domingo, 17 de enero de 2010

El club de la mentira (2ª Sesión)

2º SESIÓN

DANI: - ¿Es tu primer día?
BALTA: - Sí.
WENCES: - Hola, soy Wences, coordinador de la terapia. ¿Cómo te llamas?
BALTA: - Baltasar, podéis llamarme Balta. Oye, ¿qué nombre es Wences?
CUSTO: - Es Wenceslao. Yo soy Custo, de Custodio. Estos son Dani, Merche y Matthews. Falta Fran, que no creo que tarde.
BALTA: - Pues mucho gusto. Encantado de conoceros.
CUSTO: - Unos putos huevos. ¿Quién cojones eres?
BALTA: - ¿Cómo?
WENCES: - Pues que no sabemos cómo has llegado aquí. ¿Qué persigues?
BALTA: - Pues participar de la sesión y eso.
CUSTO: - Ya, so listo. ¿Sesión de qué? ¿Saco la guija? ¿O nos hacemos unas pajillas? ¡Quién coño eres!
MATTHEWS: - Cálmate, Custo.
CUSTO: - No, Mat. Este tío se ha colado aquí sin ser invitado. ¿Qué quieres, echarte unas risas o desvalijarnos, eh, tío mierda?
BALTA: - Pero, pero si yo no…
WENCES: - A ver, Baltasar. Como supongo que no eres un rey mago tendrás una explicación para tu inesperada presencia aquí…
MERCHE: - Lo que está claro es que no has seguido el procedimiento habitual.
MATTHEWS: - ¿Cuál es el procedimiento habitual?
WENCES: - Contactar conmigo por correo electrónico como habéis hecho todos, menos Balta.
BALTA: - Es que no sabía que había que hacerlo. Sólo quería saber.
DANI: - ¿Cómo te has enterado de que existe esto entonces, si no has leído el anuncio del periódico, eh chatín?
BALTA: - Vale, vale. Me habló de esto un amigo.
WENCES: - ¿Qué amigo, pimpollo? Escúpelo antes de que llame a la autoridad y te metan un paquete por allanamiento de mi local.
BALTA: - Está bien. Un amigo de Fran.
CUSTO: - ¿Y cómo te vamos a creer si Francisco no está aquí hoy?
BALTA: - Oye, mira, está claro que no soy bienvenido. Joder, he venido aquí porque me lo dijo una persona muy cercana a él.
CUSTO: - ¿Quién?
BALTA: - Su novio Richi.
WENCES: - Pareces molesto. ¿No querías soltarlo?
BALTA: - A ver, es que lo de Richi y Fran hay gente que no lo entiende.
DANI: - Mira, Balta. Aquí no hay secretos. Es lo que tiene esto de bueno, aquí todos dicen la verdad.
BALTA: - Entonces estoy en el sitio correcto.
MERCHE: - Aún no sabemos quién eres ni qué quieres ni cuál es tu relación con Fran.
BALTA: - A Fran lo conozco hace tiempo, pero de quien de verdad soy más amigo es de Richi. Él me ha hablado de este sitio.
CUSTO: - Pero qué dices, hombre, si el pavo ese no sabe que existimos.
BALTA: - Te equivocas. Hace un par de días que sabe que Fran viene aquí a terapia. Al parecer han hablado. De hecho, si yo estoy aquí es porque Francisco le recomendó a Richi que me mandara.
WENCES: - Pero es que así no se hacen las cosas, Balta.
BALTA: - No, si de eso ya me he dado cuenta. Perdón por molestaros.
MATTHEWS: - Venga, Balta, no te enfades. Es sólo que nos ha pillado a todos de sorpresa. Esto es algo restringido y así debe seguir.
CUSTO: - Bueno, y ¿qué tripa se te ha roto?
BALTA: - No tengo valor para afrontar mis problemas con madurez.
MERCHE: - Está bien. ¿Quieres empezar?
BALTA: - Prefiero que sea otro. Estoy un poco ofuscado con tanto interrogatorio.
DANI: - Te pedimos disculpas, Balta. Si eres sincero, respetas a los demás y eres discreto aquí eres bienvenido.
BALTA: - Gracias, David.
DANI: - Dani, soy Dani como las conservas.
WENCES: - Venga, ¿quién va pues? Que ya hemos perdido casi un cuarto de hora.
MATTHEWS: - Yo quiero hablar, si me lo permitís.
MERCHE: - Claro, Matthews, aún no conocemos cuál es tu debilidad.
MATTHEWS: - No sé conducir.
CUSTO: - Vaya historia. ¿Y?
MATTHEWS: - Pues que soy conductor de autoescuela.
WENCES: - ¿Cómoooor?
DANI: - Pero eso no tiene sentido, Matthews. Los alumnos se quejarían.
