miércoles, 4 de julio de 2012

El opio del pueblo

No pasa nada si el copago sanitario empieza por el sintrom y acaba por las consultas de atención primaria a 100 euros. Tenemos a La roja reventando el fútbol europeo. Si los jubilados cobran pensiones de 450 euros para pasar el mes, seguro que Iniesta dona sus 300.000 euros para llevarles Kalise para todos. Los bancos se van al garete y sus dirigentes se despiden a golpe de talonario –yo también quiero quedarme en el paro así, cobrando una obscenidad de millones–. Pero no problem. El tiki-taka no se acaba. La destrucción de empleo ya es masiva, contagiosa y con graves efectos secundarios. Menos mal que hemos ganado la Eurocopa. Te quitan el piso, gol de Torres. Te echan de tu puesto, paradón de Iker. Nos rescata Alemania, eliminamos a sus verdugos. Treinta adolescentes en una clase, Arbeloa corriendo la banda. Sube el ibi, la gasolina y el IRPF, regate de Silva, centro de Navas y remate de Llorente. España se va a la mierda, la selección toca la gloria.
No tengo nada especialmente en contra de los futbolistas profesionales. Contribuyo a su enriquecimiento personal tragándome los anuncios de la tele pre y post deportes y los comerciales del Marca, paradigma de la objetividad futbolística –el periódico, no la publicidad. Me gusta el fútbol y dos veces al día me detengo frente al escaparate balompédico. Pero ya. Me siguen pareciendo unos millonarios privilegiados y endiosados. Gente que acaba grillada cuando se apagan los aplausos, y en muchos casos, arruinados de tanto malgastar. Personalmente opino que hay gente mucho más heroica a la que admirar: un bombero, un profesor, una enfermera, un ama de casa trabajadora… Tampoco considero a los jugadores culpables de nada. Si el vulgo paga, ¿por qué quitar la mano del grifo de oro? El rollo este es un negocio millonario, un circo romano lleno de gladiadores patricios, y quien genera las perras son los que trabajan en pantalón corto y medias de algodón.
Pero hay cosas que no comprendo. No entiendo que un atajo de frikis se chupen 29 horas de autobús para animar a la roja. Pero, ¿estáis gilipollas o es que os sobra el tiempo y el dinero? No me jodas. No puedes tener suficiente pasta para semejante periplo. O si la tienes, deberías estar trabajando. Sólo queda una posibilidad. Has ahorrado todo el puto año para jalear el nombre de tus ídolos durante 93 minutos. Te has gastado las vacaciones de verano para semejante atrocidad y para colmo no has dormido una mierda. Y aún estarás feliz. No tengo nada más que decir. Si gente como tú hace de este deporte lucrativo su vida, nos tenemos bien merecido irnos al fondo del baúl económico mundial.
No puede ser. Tiene que ser que mucha gente va sobrada de guita. La opción anterior no me entra en la mollera. Me parece inverosímil. Y así nos va la historia. Mientras retrocedemos sesenta años en el tiempo en calidad de vida, en políticas sociales, en condiciones laborales, en derechos irrenunciables, en excelencia educativa, en atención médica, etc, la plebe se consuela con los cuatro pepinos que les hemos metido a los italianos. Parece como si en tiempos de máxima tristeza estas pequeñas victorias nos rociasen con un revitalizante suero de la esperanza y todos nos sintiéramos vencedores, por un instante, por un suspiro, gritando al viento que estamos en la cima del mundo. Pero qué coño me estás contando. Sois unos putos cobardes. No sois España. No habéis empujado esos balones. Esos once ninis con elástica colorada no os representan. Os dirán que son la furia española y que llevan el sentir de un pueblo, el carácter y la raza de un país. Y una mierda. No representan nada. No saben lo que es sufrir ni lo sabrán nunca. Son futbolistas de élite. Nada más. Once tipos que son los mejores en su trabajo. Conozco mucha gente que son los mejores en su trabajo y no les pagan un carajo, ni corean sus nombres, ni ruedan anuncios regalando helados. Incluso los echan por haber llegado los últimos. No, los peloteros no tienen la culpa de nada. No se merecen la admiración popular, pero tampoco son culpables de su suerte, sólo beneficiarios. Los malos son los de a pie, los que pierden el culo por endiosarles, los que prefieren que España gane la Eurocopa a encontrar trabajo. Los que se suben a un carro ganador del que nunca han tirado. Aquellos que chupan la épica de otros porque son incapaces de hacer algo heroico por sí mismos. Perdedores que quieren salir en la foto, que alimentan las victorias de otros pensando que así también ganan ellos. Sólo es fútbol. El opio del pueblo, la diversión zafia que os obceca y nubla la vista frente a los verdaderos problemas, esos que no vais a solucionar, pero que seguiremos sufriendo: el hambre, la injusticia, la corrupción, la falta de oportunidades, el odio, el futuro criogenizado, la desigualdad, la enfermedad, las drogas.  
Mientras celebramos nuestras victorias de paja se nos quema el cobertizo. El país arrastra una de las situaciones más difíciles de los últimos muchos años. Yo no veo que esta felicidad pasajera nos ayude en nada. No siento que este chute de lirismo mítico,  de machada legendaria nos insufle ración y media de coraje, de inyección monetaria, de creación de empleo estable. Sólo invita a un rol pasivo, a contemplar una película donde ganan los buenos, a sentirnos parte de algo muy grande, a aplaudir los malabarismos de las focas mientras seguimos siendo nadie en nuestro asiento de tercera fila. Hacer de este espectáculo una pasión es una manera fácil de evadirse, de escapar de un inevitable abrazo con nuestro destino al que, con un poco más de clarividencia y esfuerzo, podríamos retorcer a nuestra conveniencia. El fútbol debería inspirarnos para afrontar nuestros propios partidos con humildad y trabajo. En lugar de eso, tan sólo fomenta el botellón y el espíritu lúdico-festivo. Vivir el sueño de otro y brindar por él. Vaya una tristeza de vida.  

