Aquella tarde la biblioteca
triplicaba sus usuarios. A la habitual comparecencia de Patricio Márquez devorando
las enciclopedias de “Peces del Sáhara” y “Cebras codificadas” se unían
Princesa Disney y Pincho Moruno. Los dos reclusos intercambiaban información
ante el inusual silencio del ex-agente de la $GA€.
–La fuga será hoy –dijo Princesa.
–¿Hoy? ¡Qué pereza! –replicó
Pincho–. ¿No puede ser mañana?
–No. Ha de ser hoy. El cuadrante
dice que el cambio de turnos nos favorece, porque echan partido de la Eurocopa y no mirarán los
monitores.
–Tanto fútbol marea.
–Sí, pero gracias a eso los
guardias estarán despistaos.
–¡Qué dices! ¿Con Márquez aquí?
No pienso. Nos acusaría de plagio a “Cadena Perpetua”.
–Matamos a un par de presos y nos
cambiamos por sus cadáveres para que nos saquen en el coche forense.
–Ni hablar, Pincho Moruno. Eso ya
salió en “El conde de Montecristo”. La $GA€ nos fundiría otra vez.
–¿Tirolina por encina del muro?
– “Tango y Cash”.
–¿Huida en moto?
– “La gran escapada”.
–¿Vuelo en globo?
–Me rindo, Princesa Disney.
–Yo no.
Princesa Disney y Pincho Moruno
alcanzan el patio sin dificultad. Sobre el grueso muro de 3 metros de grosor vierten
dos ácidos inofensivos por separado pero altamente corrosivos mezclados. Pincho
orina certero sobre las piedras y Princesa echa Coca-cola en el mismo punto. El
muro se derrite como si fuera de hielo. En pocos segundos corretean como galgos
o podencos por los prados alcalá-mekenses.
No consiguen recordar cuántas
horas llevan escapando, pero deciden parar. Han llegado a un polígono
industrial y están a salvo. De repente, unos zapatos negros impecables acaban
unas piernas infinitas entre las cuales se recorta su sorpresa y asombro. Los
han encontrado. Ante ellos, Patricio Márquez, inmaculadamente trajeado, saca la
libreta de multas que lleva siempre en el bolsillo de la chaqueta.
–Habéis cometido un delito contra
la propiedad intelectual, Princesa Moruno.
–No me jodas, Márquez. Nos hemos
fugado de manera original.
–Cierto, buitre –añade Pincho–.
No hemos cometido plagio alguno en la fuga.
–Ahí está el problema. Durante
vuestra conversación, ésa que deliberadamente habéis trazado en mi presencia,
habéis empleado los términos “la fuga, pereza, marea y despistaos”. Debéis
saber que son los nombres de cuatro grupos punteros de rock urbano. Y todos
están registrados. No podéis usarlos en vuestras fug… evasiones. Son 180 euros.
–No me fastidies, Márquez.
–Cada uno, Princesa Disney.
–Oye, Márquez –inquiere Pincho
derrotado.
–Dime, Pincho Disney.
–¿Cómo cojones lo has hecho para
fugarte tras nosotros, cambiarte el uniforme prisión por el smoking y
encontrarnos?
Patricio Márquez no respondió. Se
limitó a recaudar los pecunios de la $GA€ y a marcharse con el sol recortado
sobre su sombrero elegante aunque pasado de moda. Por su cabeza solo chapoteaban
los “Sapos de cuento” y las “Ranas con pelo” que se iba a meter entre córnea y
cristalino esa noche. La primera en casa en meses. Aunque tal vez se buscase un
cuchitril. Ahora era un fuera de la ley. Hasta que pudiera probar su inocencia,
sería mejor defender a la $GA€ desde el otro lado. El arte no podía ser
copiado; al menos gratis.
Jope con Patricio!! No se le escapa una!!
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