sábado, 4 de mayo de 2013

Todos tenemos algo

Pero si esperas una jeringuilla de autoestima, un “siempre serás el mejor en algo”, una magia especial que te haga único y especial –casi nada– frente a la vulgaridad reinante; si crees que entre los siete mil millones de personas y políticos que habitan el orbe tú y sólo tú tienes ese algo… pues muy bien, pero yo no me refería a eso.
A ver, no me entiendas mal. Seguro que eres un luchador y que tu abuela no estaba del todo equivocada, que sin duda apuntabas al título de mejor amigo del barrio, vecino más guapo, mejores calificaciones en semana de gripe escolar, campeón de guiñote (seis participantes) y cliente un millón en el Mercadona. Fijo que eres un tipo singular y haces malabares con huevos crudos sin cáscara. Eso no te lo discute nadie. Yo pensaba en negativo.
El ser humano tiende a reforzar su desgracia comparándose con el vecino y llegando a la equivocada conclusión de que el otro vive mejor, tiene más, ha triunfado donde uno mismo no, posee mejor dentadura, sus hijos son más rubios, su trabajo más reconocido o su vida más interesante. Todo falso. Lo que hacemos es simplificar hasta el extremo un atisbo de vida ajena llenándola de obviedades erróneas. Nadie es perfecto, ninguno vive sin fisuras. Todos flaqueamos en algo, algo falla.
Valorar ya si ese algo es más o menos crucial, o permite una existencia más o menos cómoda es absurdo: dependerá mucho más de la actitud personal que de la carencia en sí. He visto personas talluditas ahogarse en un vaso de leche con cereales que valían de flotador y a niños indefensos salir ilesos de circunstancias aparentemente imposibles. Pero es de una ingenuidad terrible –y muy poco enriquecedora– convencerse de que el de al lado vive mejor y no tiene problemas, porque lo mismo su hija se está haciendo talibán, él sucumbe a las tentaciones de la ludopatía o un ERE gigantesco amenaza su existencia feliz. En todas las partes cuecen habas, todos tenemos un familiar insoportable, renegamos de nuestro trabajo a menudo, pensamos que antes nuestra vida social era más plena o nuestra tripa más rectilínea. Los achaques, males de amor, penurias laborales, dolencias crónicas, hijos que se tuercen y momentos que nos hastían son comunes a todos. Seguramente, si pudiéramos bucear de verdad en las miserias ajenas y hundirnos en su fango, volveríamos a nuestro barro a bañarnos convencidos de que es un jacuzzi lleno de burbujas jabonosamente deliciosas.

6 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, todos flaqueamos en algo Drywater, siempre falla algo...¿A quién queremos engañar?, no sé porqué pero la respuesta que siempre me viene cuando hago esta pregunta es a nosotros mismos, y el auto-engaño tiene aún más delito que el hecho de aparentar que todo está bien y que somos jodidamente estupendos.

    Un abrazo

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  2. Todo es producto de la envidia. Si hay una característica que define al español, es que es envidioso por naturaleza. Sin embargo tienes razón, en todos los sitios cuecen habas, y más ahora que estamos en temporada. Y el que esté libre de desgracias, que se ate una piedra al cuello y se tire al mar.
    Salut

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  3. Sólo puedo poner esto

    http://www.youtube.com/watch?v=jy9wHHm7_8Q

    ;)

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  4. Una vez más tienes toda la razón.

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  5. Ay!, que razón tienes Dry. Mira, te cuento. Desde hace tiempo voy por el mundo diciendo que estoy triste, melancólico, que noto una sensación griposa, con dolor en el pecho y que creo tener algunas décimas pues me siento febril. Que mi casero me persigue y me tengo que disfrazar para entrar en casa para evitarlo..y cosas así. Pues no te puedes imaginar lo mucho que se alegran algunos. Lo noto en su mirada y también que al dejarme, veo como cogen enseguida el móvil para contárselo a otro. No falla. Todos los que me han parado y les he contado lo que arriba he puesto, se marchan contentos y alegres, y como tu dices a seguir con su puta vida de mierda, que engañados por mi, sera menos puta mierda pensando en la mía. Si en el fondo soy un bendito. Si voy haciendo el bien por el mundo. Tienes toda la razón Dry.

    Un abrazo, genio!

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  6. Así es, tendemos a mirar lo de los demás sin saber absolutamente nada. Las apariencias siempre engañan. Y en lo muy bueno siempre habita algo muy malo que desconocemos.

    Las cosas vienen como vienen, lo importante es saber sobrevivir con lo que nos ha tocado y tener presente que siempre habrá cosas buenas y cosas malas. Hay que dejar que lo bueno tape lo malo y no al revés.

    Un abrazo.

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