7 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes. El grado de debilidad mental de este pais es impresionante. El domingo en la radio hablaban, con orgullo, de aquellos aficionados que habían "renunciado a sus vacaciones" para ir a ver a la puta Roja.

    Que digo yo que si uno se apreta varios miles de kilómetros y de euros en irse allí será porque quiere, se lo puede pagar (o no) y además decide que sus vacaciones serán en Kiev en lugar de en Salou.

    Yo, desde luego, sigo teniendo los mismos problemas gane o pierda la selección Ejjjpañola, por la que, por otro lado, no me siento representado.

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  2. Me encanta el fútbol. pero que me digan que un puñado de personas que no tienen ni idea por lo que está pasando el país son mi ejemplo a seguir me rebela. Y que el Telediario de una televisión pública se pase 40 minutos mostrando como bajan del avión y se suben a un autobús (la normalidad debe ser eso..) directamente me resulta humillante...en fin.

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  3. "No tengo nada especialmente en contra de los futbolistas profesionales." Pues yo con el tiempo ya no sé que decirte, me cuesta controlarme XD!!!
    La verdad es que ya les tengo una manía... a ellos, a lo que les envuelve, al negocio que hay montado en torno a semejante soplapollez...¿que se le curran? pues sí, no voy a decir que no, pero joder...es ocio. Y que en tiempos difíciles el ocio mueva tal cantidad de dinero es tan común como vergonzoso. De hecho en psicología se estudia a los aficionados del fútbol a parte, bajo un síndrome denominado "brillar con la gloria ajena"...exactamente eso es lo que hacen los seres que no tienen luz, brillar con la ajena.
    La Roja... sí, las cuentas están números rojos sí...y eso no es una victoria precisamente.
    Un abrazo inmenso!!! Una vez más me quito el sombrero señorito :)!!! Siempre salgo maravillada de aquí!!!
    Favole

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  4. Pues por todas estas cosas y alguna más me negué a ver ningún partido de la Eurocopa, no voy a participar en este circo que se han montado. Suscribo todas y cada una de tus palabras porque las siento como escritas por mi...yo tampoco entiendo nada, ni toda esa euforia, ni que alguien sufra porque gane uno u otro...Creo que las cosas que de verdad importan en esta vida les preocupan a muy pocos o a nadie y eso me entristece...

    Jamás he visto tanta gente en la Gran Vía o en Cibeles, ni siquiera cuando el 15M tomó las plazas...

    En fin. Espero que al menos sirva esto para despertar conciencias.

    Un fuerte abrazo.

    Oski.

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