MATTHEWS: - No lo saben.
MERCHE: - Pero vamos a ver, Matthews, a ver si me ha dado un jamacuco por culpa del gripazo que llevo. Entonces, ¿cómo conduces?
MATTHEWS: - No conduzco. Las clases las empiezo en el garaje y el coche me lo deja preparado el guarda, que se pega toda la noche moviendo los vehículos pa’ke quepan todos en esa caja de cerillas. Yo me siento de copiloto y los chavales arrancan el coche.
CUSTO: - Pero a ver, Matthews. ¿Cómo vas a ser profesor de autoescuela y no saber conducir? ¿No ves que es absurdo?
MATTHEWS: - No, no lo es. Sé cómo se conduce, me conozco todas las putas señales y todos los giros y callejones de esta ciudad. Manejo los pedales con bastante soltura. Es sólo que no sé llevar un vehículo. No he cogido un volante desde hace veinte años. En teoría sé cómo se conduce pero no puedo hacerlo.
MERCHE: - Pero, ¿es seguro ir contigo en el coche?
MATTHEWS: - Nunca hemos tenido accidentes. Lo peor que me ha pasado fue una cría que se comía al de alante y tuve que frenar con brusquedad.
WENCES: - ¿Y os chocasteis?
MATTHEWS: - No. Lo único que la chavala se puso a llorar y se bajó del coche mientras todos pitaban porque obstaculizábamos el tráfico. Me puse histérico. Cuanto más le gritaba a la chica diciéndole que se montara otra vez ella más lloraba. Yo sin embargo era inflexible. Estaba aterrorizado ante la idea de coger mi trastomóvil y llevarlo a casa. Tanto que le chillé más fuerte hasta que se volvió a meter. Le dije que si no arrancaba ella sola jamás conduciría en su puta vida. Y la pobre cría tragó mocos, encendió el motor y me salvó el culo entre amargas lágrimas. Aprobó poco después y me abrazó con gran emotividad. Me dio las gracias por no atender a sus sofocones y obligarla a superar sus miedos. Me confesó que yo le parecía un hijodeputa hasta que comprendió que lo hacía por su bien. En aquel momento me sentí un grandísimo montón de mierda despreciable y ruin, pues yo sabía que mis intereses eran solamente no enfrentarme a mis temores aunque la niña temblara de pánico. Mi cobardía la hizo madurar todo lo que yo no he tenido cojones para hacerlo. Sentí envidia por ella y asco por sentir su afecto incondicional cuando merecía una patada en los huevos. Después continué dando clases teorizando cómo hacerlo y siendo incapaz de conducir a efectos prácticos.
DANI: - Pero, ¿y nunca te hacen coger el coche para cualquier cosa?
MATTHEWS: - Siempre lo llevan los chicos. Yo siempre digo que estoy hasta el gorro de conducir. Lo mueven de puerta a puerta. Si hasta les hago volver conduciendo a los que han suspendido el práctico. Soy un gusano inmundo y no merezco vivir.
CUSTO: - No te tortures, Matthews. Aquí todos tenemos cosas que confesar.
MERCHE: - Sí, todo lo que escondemos en la vida real.
WENCES: - Por eso somos el club de la mentira.
MATTHEWS: - Ala pues.

4 comentarios:

  1. Anda¡¡ Ya la segunda parte¡¡ Me ha encantado. Me recuerda un poco al psiconauta.

    ResponderEliminar
  2. Glups... Porque ya me he sacado el cannet, que si no después de ésto no me hubiese sentido seguro del todo con mi profesor de autoescuela... una historia genial y sorprendente, como siempre... qué esconde el resto?¿

    dirty saludos¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  3. jaja,..muy bueno,..y pensar que yo cada vez que veia a un profe de autoescuela pasaba tan campante por delante de su coche, por eso que destilan seguridad, comprendes? Le preguntare si se llama Matthews. ;)
    Saludos Dryw

    ResponderEliminar
  4. wau...O_o
    no m fio de Balta...seguro que lo ha metido richi de topo,....

    Un besoteeeeeeeeeeeeeeeee!! y sacanos de dudas!!;)

    ResponderEliminar