![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTZ48AxB7LzBmNcpGGCTPMb81FFB3YdEh88Ck1m1FjGh6Nc89Yup5aAkBefsIzxZ_In6yQufr0pdHBec4XeD0PBboK7OmnC-6szLETQiQTvR8uspaSFODCK_jSlAkQH9ndAN6M4OLaLq-u/s1600/pp.jpg)
Del 24 al 6, y antes, si
incluimos las cenas de empresa de recomendable asistencia, los actos sociales
se aglutinan hasta petar el calendario.
Para empezar, los niños, si los tienes,
piden comer diversión y entretenimiento. Ofertas no faltan en 2013, pero hay
que llevarlos o, en el mejor de los casos, pagarles la juerga. Olvídate de otra
cosa que no sea ver la última de Disney en 3D con asientos giratorios y sonido
megadolbysurround envolvente con esporas acústicas y toda la chiquillería del
barrio copando la sala.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin4M-xTIv48QCnd4IuLfkmjTJqMeNljAnd-9OZioD91LalUOHBhsNnERuIzuVgvZm0PLru9R2cEEw0tCbSDTOxdAk8xixOv4PcLJisD-0XX_ZgxPB_-WztHzThBh8-h5K_Ed45ngBfzUKj/s1600/nnn.jpg)
No tienes niños o en un acto de
lucidez los ahogaste en el río. Bien. Algo has ganado. Pero no mucho. Aún te
queda la cena de las cenas, el día de la familia, la noche de las zorreras y la
gran resaca del año;
eso sí, estratégicamente enlazadas de dos en dos para que
la saturación sea puntual. Desgraciadamente, las reuniones gastronómicas no
acaban allí. Como si fuera poco empacho –me refiero al de familiares que no te
apetece ver, no al de langostinos que miraste con lasciva apetencia–, todo
quisque quiere verte esos días. Pero Drywater, que eres un antisocial, un
rancio, un sociópata.
¿Tanto te cuesta tomar un café con aquellos a los que
aprecias? No. No me cuesta. Pero has dicho uno. Acepto hasta tres. Pero nunca
son menos de cinco. Tampoco vas a agruparlos en un pack único, imposible y
dispar como si fuera tu propia boda, claro.
Y ya se sabe: hay gente con la que repetirías reunión todos los días, y personas con la que lo harías todos los años, bisiestos incluidos. Por algún morboso motivo los sujetos con los que más te aburres o más a disgusto estás, si no son la familia política, son personas que adoran quedar contigo. Y viceversa, evidentemente. Cuanto más te priva estar con alguien, probablemente más le cansa a él.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVSLY1p0ejtxacVv3CBwsQw9Dl98ZjqHWBcBWMs1APUMMaV374gqKrhbXgKTV5Je7rhriWaAGlz5oHKH0kpustvlgA46CL0G0jJz1teslp0afopDZt-4OLFf7yv-01eRVxxJr5n1LJg96Q/s1600/laga.jpeg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-2oId-Dk1gROEestNCXUlxJdZCxZj1fr7xF7u0NW5mPs9yTO7LuJHpIFk4FCEhLqa85ftaq_VfXh6s5UOKcJDGHcETRax2fVWj4HzchHH0ahG6APZZdT6bCTK_aLYAmh1LIEWK_Uj2eUY/s1600/euros.jpeg)
Y ya se sabe: hay gente con la que repetirías reunión todos los días, y personas con la que lo harías todos los años, bisiestos incluidos. Por algún morboso motivo los sujetos con los que más te aburres o más a disgusto estás, si no son la familia política, son personas que adoran quedar contigo. Y viceversa, evidentemente. Cuanto más te priva estar con alguien, probablemente más le cansa a él.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYrljavJQMLEyX05G5i6coCaeKKv7k4cJ166_B1l9Vp7jZbh0NAdtDeSWWSsthT_zaw6JoNg3Ge9LzcJA9S-MSi0M7nN3GIroi1h-JSdEtuGFXs3PsTCm-w5jk4gpeRF5ADXPe1MjwWyS-/s200/rm.jpeg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3fMjHKqbSLN-2We4w5tiaMtfTA6w08jYuGOmxvlgC4Fp9_HrwAm83G3AwTryKglA9beobj28veD1qsZwZMrioYjjs0l6NVPPMqkTMfpGOvLb_rvvXH_q8O4M7jhsc7oCNZogMdbdrkpWw/s1600/sspoing.jpeg)
En fin, sé que las convenciones
navideñas son una rémora y que nunca me libraré de ellas, pero moriremos
matando.
En casa ya hemos conseguido minimizar los regalos hasta convertirlos
en chorradas estúpidas del Todo a un euro. Eso sí, la sobrinada seguirá
pidiendo su sangrienta ración de papanoeles y reyesmagos, y ningún poder fáctico
podrá cambiar eso, salvo el padre Cronos. Ése arrampla con todo y los hará
mayores de edad. Otra cosa es que le cueste un montón de años salvarnos de
regalar caprichos a los mismos niños. No pasa nada. Vendrán otros. La Navidad consumista nunca
morirá.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaeRyArTOXQXlQFEMCbBneXiI01fOLzdpJSON7fj-xLqQ-L4Zq6orupVO9QvfVCfRAmnGRykvb6W0-WzA98QYTrxLDSUZEqnFZoa7aHNfq-HEk2o0EH0vOXmUnzii7KYGSHRV6MVqGNxM2/s1600/cc.jpg)
Te noto Dry!....como te diría,...como con poco espíritu navideño. Poco espumilloso. Como un abeto sin luces,....jajajaja...es broma y te comprendo.
ResponderEliminarDurante años nos han estado dando forma, domándonos como animales circenses. Somos....Drones teledirigídos vía satélite para el consumo, para dejarnos en los mostradores lo que previamente nos han recortado. Y somos conscientes de ello, pero creo que el ser humano esta dotado de alguna válvula que la cerramos para poder soñar durante unos pocos días. Si ese sueño nos hace felices, bienvenido sea. Sinceramente creo que lo necesitamos. O sea mi querido Dry, siendo consciente de mi papel de Dron y con espumillón colgándome de las orejas, te deseo un Feliz Año Nuevo.
Un abrazo!
Opino que no, que nunca morirá y que seguiremos año tras con las mismas tradiciones consumistas. Sólo nos queda esperar que toda la sobrinada cumpla los 18. Ains señor.
ResponderEliminarHace un frío que pela... por estos lares. Hay peña que va conformando otras convenciones navideñas y se va nada menos que a Punta Cana para tumbarse a la bartola debajo de un cocotero y hacerse así a la idea de que son ricos por tres días. Con su pan se lo coman. Con lo a gusto que se está al calorcito del hogar y del griterío de los niños.
ResponderEliminarSalud y buen año
Amén.... Nunca morirá...
ResponderEliminarUn abrazo