan a los ingenieros, les den un mes más y les quiten 600 € al mes de sueldo como a nosotros.
ResponderEliminarVenga ya, hombre
No te inscribes en el concurso de 20minutos??? (no me falles a la cita!!! ya estás tardando!!!!!!)
ResponderEliminarUn Beset!!!!!!!!
Una cosita... mi blog no carga bien, no se ve como antes, al menos desde mi ordenador, y no puedo pasar a las páginas siguientes (con las flechas que tenía abajo) puedes mirar si a tí te pasa lo mismo en mi blog porfa???
ResponderEliminarSi es así... qué tengo que hacer?????????? GRACIASSSSSSS!!!!!!!!!!!!
Encar, siento meterme quizás donde no me llaman, pero he estado en tu blog y va estupendamente, o sea que tranki!
ResponderEliminarMuxuss, Besoss!
La verdad, Encar, es que para visitar tus entradas antiguas tengo que ir al archivo mensual. No veo los botones de Página principal o de Entradas Antiguas. Si te refieres a eso, prueba algo de esto:
ResponderEliminar1) Que tu explorador esté sin actualizar (prueba a actualizarlo o a usar Firefox o Internet explorer, según cual uses habitualmente).
2) Que tengas mal configuradas las OPCIONES del explorador (ya sabes, javascript, cookies, ventanas emergentes).
3) Todo lo contrario: Que se te haya actualizado el explorador a una versión no compatible con tu equipo o con algunos programas.
4)Supera mis obtusos conocimientos informáticos, pero mi amigo Arkaitz, que ya os habéis presentado, tiene pinta de tener más idea que yo del tema. Abusa de él que seguro que se deja.
Siento no poder ayudarte más, pero yo soy de los que elimina los virus formateando el disco duro, cosa que haré en cuanto acabe de opositar.
Besos para ellas, abrazos para ellos
Por cierto, Encar, gracias por avisarme del concurso. Este año pienso doblar mis votos (de 2 a 4) :)
ResponderEliminarRespecto a los funcionarios, totalmente de acuerdo. Cada vez se me pone más mala hostia ya no sólo por las perras sino por que se me rían a la cara o les parezca estupendo el zapatazo, cuando llevo dos meses sin dormir en condiciones por culpa de las putas oposiciones. Si es que me hago mayor para esto ya, joder, que estudiar es para jóvenes y no para los que seremos cuarentones antes del próximo mundial.
Y mientras los ricos ricos seguirán...
ResponderEliminarJajajaja!!! Muchiiisimas gracias a Arkaitz y a ti. Lo malo es q no me funciona bien en ninguno de los 3 ordenadores, así que no va a ser cosa del explorador... o como se llame. (ya se me ocurrirá algo).
ResponderEliminarEstoy seguuura de que doblarás tus votos.
Por cierto... cómo nos descubrimos tu y yo???????????
Tiempos difíciles los que corren... completamente de acuerdo con tu crítica, no se puede comparar y generalizar a un administrativo de esos de aprovecho las horas del trabajo para ir a hacer la compra y pasearme por el mercadillo, que con el resto de funcionarios... a ver si pasa la crisis esta ya, que está cansina...
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡¡¡¡¡